Fernando Trueba vuelve a ocupar su papel tras las cámaras para recuperar la historia de la popular actriz Macarena Granada (Penélope Cruz), aquella que empezó en 1998 con el estreno de La niña de tus ojos. Durante los últimos 18 años, el director madrileño se ha atrevido a experimentar con el mundo de la animación a través de Chico y Rita y a viajar a la Francia de 1943 con El artista y la modelo. Ahora, retoma la huida de la Alemania nazi de Julián Torralba (Jorge Sanz), Castillo (Santiago Segura) y Trini Morenos (Loles León), entre otros, para explicar qué ha ocurrido con sus vidas en las últimas dos décadas con La reina de España.
En SensaCine hemos tenido la ocasión de entrevistar al director y de hablar con él sobre la oportunidad que le ha ofrecido Netflix, la necesidad de crear una secuela, la elección de España como escenario de la película y los proyectos en los que prevé participar en un futuro. La cinta protagonizada por los artistas y el director más problemáticos llega a la sala de cine de España este viernes 25 de noviembre.
¿Te has inspirado en la vida real de Penélope Cruz para continuar la historia de Macarena Granada?
Bueno, inspirado no. Yo me imaginé a Macarena y tenía dos opciones: pensar que le había ido fatal o que le había ido muy bien. Entonces me dije: “espero que le haya ido muy bien”. Quizás si he hecho dos o tres juegos con la realidad de Penélope, pero sin dejar en ningún momento de ser Macarena. Creo que lo bonito es que siga siendo la Macarena Granada que conocemos, simplemente que ahora no es la chica que empieza, sino que es una estrella consagrada que tiene mando en plaza.
¿Cuál era la necesidad de hacer una secuela? ¿Necesitabas saber qué había pasado con ellos?
No tenía una necesidad, pero sí un deseo. El decir: “Joder, que bonito sería que se vuelvan a juntar todos al cabo de los años”. Fue una idea que poco a poco crecía a lo largo del tiempo, no lo había previsto ni había pensado en ello en absoluto. Además, lo más bonito es ese salto es que, por un lado, pone distancia entre las dos películas y, por el otro, hace que sea una cinta completamente independiente. Están en otra época, en otro país, a algunos les ha ido mal, a algunos les ha ido bien… Algunas personas que no conocen La niña de tus ojos no han tenido ningún problema viendo la nueva. Yo creo que disfrutas más si conoces la otra y te gusta, pero también puedes ver esta de forma completamente independiente.
¿Por qué has elegido España en los años 50 y no otro lugar ni otra época?
Era un contexto histórico interesante para la película ya que podía enseñar la llegada de los americanos aquí para rodar. Ese momento en el que España llega a la ONU, se acaba el bloqueo… Era una manera de mezclar a la gente del cine español con los americanos, al igual que en la anterior les mezclábamos con los alemanes. He intentado que sea realista en ese sentido, que cuando hablen los americanos hablen en inglés y que cuando hablen los españoles se hable en español. Hay personas que hablan los dos idiomas como Macarena y el ayudante de dirección, pero los demás están a dos velas.
Además de transportar al espectador a otro tiempo, ¿tenías intención de mostrar cómo ha evolucionado el cine desde esa década?
Claro, eso para mí era muy bonito. El invitar a la gente, el llevarles de viaje a un rodaje de los años 50. Eso yo creo que es precioso, ¿no? En el cine siempre es importante que te lleven a algún lado. A veces te llevan al interior de un personaje también. En este sentido, para mí darles un paseo por los platós y por el cine de esa época, me parecía que podía hacer que la gente lo pasara bien. Sobre todo, con los enredos de todos los personajes y el rescate de Fontiveros [Antonio Resines]. Era importante mostrar todo ello dentro de una historia. Hacer que sea una comedia con sus partes dramáticas y sus partes de cine de aventuras, pero que a la vez te ayude a aprender cosas nuevas: cómo se hacía esto, qué pasaba en aquel momento…
¿Por qué has decidido introducir algunos cameos casi imperceptibles en la película?
En el caso de J. A. Bayona es un cameo de amigos, pero también me parecía que me podía dar una pinta cojonuda de proyeccionista. En otro sentido, Juan Mariné hace de portero de los estudios y es el hombre más viejo del cine español. Con 97 años se vino a Budapest, para mí eso es un regalo. Tenía un peso simbólico muy importante. No quería utilizar a un extra o a un actor diciendo una frase y haciendo de portero, quería que fuera alguien muy viejo y que significara algo en el cine. Se lo dije a Marina y cuando le dijeron que si se atrevía venir a Budapest dijo que encantado, que era un honor. Es un ser único y maravilloso, es el abuelo de todos los que hacemos cine.
¿Esa inspiración fue la razón por la que también incluiste a Clive Revill en el reparto?
Bueno, para mí la interpretación de Clive Revill en ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? de Billy Wilder es una de esas que nunca he olvidado. Él está más que genial en esa película, se sale. Yo quería a alguien de más de 80 años para interpretar a esta especia de John Ford y cuando estaba pensando en las opciones me acorde de él y pensé: ‘¿Estará vivo?’. Cuando vi una foto de cómo está ahora pensé que era perfecto, le mandé el guion y me llamó emocionado diciéndome: “¡Ya no se escriben guiones así! ¡No leía un guion así hace 30 o 40 años!”. Es un trozo de historia, un tío entrañable.
Si tuvieses que elegir una película de los años 50, ¿cuál elegirías?
Las dos mejores películas españolas para mí son de principios de los 60: Placido y El Verdugo. En el año en el que se desarrolla la película los de la Nouvelle Vague ya estaban haciendo cortos y escribiendo en Cahiers du Cinema, en Brasil ya se estaba gestado la bossa-nova… Vivían la modernidad más absoluta. En el año 56, Bob Dylan escribió su primera canción. En perspectiva con el mundo, nosotros estábamos retrasados. Así que yo creo elegiría Arianna (Love in the afternoon) de Billy Wilder con Gary Cooper y Audrey Hepburn, esa fue la película con la que por primera vez descubrí lo que era un guion en el sentido de la construcción. Llegue a ver la película dos veces en un solo día cuando aún se utilizaban los programas dobles y fue la historia que me animo a ser un arquitecto del cine.
¿Tienes en mente hacer una tercera película?
Sí, es posible. Aún tenemos que esperar a que pasen unos cuantos años para que haya un salto de tiempo suficientemente interesante. Le he dado vueltas a algunas cosas, pero es prematuro. Lo primero es que estemos todos ahí, algo que me ha parecido un milagro en esta. Y si estamos y a todos nos apetece, entonces lo hacemos. Pero hay que hacerlo por el entusiasmo conjunto de hacerla.
¿Volverías a la animación en un futuro?
Sí, tengo un proyecto de animación en mente. Lo haría con Mariscal por supuesto, porque los dos lo pasamos muy bien haciendo Chico y Rita. Digamos que lo normal es hacer las películas de acción real, pero la experiencia de animación me gusto tanto que creo que hay determinados tipos de historias que son mejores en animación que con actores reales. En esa película tuve unas posibilidades de contar determinadas cosas que cuando la gente me pregunta que por qué no la hice con actores, siempre contesto que si fuese real no la habría escrito igual. Fue escrita para ser dibujada. Es cómo un código diferente, otro idioma.