Cuando una película tiene tanto éxito que deciden hacer una segunda (y tercera) parte, hay actores que no pueden continuar interpretando a sus personajes, ya sea por obligaciones con otros proyectos o por decisión propia del equipo de producción.
En esas ocasiones, el estudio tiene que decidir si les elimina de la trama o sustituir al intérprete por otro, creando, a veces, confusión entre los espectadores. Gracias a DigitalSpy, en este especial recopilamos esos casos en los que un personaje ha tenido que cambiar de rostro.