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    10 sencillos cambios de última hora que salvaron películas enteras

    Decisiones de cásting absurdas, líneas de guión escritas durante accesos de locura, errores técnicos... todo puede arreglarse, e incluso llevar un film cualquiera a la grandeza, si le echas imaginación.

    Al diablo con el tiburón

    El proclamado primer 'blockbuster' de la historia del cine, por título Tiburón y por año 1975, tuvo un éxito tan enorme como enormes fueron los problemas durante su rodaje. Steven Spielberg, por entonces un joven director que había trabajado mayormente en proyectos para televisión, fue el encargado de gestionar como pudiera un presupuesto que, merced de los reveses de la producción, no hacía más que engrosar, al tiempo que la película iba retrasando cada vez más su fecha de estreno.  

    Sin embargo, gracias a estos problemas fue alumbrado uno de los aspectos más inspirados de Tiburón: la ausencia del monstruo durante la mayor parte del metraje, convertida en una herramienta imbatible para generar suspense. Y esto no sucedió porque Spielberg quisiera dárselas de Alfred Hitcock; simplemente, resulta que el tiburón mecánico que usaban para el rodaje se averiaba cada dos por tres, y fue imprescindible disminuir el número de apariciones del animal que daba título al film. A Spielberg, al final, las cosas le salieron rodadas.

    Las extrañas aventuras de Rick y Louis

    Nos adentramos en el fascinante mundo de las reescrituras de guión, habitado por libretos disparatados y poco realistas que debían ser modificados de un modo u otro. Así, comenzamos con Casablanca, un clásico del cine que, al igual que Tiburón, tuvo un rodaje infernal en el que las decisiones tomadas sólo para capear el temporal acabaron siendo ideas geniales que redondearían su grandeza

    Entre otros muchos problemas, estaba el hecho de que el guión se escribiera a medida que se iban rodando unas escenas u otras, sin que nadie tuviera muy claro cuál sería el desenlace de la historia de Rick (Humphrey Bogart) y Elsa (Ingrid Bergman). Así sucedió que, en vísperas de grabar la épica escena en el aeropuerto, gran parte del equipo estaba seguro de que aquél no sería el clímax, sino una escena más que antecedía al verdadero y espectacular final: Rick y su nuevo mejor amigo Louis (Claude Rains) uniéndose al bando aliado y liándose a matar nazis por Europa. Que sí, no suena mal, pero preferimos quedarnos con el 'Siempre nos quedará París', qué le vamos a hacer.

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