Lo sé, lo sé. No tiene sentido en una crónica desde Cannes, donde buscas siempre estar a la última para mantener al público al tanto de los posibles hypes del 2017, empezar hablando por una película de 1992. Pero es que fue lo mejor que pasó ayer en el Festival, uno de esos momentos únicos e irrepetibles que ya me acompañarán en mi ADN cinéfilo para el resto de mi vida. Para ser sincero, ni siquiera sabía que tal proyección existía. Fue mi compañero de piso/búnker Xavi Serra -cronistas del Diari Ara- quién me avisó escasos minutos antes de que empezara la proyección: “Se pasa Sin Perdón en la Debussy y la presenta Clint Eastwood”. Venga a correr como locos para llegar a tiempo. Y, uau, amigos, qué experiencia. Eastwood -que el próximo día 31 cumplirá 87 años- salió a escena a decirnos que ese había sido su último western porque le había salido tan bien que, ¿para qué hacer otro? “Pero, ¿quién sabe? Igual ahora hago otro”. Eastwood se quedó a la proyección y servidor, sin poder evitarlo, no dejaba de echarle miradas durante la película viendo como el Eastwood de 2017 miraba al Eastwood de 1992 en la gran pantalla. Veinticinco años de distancia entre ambos. Veinticinco años en el que el cineasta nos ha dado Un mundo perfecto (1993), Los puentes de Madison (1995), Mystic River (2003), Million Dollar Baby (2004), Gran Torino (2008) … Al acabar, el público en pie, aplaudiendo a lo largo de todos los títulos de crédito. Me haría falta mucha más poesía de la que tengo para poder expresar la emoción vivida. Gracias, maestro.
A la gente ya parecía habérsele olvidado cuando arrancó a las 8.30AM la última película de Noah Baumbach, The Meyerowitz Stories (New And Selected), que ésta también estaba producida por Netflix. Tanto mejor, así nos ahorramos polémicas absurdas y nos centramos en la que, a la postre, es la mejor película de su cineasta. Tras años bordeando la obra maestra -Una historia de Brooklyn (2005), Greenberg(2010), Frances Ha (2012)- por fin el cineasta neoyorquino ha conseguido ecualizar lo mejor de su cine en una cinta que tanto remite al Woody Allen de los años 80 -es como Hannah y sus hermanas (1986) en versión masculina- como a la mitificada película de Wes Anderson, Los Tenenbaums (2001). Con un reparto de impresión: Adam Sandler -que está increíble, a la altura de su rol en Embriagado de amor(2002)-, Ben Stiller, Dustin Hoffman, Emma Thompson y Elizabeth Marvel; la película cuenta el entretejido emocional que ata a los hijos de un escultor ya anciano (Hoffman), cuando este es hospitalizado tras sufrir un accidente. Tensión, emoción, drama, comedia… todo ello fluido y perfectamente engarzado mientras vamos descubriendo la historia de cada uno de estos niños grandes que han ido creciendo como han podido, siempre a la sombra de su padre. Cómo molaría que Adam Sandler se llevara el premio a Mejor Actor en Cannes. ¡Vamos Pedro! ¡Sé valiente!
La noche cerró de gala: con la presentación en la sala de Wind River de Taylor Sheridan -guionista de Comanchería- y acompañado de sus actores principales, los “vengadores” Jeremy Renner y Elisabeth Olsen. Mitad procedimental de alto nivel dramático -la película sigue la investigación de la violación y el asesinato de una joven en una reserva india en las montañas-, mitad western nevado -la omnipresente nieve blanca es el patrón estético de la cinta y, por momento, el personaje de Renner, un cazador de fieras salvajes, parece salido de un casting de Budd Boetticher-, y acompañado por una perfecta banda sonora original de Nick Cave y Warren Ellis, la película posee momentos sublimes -el tiroteo del final, un flash-black explicativo que entra como un hachazo a la cabeza- pese a que a veces peca de querer ser demasiado trascendental. Curioso que el personaje Olsen nos remita tanto al de Jodie Foster en El silencio de los corderos (1991), una joven inexperta del FBI que debe enfrentarse a un caso que la supera por momentos y donde el horror habita en cualquier recodo del plano.
Día 0: Un felliniano Arnaud Desplechin inaugura el festival con 'Les fantômes d’Ismaël'
Día 1: Llega el gran cine americano con 'Wonderstruck' de Todd Haynes
Día 2: Netflix, pese a los 'haters', impone su ley con la fabulosa 'Okja' de Bong Joon-ho
Día 3: Violaciones, jeringuillas y kickboxing llenan de sangre 'Prayer For Dawn'