Spike Lee (Atlanta, 1957) ha cerrado la rueda de prensa de su película a concurso en el Festival de Cannes, BlacKkKlansman, con un ruego a los periodistas presentes: “Por favor, no os vayáis pensando que este filme es sobre América. Lo que relato no es algo peculiar que ocurre en mi país, sino un problema global. Pensad en cómo tratáis a los inmigrantes, a los musulmanes… Tenéis vuestra propia mierda que arreglar en casa”.
A pesar de estar rodada en tono de comedia y ambientada en la década de los setenta, la trama incide amargamente en el momento de odio racial que se vive en EE.UU., con un epílogo de imágenes reales de la violencia desatada en agosto pasado en Charlottesville entre supremacistas blancos y manifestantes contrarios. Spike no escatima el aterrador momento en el que un automóvil embistió contra una multitud que protestaba en contra de una marcha de ultranacionalistas, con el resultado de la muerte de una mujer de 32 años. El director afroamericano dudó por un momento, pero cuando obtuvo la bendición de la madre de la víctima, tiró adelante. BlacKkKlansman es cine de urgencia.
"Tenemos un tipo en la Casa Blanca, cuyo maldito nombre ni siquiera pronunciaré, que en ese momento decisivo podría haber elegido el amor contra el odio, pero este hijo de puta no denunció al Ku Klux Klan (KKK), a la derecha alternativa ni a estos nazis hijos de puta. Así que hemos de despertar, no podemos quedarnos callados. Eso de que somos la cuna de la democracia es una patraña. Los Estados Unidos de América se construyeron sobre el genocidio de los nativos y sobre la esclavitud ", ha lamentado el director afroamericano, no sin disculparse después por el empleo de palabras malsonantes.
Entre el noir, el cine político y el blaixplotation
Su vigésimo cuarta película está basada en hechos reales, acerca de un policía negro que contactó telefónicamente con una facción local del KKK en Colorado Springs durante 1978. La propuesta está protagonizada por el hijo de Denzel Washington, John David Washington, que precisamente hizo su debut con una sola frase bajo las órdenes de Lee y en compañía de su padre en Malcolm X (1993).
Cuando el agente tuvo que infiltrarse físicamente entre los extremistas, recurrió a un colega blanco y judío, que en el filme es interpretado por Adam Driver.
BlacKkKlansman se recrea en los sonidos y en la estética icónica del subgénero cinematográfico de los setenta blaixplotation y carga las tintas políticas a medida que va avanzado la trama, con frases pronunciadas por sus personajes que el espectador ha oído recientemente de labios de Trump.
La némesis del protagonista es el político de extrema derecha estadounidense David Duke, interpretado por Topher Grace. El todavía hoy polémico supremacista ejerció en aquel momento de Gran Mago del Klan. El actor que lo interpreta ha reconocido durante la rueda de prensa el mal trago que pasó al darle vida: “Cuando Spike me contactó para formar parte de uno de sus proyectos, fue uno de los momentos más felices de mi vida y luego pasó a ser el peor, porque me pasé un mes oyendo esta basura”.
Un demonio real
Grace estuvo escuchando los programas de radio donde Duke vierte sus opiniones racistas y sus llamadas al odio, así como las entrevistas concedidas en el programa de variedades televisivo The Phil Donahue Show.
“He interpretado antes a otras personas reales y siempre he sentido una gran responsabilidad al encarnarlos. En este caso quería hacer bien mi trabajo por respeto a los espectadores, que saben quién es David Duke, pero no sentí esa carga con respecto a él”, ha reconocido.
No obstante la gravedad de los hechos explorados en la película, la sátira prima y los personajes del KKK son perfilados de manera caricaturesca. Con este envoltorio, Spike Lee pretende socavar los reparos de una audiencia a menudo aprensiva frente a realidades duras. Y añade que no es una persona pesimista: “Creo en la esperanza, pero no estoy ciego ni sordo, así que no puedo dejar de reparar en lo que sucede. Esta película no se apreciará sólo en EE.UU, porque la subida de la derecha es un problema global. Lo que espero es que espabile a la gente de su letargo”.
Para aseverarlo, ha puesto su película de 1989 Haz lo que debas como ejemplo de su talante esperanzado: “En aquel filme no brindé una solución al racismo ni auguré su fin. El propósito era la discusión, que es a lo que también aspiro en BlacKkKlansman”.