El tiroteo en el hospital (Hard Boiled, 1992)
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Ya hablamos recientemente de este tiroteo, y precisamente al hilo de su principal rasgo de interés: está rodado en un único plano secuencia, máximo ejemplo de la habilidad escénica de John Woo -de hecho, esta película antecedería su traslado a Hollywood. La cámara, así, sigue a los protagonistas a través del hospital mientras les van saliendo enemigos al camino y éstos han de abrir fuego sin vacilar.
El tiroteo en la discoteca (John Wick, 2014)
La tremebunda película de David Leitch y Chad Stahelski no sólo sorprendió a todos hace tres años por lo efectivo de su propuesta -el motivo de la venganza del protagonista interpretado por Keanu Reeves era el asesinato de su perro-, sino por lo audaz de su puesta en escena: una que no reparaba en la muerte de un número ridículamente alto de secuaces, ni escatimaba en disparos a bocajarro en la cara.
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La secuencia más sorprendente, en este sentido, es la que encuentra a John Wick en un 'night-club' con música techno sonando sin parar mientras se abre paso a tiros por el lugar. Con una cámara en movimiento lento pero constante, el espectador asiste bocabierto ante tal cantidad de violencia desatada, pero estilísticamente perfecta.