"Una de las películas de terror japonesas más terroríficas que se han hecho nunca", "Esta es la razón por la que cierro todas las puertas de mi casa", "No la veas solo". Estos son algunos de los comentarios que han escrito en Rotten Tomatoes las personas que han visto Ju-On: La maldición y es que el filme de Takashi Shimizu no es apto para personas sensibles. La película -tercera entrega de la saga pero la más recordada- tiene un estilo muy original y hay quien dice que se inspira en una leyenda urbana japonesa: la tragedia de Oiwa.
Según este mito recogido por el blog squallgallardo, una mujer llamada Oiwa vivía muy feliz junto a su marido, un samurai, y el hijo de ambos. Eran muy pobres pero ella sentía que no necesitaba nada más. Pero un día, la hija de una familia adinerada se enamoró de Iemon y este quiso deshacerse de Oiwa para casarse con su nueva amante. Su plan era darle un veneno muy potente sin que se diera cuenta. Este líquido no acabó con ella, pero le dejó la cara desfigurada e hizo que el pelo se le cayera a mechones.
Al ver que no había conseguido su propósito, mandó a un sirviente para que la violara y así poder tener una excusa para dejarla. El sirviente no pudo hacerlo y terminó confesando a Oiwa el plan secreto. Ella, espantada por lo ocurrido, se suicidó, no sin antes maldecir a su marido. Iemon se enteró de lo que había pasado y mató al sirviente, clavó los cuerpos a una tabla y los lanzó al río.
En la noche de bodas de la nueva pareja, Iemon se preparaba para ir a la cama con Oume, pero cuando se acercó vio que era la fallecida Oiwa. Dado que era un samurai, se enfrentó a ella y le clavó su espada; sin embargo, no se había enfrentado a su ex-esposa, sino a Oume, quien yacía sin vida en el suelo. Al salir al pasillo, volvió a ver a Oiwa y volvió a atacarla, pero, en esta ocasión, se trataba de su suegro. Iemon huyó a las montañas, aunque nunca pudo escapar de la maldición de Oiwa, ya que se le aparecía constantemente. Desesperado por encontrar una solución, Iemon se reunió con el hermano de Oiwa y se batieron en duelo. El hermano se encontraba en clara desventaja y estaba a punto de morir cuando Oiwa se apareció ante Iemon. Este se quedó petrificado y el hermano aprovechó para acabar con él.
Japón es un país lleno de leyendas urbanas y esta es una de las más conocidas. Aunque dicen que Takashi Shimizu se inspiró en esta historia para crear Ju-On, pudo haberse inspirado en cualquiera de los onryō -"fantasma que busca venganza"- que existen en su mitología.
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