Deadpool (Tim Miller, 2016)
El proceso que condujo finalmente a que el superhéroe de Marvel más desvergonzado y autoconsciente tuviera su propia película fue largo y arduo, sobrellevado casi desde el principio por un Ryan Reynolds que creía fuertemente en el personaje. El presupuesto conseguido, al final, no era tan holgado como el de la mayoría de las superproducciones superheroicas de la actualidad, pero consiguió disimularse con un film que encontraba en el humor su gran aliado, y una campaña promocional en consecuencia.
20th Century Fox
De este modo, a medida que se acercaba el gran estreno, se fueron sucediendo numerosos clips presentados por el mismo Reynolds, y se depositó un gran esfuerzo en todo lo referente a la cartelería. Deadpool hacía referencias a Burt Reynolds, una confusa sexualidad, e incluso fingía por momentos protagonizar una película romántica para que los espectadores pudieran llevarse a sus novias al cine... mmm vale, no todo era refrescante en esta estrategia.
Paranormal Activity (Oren Peli, 2007)
Otra película de bajo presupuesto que conoce el éxito gracias a lo genuino de su propuesta y un especial ojo para el márketing. La premisa de este film de Oren Peli -que generaría hasta cuatro secuelas producidas en tiempo récord- se ajustaba perfectamente a esta escasez de recursos, pero en lo que se refiere a la campaña publicitaria sus responsables pensaron a lo grande.
De hecho, el film ni siquiera vino precedido de tráilers al uso, sino de piezas de 'found footage' -la técnica utilizada en Paranormal Activity- que podían encontrarse en Internet, acentuando la impresión de que se trataba de un verdadero documental. Con el paso de los meses, incluso se llegó a incluir en dichos avances las reacciones del público que ya había visto la película, todas tremendamente aterradas y prometiendo que, sí, ibas a pasar mucho miedo.
