Aún tiene mucha carrera por delante, pero posiblemente Adam Driver se convierta en uno de los mejores actores de su generación. Lo está demostrando con su trabajo frente a las cámaras y con el esfuerzo que pone para preparar sus papeles. Prueba de ello es el increíble cambio físico que ha sufrido entre Silencio, una de sus últimas películas, y Star Wars: Los últimos Jedi.
Basta con mirar estas dos imágenes para ver lo serio que se toma su trabajo:
Para la película de Martin Scorsese, Driver llegó a perder más de 20 kilos. "Tenía sentido: estábamos interpretando sacerdotes jesuitas del Siglo XVII que estaban hambrientos y vencidos. Fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer, solo por el coste físico que conlleva. Además, te levantas tres veces cada noche para ir al baño porque tomas estas píldoras de agua para perder peso", explicó el actor a USMagazine tras el estreno de Silencio.
En el caso de Star Wars, el entrenamiento fue todo lo contrario. Según DailyMail, quiso entrenarse duramente y no vaguear porque, en sus propias palabras, los dobles de acción con los que trabajaba estaban muy por encima de él. El resultado conseguido se puede apreciar en una de las escenas más comentadas de Los últimos Jedi, cuando se muestra sin camiseta mientras habla a distancia con Rey. Incluso ella le dice que si no puede taparse con una túnica.
Driver perteneció al ejército de Estados Unidos durante 3 años, así que parece que todavía guarda algo de la disciplina que recibió. Si no, no podría haber conseguido pasar de estar famélico al pecho que luce en La guerra de las galaxias en apenas un año.