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Por sus películas rodadas en EE.UU
El prestigio cosechado por Incendies permitió a Villeneuve hacer acopio de un presupuesto holgado y varias estrellas de Hollywood para su siguiente proyecto, Prisioneros (2013). Hugh Jackman, en el mejor momento de su carrera, daba vida a un angustiado padre al que el secuestro de su hija precipitaba a atravesar todo tipo de abismos morales, mientras Jake Gyllenhaal investigaba el caso y Paul Dano encarnaba a uno de los principales sospechosos, en un thriller modélico que ya sorprendía por la incorporación de los dos principales aliados de Villeneuve: el compositor Jóhan Jóhansson y el director de fotografía Roger Deakins.
Ese mismo año Villeneuve volvió a contar con Gyllenhaal en Enemy (2013), un film vagamente inspirado en el libro El hombre duplicado, de José Saramago, que le daba la oportunidad de volver al terreno de lo extraño y lo experimental. Algo que en seguida dejaba de lado en Sicario (2015), sobre un guión de Taylor Sheridan, para manufacturar una aterradora intriga en torno al narcotráfico, para muchos demasiado esquemática, pero de indudable impacto.
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Porque está revolucionando la ciencia ficción
A lo largo de estas siete películas Villeneuve se fue granjeando un gran aprecio por parte de la crítica, algo que llegó a su cima en 2016, con el estreno de La llegada. Basada en el relato La historia de tu vida de Ted Chiang, este film se unió a la tradición inaugurada años antes de estrenar una película de ciencia ficción de enorme calidad a principios del otoño, siguiendo la estela de Gravity, Interstellar y Marte (El marciano), pero consiguió unas alabanzas como ninguno de éstos pudo conseguir.
La enorme calidad del film protagonizado por Amy Adams tenía todo lo que ya habían tenido las mejores obras de Villeneuve, pero además de renovar el protagonismo de un personaje femenino -siguiendo la estela de Emily Blunt en Sicario- el director ahondó en algo nuevo: la emotividad. La historia de Louise y su contacto con alienígenas acababa convirtiéndose en una fábula hermosísima sobre el amor y la importancia de la comunicación, y exhumaba una humanidad y una lírica que la convertían casi automáticamente en la obra maestra del canadiense. Visto lo bien que había sabido tratar la ciencia ficción aquí, era lógico que se le ofreciera la dirección de Blade Runner 2049.