Vincent van Gogh es uno de los pintores más enigmáticos de la historia del arte. Pintó unos 900 cuadros, pero su talento no fue reconocido en vida. En su retiro en la Provenza francesa creó sus cuadros más famosos (Sembrador con el sol poniente, La habitación de Van Gogh en Arlés, Noche estrellada, Campos de trigo con cuervos), y en esa soleada provincia también sufrió las tormentos personales más intensos. No es de extrañar que el séptimo arte se haya fijado en su figura en varias ocasiones. Ahora se estrena Van Gogh, a las puertas de la eternidad, firmada por el pintor Julian Schnabel y con un Willem Dafoe espectacular, Copa Volpi en la Mostra de Venecia en reconocimiento a su interpretación, y que llega apenas un año después de Loving Vincent, de Dorota Kobiela y Hugh Welchman y la primera película pintada al óleo de la historia. Con el lanzamiento del biopic protagonizado pro Dafoe, repasamos la fértil relación entre Van Gogh y el cine.
'El loco del pelo rojo' (1956), de Vincente Minnelli
Kirk Douglas en el papel de Van Gogh y Anthony Quinn, en el de su colega Paul Gauguin, protagonizan este trabajo firmado por Vincente Minnelli (Un americano en París) en el que también colaboró George Cukor. Basado en el superventas de Irving Stone, es uno de los biopics sobre pintores de Hollywood más celebrados, tanto por las actuaciones de sus protagonistas como por el detalle a la hora de reproducir las obras de arte del pintor.
'Vida y muerte de Vincent Van Gogh' (1987), de Paul Cox
Entre la ficción y el documental y con la voz de John Hurt (Harry Potter) como narrador excepcional, el australiano Paul Cox nos introduce en el universo de Van Gogh recreando personajes y ambientes inspirados en cuadros del pintor.
'Los sueños de Akira Kurosawa' (1990), de Akira Kurosawa
Uno de los últimos trabajos del maestro japonés es un largometraje de ocho episodios que narra algunos de los sueños que el cineasta fue teniendo a lo largo de su vida. El quinto capítulo, Cuervos, es un viaje a través de las pinturas del artista y más concretamente por su último lienzo, Campos de trigo con cuervos.
'Van Gogh' (1990), de Robert Altman
Concebida para la pequeña pantalla al hilo del centenario de la muerte de Van Gogh, esta cinta de Robert Altman (El juego de Hollywood) se abre con las imágenes de la millonaria subasta de Los girasoles y pronto nos lleva a conocer la vida del pintor, centrándose sobre todo en la relación entre Vincent (un excepcional y temperamental Tim Roth) y su hermano Theo. Está disponible en Filmin.
'Van Gogh' (1991), de Maurice Pialat
Maurice Pialat (A nuestros amores) retrató a Van Gogh en otra cinta que llegó con el centenario de la muerte del pintor y que participó en el Festival de Cannes de aquel año. Jacques Dutronc ofrece un Van Gogh más meditativo que visceral, entregado por completo a la pintura. Está también diponible en Filmin.
'Loving Vincent' (2017), de Dorota Kobiela y Hugh Welchman
Es la primera película pintada al óleo en toda la historia del cine. Un equipo de 100 artistas orquestados por el tándem polaco e inglés formado por Dorota Kobiela y Hugh Welchmann han llevado a la pantalla unos 65.000 fotogramas que imitan el estilo tan característico del pintor holandés, incluso recrean algunos de sus cuadros más famosos. Loving Vincent, no obstante, es también una odisea por la vida del artista a partir de una historia que cuestiona el hecho de que se suicidara.
'Van Gogh, a las puertas de la eternidad' (2018), de Julian Schnabel
Willem Dafoe ha sido Pasolini en la película de Abel Ferrara, ha interpretado a Jesucristo para Martin Scorsese, ha participado en las pintorescas aventuras de Wes Anderson, colaborado en trabajos de corte independiente como The Florida Project, de Sean Baker, o en las obras de Lars von Trier, y ahora, de la mano del pintor y cineasta Julian Schnabel (La escafandra y la mariposa), y con un guion del prestigioso escritor Jean-Claude Carrière, se ha atrevido a darle vida a Vincent van Gogh. La película compitó en la pasada Mostra de Venecia, certamen que premió la interpretación de Dafoe como un Van Gogh turbulento y al mismo tiempo cándido, en sus días en Arles y Auvers-sur-Oise, en la Provenza francesa.