Yellowjacket
Ant-Man es una película ligera, divertida y carente de ambiciones, que aunque a mitad de producción despidieran al estupendo Edgar Wright consigue conservar parte de su encanto, bien administrado eventualmente por Peyton Reed. Paul Rudd afronta con humildad y ganas de pasárselo bien el papel de Scott Lang, y en cuanto al villano... pues no desentona, qué podemos decir.
Con Yellowjacket (Chaqueta Amarilla) encontramos el primer caso de villano menor que en ningún momento llega a molestar, gracias a la convicción con que Corey Stoll afronta al personaje -siempre enfurecido-, y el contraste con las extrañísimas escenas de lucha que llegan a protagonizar ambos. Cuando el clímax tiene lugar en un tren de juguete, como que deja de importar que el maloso esté más o menos definido, ¿no?