Esencia de mujer (Martin Brest, 1992)
Al Pacino ha pasado gran parte de su carrera buscando el Oscar de forma furibunda, superándose a sí mismo en cada película sin conseguirlo. No fue hasta entrados los noventa cuando protagonizó este 'remake' del film italiano Perfume de mujer (Dino Risi, 1974) y se hizo con la preciada estatuilla, gracias a una inteligente revisión de excelentes diálogos y escenas míticas, como aquélla en la que Pacino baila 'Por una cabeza' de Carlos Gardel con una mujer con la que se acaba de encontrar.
La cosa, el enigma de otro mundo (John Carpenter, 1982)
El siempre efectivo John Carpenter cogió una película de los años cincuenta que ya no daba el más mínimo miedo producida por Howard Hawks -experto en sembrar semillas de grandes películas, por lo visto-, y firmó un producto tremendamente aterrador que pone a prueba tu estómago estés en la década que estés, y máximo exponente de la utilidad de actualizar películas a los gustos de cada época.
La mosca (David Cronenberg, 1986)
Sin dejar de lado ni el terror ni lo escatológico, David Cronenberg dirigió una de las películas más asquerosas y, al mismo tiempo, divertidas de los años 80. Con un Jeff Goldblum que en ningún momento sabía si se tenía que tomar en serio su personaje, el lejano precedente de esta sinfonía de lo 'gore' y lo raro, estrenado en 1958, acababa deviniendo en una propuesta muy diferente, y automáticamente clásica.