La vida de Calabacín, de Claude Barras
Pasó de puntillas por nuestra cartelera y, sin embargo, la película en stop-motion de Barras (con guion de Céline Sciamma, ojo) es una de las piezas más emotivas y brillantes del año (es de 2016, pero se estrenó en febrero). La infancia rota por culpa de adultos de mierda se ve aquí compensada por toneladas de amor y compañerismo infantil en una historia que, si no te conmueve, es que no tienes corazón.