Ego
No todo el mundo simpatizó con lo que proponía la secuela de Guardianes de la Galaxia, una película en la que James Gunn tenía una idea muy clara de lo que hacer, y en función a ella no era en absoluto necesaria una escena de acción cada veinte minutos. Guardianes de la Galaxia Volumen 2, así pues, quería explorar más a fondo la personalidad de Peter Quill, y para eso había que reunirlo con su padre, un formidable Kurt Russell que sólo se revelaba como enemigo tras una hora y pico de diálogos.
A esto había que añadirle que Ego, su personaje, era nada menos que un planeta viviente con un rocambolesco plan que implicaba inseminar a cuantas mujeres pudiera. Y, aún sí, funcionaba, y redondeaba la verdadera película "de autor" de Marvel. Sí, por encima de Thor: Ragnarok, aunque no fuera tan graciosa.