En La seducción, un desertor yankee de la guerra civil estadounidense es acogido en una residencia para señoritas del bando confederado, activando sus miedos y deseos reprimidos, hasta llegar a un punto de fatal violencia. Esta situación, imaginada en una novela A Painted Devil de Thomas P. Cullinan, inspiró a principios de los setenta la película de Don Siegel El seductor, con Clint Eastwood. Casi medio siglo después, el libro conoce una nueva adaptación, ahora con Sofia Coppola tras la cámara, y Colin Farrell en la piel del personaje que encarnó Eastwood, única presencia masculina en un reparto que coronan Nicole Kidman, Kirsten Dunst y Elle Fanning.
No debe extrañarnos, entonces, que la presentación de la película en Cannes, donde compite en sección oficial, se convirtiera en un acto de reivindicación femenina. Según Coppola, “la película de Siegel mostraba ese universo de mujeres desde un punto de vista masculino. Pero me pareció que sería interesante volver a la novela original e imaginar la perspectiva femenina de la historia, teniendo presente en todo momento cómo debía ser para los personajes vivir recluidas en una escuela durante esa época, y atendiendo a las dinámicas que se establecen en un grupo de mujeres de distintas edades. Ha sido muy interesante contar con actrices que se encuentran en diversos puntos de su carrera, y también con Colin, que se tomó bastante bien el hecho de ser nuestro hombre objeto”, bromeó la directora.
El actor, de hecho, se ha mostrado encantado de su participación en el proyecto: “Rodar La seducción ha sido una experiencia increíble. Crecí rodeado de mujeres fuertes y brillantes, así que para mí estar rodeado de estas mujeres inteligentes y profundas, fue un placer. Sofia creó un gran ambiente de trabajo, repleto de una confianza que, como actor, te permite explorar y jugar. Ella y Liv Ullmann son las únicas directoras con las que he trabajado, y fue importante tenerla al frente del proyecto, porque su elegancia y ternura impregnan el resultado final. Eso no impide, claro, que posea una energía creativa bestial”.
Nicole Kidman, con las ideas tan claras como en la presentación de The Killing of a Sacred Deer pocos días antes, ha querido tratar específicamente la cuestión de las mujeres cineastas: “En 2016, apenas un 4% de mujeres dirigió películas que obtuvieron repercusión. Eso es todo, y precisamente por esa razón es fundamental tener a Jane Campion y a Sofia en este festival. Como mujeres, debemos apoyar a las cineastas. Todo el mundo dice que hoy en día las cosas han cambiado para las mujeres que hacen cine, pero lo cierto es que no es así en absoluto. Basta con mirar las estadísticas”.
Además del apoyo a una causa, la admiración a Sofia Coppola es lo que llevó al reparto a embarcarse en el proyecto. Algunas actrices, de hecho, conocen bien a la autora de Lost in Translation. Kirsten Dunst, por ejemplo, ya había protagonizado Las vírgenes suicidas y María Antonieta, y no dudo en decir que “si ella quisiera hacer una película a partir del listín telefónico, podría contar conmigo”. Por su parte, Elle Fanning, descubierta con once años en Somewhere, ha querido explicar cómo ha cambiado su relación con la directora: “En esa película, se colocó en un rol parecido al que tendría una hermana mayor. Pero La seducción ha sido la primera película que he rodado habiendo cumplido los dieciocho años. Por primera vez, mi madre no me acompañó al rodaje, así que estaba en Nueva Orleans, acompañada por Nicole, Kirsten y Sofia, que ahora se ha convertido en una amiga”.
Con respecto a la escalada de tensión que se ve en pantalla, y que conduce La seducción hasta su contundente desenlace, Dunst opinó que “es natural que eso ocurra cuando encierras a un grupo de personas en un mismo lugar, independientemente de que sean hombres o mujeres: es una situación dramática de supervivencia. En este caso, el personaje de Colin es simplemente el receptáculo de nuestras agresiones y sentimientos. “No estoy de acuerdo ¡Yo creo que él es quien lo estropea todo! –ha exclamado Kidman entre risas- Los personajes están perfectamente hasta su llegada. Lo único que no pueden hacer es procrear, pero ¿a quién le importa eso? Todo lo que tengo para decirle es: ¡hasta nunca!”.