Encontrar la inspiración
Tal y como informa Vanity Fair, lo primero que hicieron los dos diseñadores fue encontrar una buena fuente de inspiración en la que poder basarse. “Tenían un proyector de 35 milímetros en nuestras oficinas. Así que, tras el trabajo de cada día, pedían pizza y refrescos para enseñarnos películas a las que [Chazelle] quería que se pareciera La La Land: Las señoritas de Rochefort y Los paraguas de Cherburgo, películas que tiene unos colores primarios muy fuertes”, explica Wasco.
El apartamento de Mia
Una de las escenas más icónicas de la película es aquella en la que Mia -interpretada por Emma Stone- y sus compañeras de piso se visten para ir a una fiesta. “Una vez que supimos que las compañeras de piso iban a llevar los vestidos en esos tonos de color, decidimos crear las habitación de la casa para que concordaran con cada una de ellas […] Intenté hacerlo mediante papel de pared estampado. Había una tira verde y blanca en una de las áreas, y luego había otra habitación que era de color amarillo”, explica Reynolds. A ello se añadieron muebles, almohadas y pósteres, como el que tiene Mia en su habitación de la actriz Ingrid Bergman, para que fueran todas diferentes y llamativas tonalmente.
Para contrastar, en aquellas escenas en las que Sebastian -personaje al que da vida Ryan Gosling- está triste y la estética del color era más oscura, como en la del restaurante en el que le obligan a tocar villancicos al piano, decidieron colocar unas luces de navidad muy brillantes.