Popeye conseguía su fuerza gracias a un pájaro
Uno de los grandes mitos (y engaños) de nuestra infancia consistió en cómo padres de todo el mundo convencían a sus hijos de comer espinacas utilizando el ejemplo de Popeye el marino. Quien, ya sabéis, obtenía superfuerza gracias a su oportuna ingesta. Algo que en retrospectiva no puede ser más ridículo, pero su antecedente en los cómics originales, antes de las series de dibujos y las películas que consolidaron su fama, era aún peor.
Y es que Popeye, en las primeras viñetas, obtenía sus poderes gracias a un pájaro mágico llamado Bernice, que anteriormente le había resucitado para solventar un error garrafal de los guionistas. Los lectores adoraban a Popeye, y a su regreso de entre los muertos no tenía más que frotar la cabeza de su fiel Bernice para hacerse poseedor de una fuerza hercúlea. Menos mal que esto no llegó a nuestro conocimiento; sino es probable que nos lanzáramos a las calles en busca de pájaros a los que frotar.
El monstruo de las galletas trabajaba para IBM (Barrio Sésamo, 1969)
Antes de convertirse en un actor recurrente del reparto de Barrio Sésamo, esta criatura con una obsesión insana por las galletas era muy diferente. Y es que su creador, Jim Henson, le había diseñado años antes con un cometido muy específico: ser la mascota de IBM (International Business Machines), y explicar en sus vídeos promocionales la utilización correcta de su aparatos.
Por entonces, ni siquiera mantenía el diseño que luego le haría famoso; bien al contrario, tenía unos dientes terroríficamente largos con los que devoraba las piezas de las máquinas que no necesitaba. Fue toda una suerte que acabara cambiando su adición y reorientara su vida a la educación infantil; es muy probable que su dieta anterior fuera realmente indigesta.