Hace unos meses Adrian Molina, co-director y guionista, y Darla K. Anderson, productora, visitaron Barcelona para presentar Coco. SensaCine tuvo la oportunidad de charlar con ellos, y nos contaron unos cuantos detalles valiosos de la creación y la simbología de lo nuevo de Disney·Pixar, ya en cines.
¿Cómo es una sesión de 'brainstorming' en los estudios Pixar?
Adrian Molina: Antes de empezar con la historia de la película, nos documentamos previamente de manera exhaustiva. Procuramos tener todas las herramientas posibles y saber también qué otras historias parecidas a la nuestra han salido con anterioridad para encontrar un enfoque original. Para Coco fuimos a México para hablar con expertos en el Día de Muertos y las tradiciones asociadas a ello. Una vez hicimos todo este proceso, directores, guionistas y el resto del equipo de escritura nos reunimos para decidir qué queríamos contar de esa tradición y cómo lo podíamos conectar con los personajes. En Coco se habla de las cosas que conectan a la familia, y pensamos: "¿Qué tal crear un personaje que quiere perseguir algo que está fuera de ella?". Y eso hicimos. Además, eso es lo que genera el 'pathos' y el interés en la película. Una vez tuvimos eso, empezamos con el guion final y los 'storyboards'.
Y a nivel visual, ¿cómo os juntáis para alumbrar ideas?
A.M.: Las primeras reuniones para decidir la imaginería visual de la película es lo que llamamos el "Proceso Cielo Azul": no hay límite a la hora de proponer las ideas más disparatadas. Dejamos que la gente se vuelva loca de forma libre, no ponemos límite a la imaginación. ¿Sabes por qué? Porque es ahí donde se empieza a fraguar la personalidad única de la película; al proponer cosas inesperadas, sorprendentes y raras. Cuando tienes a un grupo de hombres y mujeres reunidos en una sala intercambiando ideas, se genera un flujo creativo superenriquecedor. Es como cuando de pequeño con tus amigos sugerías algo inesperado y todos te miraban con cara de sorpresa porque ellos nunca lo habían pensado. Esa es la sensación en una reunión de este tipo en Pixar.
Darla K. Anderson: En esas reuniones no importa que las propuestas sean imposibles o que a nivel económico no sean viables. Animamos a la gente para que se vuelva loca. Esas jornadas pueden extenderse durante horas, días, semanas… Y siempre hay alguien dibujando. Es más; a veces, gracias a esos primeros dibujos, encontramos ya cosas importantes de cada proyecto.
Coco trata sobre la muerte, una temática que a veces es considerada tabú para los filmes que van dirigidos a niños. ¿Cómo os enfrentasteis a eso?
A.M.: Lo interesante del Día de Muertos es que es una celebración. Se trata de juntar a la familia para encontrar una conexión con las generaciones pasadas, personas que ya han fallecido, y así mantener viva su memoria. No todas las culturas se acercan a la muerte como la mexicana, eso es cierto. Pero dicho esto, la historia de Coco es optimista y habla de la conexión; así que, a pesar de que toca el tema la muerte, no lo hace de forma macabra. Es más, cuando el protagonista llega a la Tierra de los Muertos no hay nada mórbido en ello; allí se encuentra un ambiente festivo y con sus raíces, algo que le enriquecerá como persona. Las almas que pueblan ese mundo colorista y paralelo están contentas, ya que es el día que se les permite contactar con sus seres queridos vivos. La mayoría de espectadores disfrutaran con eso.
Además de la muerte, otro tema central de Coco es el viaje alegórico y físico, cosa que os acerca a las tragedias griegas clásicas. ¿Hay algo de eso en la película?
A.M.: Investigamos la mitología azteca y la de los indígenas para la creación de Coco, encontrando elementos muy interesantes. Uno de ellos fue la existencia de un perro mitológico que acompañaba a las personas al mundo de los muertos. Dante, el perro que aparece en Coco, está inspirado en él. De hecho, cruza el puente hacia la Tierra de los Muertos con Miguel. El nombre de Dante es otra referencia evidente.
D.K.A.: La película está llena de pequeñas citas. Otro detalle a tener en cuenta es el nombre de la ciudad donde pasa la acción: Santa Cecilia es la patrona mexicana de la música.
Las películas de Pixar suelen incluir un montón de homenajes a clásicos del cine, pero en Coco es difícil encontrarlos. Las deudas a otros filmes no son muy evidentes. ¿Qué tributos habéis incluido?
A.M.: Creo que la historia de Coco es muy original y es algo que no había visto antes. ¿La razón? La acción transcurre en un lugar real y trata sobre todas las generaciones que nos precedieron. La película tiene una conexión con la edad de oro del cine mexicano a través del personaje de Ernesto de la Cruz, un actor y músico famoso al que quiere todo el mundo. Para crearlo, nos inspiramos en las figuras de Jorge Negrete y Pedro Infante. Y Miguel, el niño protagonista que quiere ser músico y se embarca en un viaje increíble para conseguirlo, también está fascinado por esa era y música clásicas de México.