Lara Croft es especialista en enfrentarse a desafíos extremos y su nueva encarnación en la gran pantalla no se queda corta. Alicia Vikander da vida a la famosa arqueóloga en Tomb Raider, la nueva entrega cinematográfica de la franquicia que adapta el videojuego de 2013 en el que conocemos a una inexperta Lara Croft. La película, dirigida por Roar Uthaug, lleva recaudados más de 211 millones de dólares en todo el mundo y Vikander tuvo que someterse a algunos momentos intensos durante el rodaje del filme.
No. No estamos hablando solo de su preparación física y de cómo su entrenador la machacó para convertirla en Lara Croft, sino de otros inconvenientes. ¿Sabías que tuvieron que repetir escenas porque Vikander se puso morada por el frío?
"Los moratones y los golpes se aguantan", explicó Vikander en septiembre del años pasado. "Pero el frío es otra historia cuando hablamos de hipotermia. Nos disparaban con cañones de agua. Y a veces estábamos muy cerca. Hasta tuvimos que repetir algunas escenas porque yo estaba morada, y eso no se puede arreglar en pantalla, por lo visto", concluye.
Tomb Raider sigue a una veinteañera Lara Croft que se gana la vida como repartidora. Cuando la protagonista descubre el secreto que guardaba su padre se adentrará en una aventura que la llevará hasta una isla de la costa de Japón en la que buscará a su progenitor Richard Croft (Dominic West), quien lleva años desaparecido. Una vez allí tendrá que enfrentarse a Mathias Vogel (Walton Goggins), un villano que guarda un pasado con el padre de la protagonista. Sobre estas líneas, echa un vistazo al tráiler. ¿Todavía no la has visto?