Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990)
Ya tardábamos en encontrar a nuestro amigo Marty por aquí. El director italoamericano empezó los 80 de manera inmejorable con Toro salvaje y los acabó igual con Uno de los nuestros, cuyo guión estaba hecho para que fuera dirigido por él. Encantado de hacerse cargo de una propuesta así, Scorsese improvisó multitud de técnicas y experimentos para desarrollar en la película, incluyendo un costosísimo plano secuencia que acompañaba a Henry Hill (Ray Liotta) y su novia Karen (Lorraine Bracco) en su paseo para colarse en un restaurante. Una escena, además, que ilustraba a la perfección quiénes son los gángsters: chicos espabilados que se cuelan por la puerta de atrás.
El juego de Hollywood (Robert Alman, 1992)
Las desasosegantes desventuras de un productor de Hollywood (Tim Robbins) comenzaron con un elaborado plano secuencia que retrataba a muchos de los personajes de este cáustico film de Robert Altman. De este modo, incluso antes de que supiéramos de qué iba la trama, Altman conseguía transmitirnos a la perfección el turbio ambiente del lugar.