Toda una vida mirando al horizonte
Los últimos Jedi no sólo supone el testamento de Luke Skywalker, sino también su aventura cumbre. El viaje que el hijo de Anakin Skywalker comenzara en Tatooine aquí llega a su fin, y lo hace referenciando su escena más icónica: aquélla en la que el joven miraba al horizonte de dos soles de su planeta pensando en la cantidad de aventuras que le aguardaban. Así, tras hacerse uno con la Fuerza durante su combate con Kylo Ren -al estilo Ben Kenobi-, descubrimos que todo había sido una estratagema, y que el verdadero Luke no se había movido de Ahch To: sólo esperaba su destino contemplando cómo se ponían los soles por última vez.
Los dados de oro
Uno de los objetos con más importancia para la trama, por detrás de la espada láser de Luke -destruida durante el enfrentamiento entre Rey y Kylo-, es el par de dados que hasta ahora aparecían colgados en la cabina del Halcón Milenario, y que en Los últimos Jedi son utilizados para recordar a Han Solo (Harrison Ford) muerto al final de El despertar de la Fuerza. De hecho, son estos mismos dados los que Luke le entrega a su hermana Leia antes de enfrentarse a su antiguo discípulo, pero se desvanecen cuando la estrategia del Maestro queda al descubierto.