El "éxito"
La taquilla de The Room fue tan desastrosa como cabía esperarse, pero los espectadores no la olvidaron, y así empezó a fraguarse poco a poco un formidable seguimiento en Internet. La tragedia de Johnny se convirtió en un meme, con todas y cada una de sus frases dichas con complicidad y guasa a lo largo y ancho de la red, y además de alumbrar videojuegos o análisis tan descacharrantes como éste de Crítico de la Nostalgia -que merece más la pena para hacerse una idea de lo que es la película mucho más que la película en sí-, permitió que Tommy siguiera trabajando, siempre al lado de su fiel Greg Sestero.
Su amistad es tan peculiar que incluso ha sobrevivido a la publicación del ya citado libro de Sestero, donde se revelaban aspectos de su vida (y obra) que Wiseau hubiera preferido mantener en secreto... o no. Si algo ha demostrado este tipo es que sabe adaptarse a las circunstancias y modificarlas a su antojo para seguir siendo célebre y trabajando, además de que es un amigo fiel, y que no tiene miedo a reírse de sí mismo. De hecho, Wiseau jamás ha renegado de su película, e incluso ha tenido un papel relevante en la promoción de The Disaster Artist; una actitud que ha logrado lo que parecía imposible: el inminente reestreno por todo lo alto de The Room. "¡Nunca te rindas!", tuiteó recientemente la estrella al respecto.
The Disaster Artist
Finalmente, llegamos a la película que justifica todo este artículo. James Franco, al igual que multitud de otras estrellas de Hollywood -como Will Arnett, Kristen Bell y Paul Rudd- es un fan irredento de The Room, y ha dirigido The Disaster Artist más como un homenaje a Tommy Wiseau que como una mera burla hacia su figura. Así, ha enfocado la película, más que en el rodaje de la obra, en la amistad de Sestero y Wiseau, sin la cual nada habría sido posible. Franco se ha adjudicado el papel de Wiseau en un recital alabado por la crítica, pero su hermano Dave -en el papel de Sestero- también interpreta a su personaje con gran cariño e inocencia.
Sí, The Disaster Artist, al contrario que The Room, es una buena película, y en una ironía maravillosa ha arrasado en varios festivales, alzándose con la Concha de Oro en San Sebastián. Todo gracias al cariño de James Franco, que en ningún momento mira el fenómeno Tommy Wiseau con burla ni toma el camino fácil de reírse del asunto, prefiriendo apuntalar una carta de amor al cine malo... que sí, también es cine, y debe ser tomado muy en serio.