El cine independiente nos ha dejado películas de amor inolvidables que, de hecho, ya forman parte del canon del género: Persiguiendo a Amy (Kevin Smith, 1997), Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000), u ¡Olvidate de mí! (Michel Gondry, 2004) forman parte de la educacion sentimental de varias generaciones.
Sucede lo mismo con (500) días juntos (Marc Webb, 2009), que bien entrado el milenio volvió a reconfigurar los estándares del género para trasladarlo hacia otros territorios: aquí la chica es la que no cree en el amor romántico y el chico el que quiere estar con pareja para toda la vida.
La película de Webb llegó para transformar un género que estaba demasiado anclado ya en una serie de clichés y desde que se estrenó las películas románticas indies de a partir de 2010 son, o al menos intentan ser, algo más que la simple fórmula 'chico encuentra chica' o 'chica encuentra chico'. Sus tramas nos hablan de desencuentros, de soledades, de lo que cuesta mantener una relación a distancia, del talento, la amistad o la creación. Hemos escogido las más significativas.
'La gran enfermedad del amor' (Michael Showalter, 2017)
La gran enfermedad del amor traslada la historia verdadera de Kumail Nanjiani (Sillicon Valley) a la gran pantalla y cuenta los problemas del protagonista con su familia paquistaní y musulmana cuando se enamora de una estadounidense blanca. Entre muchas otras cuestiones. Porque si la película refleja a la perfección los tiempos y gustos del presente –Nanjiani interpreta a un monologuista que se gana el sustento como conductor de Uber– también nos recuerda que el amor es mucho más que el flechazo
'10.000 Km' (Carlos Marqués-Marcet, 2014)
Alex se muda a Los Ángeles tras recibir una oferta de trabajo que no podía rechazar y su pareja, Sergi, se queda en Barcelona ¿Podrán mantener a distancia ya no sólo la pasión sino el afecto y el cariño de la praeja? Marqués-Marcet modula en su ópera prima una gran variedad de emociones, que órbitan alrededor de una pregunta clave para los jóvenes de hoy en día: ¿qué pasa con mi pareja si mi trabajo me obliga a separarme de ella o de él? O a la inversa. En estos tiempos líquidos y de comunicación a través de pantallas e interfaces, 10.000 km es el reflejo melancólico del romanticismo del nuevo milenio.
'Begin Again' (John Carney, 2013)
John Carney saltó a la escena indie en 2007 con una cinta romántica sobre una pareja de músicos que se admiran, se quieren y se ayudan pero que jamás estarán juntos. Begin Again repetía la fórmula de Once pero con estrellas del calibre de Keira Knightley, Mark Ruffalo, Adam Levine y Hailee Steinfeld, y en un entorno algo más ajetreado y glamouroso que Dublín, Nueva York. Knightley es la cantante con talento a la que Ruffalo ayudará casi a ciegas. Está enamorado, cree en su potencial y por eso quiere que triunfe. Así de generoso es el amor.
'Las ventajas de ser un marginado' (Stephen Cbosky, 2013)
El escritor Stephen Chbosky afrontó la tarea de trasladar a la gran pantalla la novela sobre su adolescencia que publicó en 199; una historia de iniciación que sigue a Charlie (Logan Lerman), Sam (Emma Watson) y el hermano de ésta Patrick (Ezra Miller) en su último año de instituto. (Ezra Miller), Las nuevas amistades, el primer amor, la sexualidad, las fiestas y la búsqueda de la canción perfecta son los elementos que se trenzan en Las ventajas de ser un marginado para hablar de el salto a la madurez y de la importancia de los verdaderos amigos cuando uno se siente frágil ante la vida.
'Ruby Sparks' (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2012)
Los cerebros detrás de Pequeña Miss Sunshine se alejaron en esta cinta del tono jocoso de aquella película para abrazar el género romántico en su versión más alocada: en Ruby Sparks se nos cuenta cómo un escritor se enamora de uno de sus personajes femeninos, que acaba haciéndose de carne y hueso para compartir la vida a su lado. Una fantasía romántica que bebe del mito de Pigmalión y que nos habla de lo imposible que es encontrar la chica de tus sueños y que todo vaya bien, incluso cuando aparece de repente en tu vida porque es tu propia creación. Y también al revés: de lo mucho que hay que trabajar para construir la vida en pareja.