Da igual el número de películas que lleve un actor a sus espaldas, hay veces que no pueden esconder su verdadera reacción aunque las cámaras hayan comenzado a grabar. Cuando ocurre eso, el director puede desechar la toma o meterla en el metraje final. Aunque parezca que la primera opción es la más habitual, lo cierto es que muchos cineastas prefieren la naturalidad de la escena en la que nadie está actuando.
Los múltiples ensayos, cambios de cámara y precauciones que toman los estudios impiden que muchas de esas escenas en las que los actores no actúan lleguen a la gran pantalla, pero cuando llegan son de las más preciadas. Aquí recopilamos varios casos en los que los actores no estaban interpretando frente a las cámaras. En algunos casos, estaban siendo sometidos a tal presión que lo que vemos es su sufrimiento real. En otros, la cabezonería de querer grabar incluso las escenas más peligrosas. En cualquier caso, nos encanta que estas cosas ocurran.
Todo el reparto de ‘El proyecto de la bruja de Blair’, todo el rato
Los directores Daniel Myric y Eduardo Sánchez tenían claro que querían que sus actores improvisasen al máximo. Para empezar, no escribieron un guion, sino 35 páginas de aclaraciones y detalles que servían como guía, por lo tanto no había ningún diálogo. Cada día, los actores tenían que buscar una nota donde se explicaba qué hacía su personaje en las siguientes escenas, pero no podían compartirlo con sus compañeros. Es decir, ninguno de ellos sabía qué iba a hacer el resto.
Además, los protagonistas no se lo pasaron nada bien en el rodaje, algo que quizás utilizaron para meterse mejor en sus personajes. Apenas comieron durante los ocho días que duró la grabación de la película, los directores les asustaban casi diariamente, se perdieron en el bosque...
Además, la famosa escena en la que Heather Donahue habla a la cámara en un primerísimo primer plano muerta de miedo salió sin querer. La actriz empezó a grabar con el 'zoom' activado al máximo, por lo que no sabía que no estaba encuadrando bien. Ese accidente se convirtió en uno de los momentos más memorables del cine de terror.
La pobre Shelley Duvall en ‘El resplandor’
El infierno que vivió Shelley Duvall en la vida real es muy parecido al que se ve en pantalla. La actriz estaba sometida a un acoso verbal constante por parte de Stanley Kubrick, director conocido por su exigencia y tendencia a repetir las escenas hasta la saciedad.
Eso fue lo que le hizo a la pobre Duval, quien se vio obligada a repetir una y otra vez cada escena de la película en la que salía. La actriz acababa exhausta e histérica. Justo lo que quería Kubrick, quien buscaba que su protagonista realmente viviese el terror que Wendy Torrance.
Sylvester Stallone en casi todas sus películas
Como recoge Cracked, a Sylvester Stallone le encanta la acción real aunque eso le cueste algunos rasguños y contusiones. En Acorralado hay una escena en la que salta de una colina y utiliza los árboles para frenar su caída. Evidentemente, no iba a utilizar un doble, ¡estamos hablando de Stallone! Terminó con varias costillas rotas. En otra escena, su personaje es golpeado por un policía en la espalda y, de nuevo, decidió hacer la secuencia él mismo. Un miembro del equipo dijo que Stallone estaba "azul y negro" cuando terminaron de rodar debido a los moratones que le causaron los golpes.
En una película más reciente, Los mercenarios, el actor tenía una escena de lucha junto a Steve Austin -leyenda de la WWE. El problema es que Austin llevó a cabo sus movimientos como si de un cuadrilátero profesional se tratase, pero Stallone no tenía los conocimientos necesarios. Al parecer, en un mal movimiento, Stallone se rompió el cuello. Más realismo imposible.
‘Regreso al futuro III’ y la casi muerte de Michael J. Fox
¿Recuerdas la escena de Regreso al futuro III en la que Marty McFly cuelga de una cuerda hasta que Doc acude al rescate? Pues en la vida real fue un técnico de la película el que de verdad salvó la vida a Michael J Fox.
El actor tenía un doble que hizo el resto de las escenas peligrosas de la película, pero aquí necesitaban que mostrase la cara. Fox se ofreció a hacerlo él mismo, a pesar de que cualquier equívoco podía costarle la vida. Lo único que le salvaba de no ahorcarse era su mano, que la colocaba cuidadosamente para evitar la asfixia. Las primeras veces fue bien, pero a la tercera se le olvidó esta posición estratégica y realmente comenzó a asfixiarse.
El equipo siguió grabando, posiblemente pensando en lo bien que lo hacía Fox, hasta que alguien se dio cuenta de que algo iba mal.
‘El lobo de Wall Street’ y la voluntaria para raparse la cabeza
El lobo de Wall Street es una película tan loca que a nadie le pareció extraño que una mujer se rapase la melena por 10.000 dólares. En la vida real, fue una figurante la que de verdad se quedó sin pelo por amor a la película -y, suponemos, que por algo de dinero también-.
Según declaró Michael Kriston, encargado de la peluquería de la película, a Vanity Fair, la chica del pelo rapado es la hermana de un buen amigo de Leonardo DiCaprio y no es actriz profesional. Este le contó la idea y, aunque ella accedió, se asustó un poco cuando llegó el momento. "¡Era alta, atractiva y estaba asustadísima! Quiero decir, cuando finalmente llegó el momento, teníamos a una persona de sustitución en caso de que huyese".
La complejidad de la escena era elevada. En primer lugar, se la jugaban todo a una, ya que si algo fallaba no podían volver a ponerle el pelo para afeitárselo nuevamente. Pero eso no es todo. Como cuenta Kriston, la chica tenía delante a 400 personas gritándole directamente mientras se quedaba calva. ¿Quién habría sabido mantener la compostura ante tal situación?