Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón, 2006)
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Como ya comentábamos antes, en México hemos encontrado una dupla de realizadores que, además de ganar el Oscar de manera consecutiva, han empleado el plano secuencia de manera repetida en su filmografía, en su mayor parte con resultados impresionantes. En el caso de Cuarón, tras dejarnos con la boca abierta gracias a la mejor película de Harry Potter posible -que es, obviamente, El prisionero de Azkaban-, desarrolló una angustiosa distopía filmada de manera modélica, como atestigua el momento de la persecución. Más tarde, en Gravity, también se desmarcaría con otro plano secuencia memorable, aquél en el que Ryan (Sandra Bullock) sufre el accidente que la deja suspendida en el espacio.
Birdman, o la inesperada virtud de la ignorancia (Alejandro G. Iñárritu, 2014)
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Y, claro, tenemos que hablar de Iñárritu. El galardonado dos veces seguidas al Oscar a Mejor Director quiso en cierto momento emular a Hitchcock y rodar un film entero con un único plano secuencia. Y uno que sí, era extremadamente falso, pero que nos regalaba momentos para la posteridad, como el paseo de Michael Keaton en calzoncillos por Times Square, o, sobre todo, el momento en el que cede a sus alucinaciones y se convierte en Birdman. Impresionante, como también lo fue, un año más tarde, la batalla que abría El renacido.