Hubo un tiempo en que Emmanuelle Seigner lamentaba no haber rodado una buena película con Polanski. Una al nivel de sus grandes clásicos: Repulsión, Callejón sin salida, El quimérico inquilino, La semilla del diablo… Aunque cuando la pareja hizo La venus de las pieles, la actriz se dio por satisfecha. Pero quería más. Por eso, cuando leyó D’après une histoire vraie de Delphine de Vigan y enseguida le vinieron a la cabeza todas esas películas de su marido desde hace 29 años, sus favoritas, no lo dudó. "Hacía tiempo que queríamos volver a trabajar juntos y le di la novela", explicaba Seigner en el Festival de Cannes del año pasado, en la presentación mundial de Basada en hechos reales. "Sentí que era una historia perfecta para él, porque es muy compleja con muchos niveles y temas que a él siempre le han gustado y obsesionado: la creación artística, la culpa, la soledad, el amor, la idea del doble… No solo es una historia de miseria, como dicen algunos. Y, además, juega con lo real y lo no real, con la imaginación".
Emmanuelle Seigner se quedó con el papel protagonista, Delphine, una escritora con una novela de gran éxito y un bloqueo creativo para volver a escribir. En esa posición vulnerable y perdida está, cuando aparece en su vida Elle (Eva Green), una atractiva, seductora y misteriosa mujer junto a la que le vuelve la inspiración, pero que se convertirá en una relación peligrosa. "Mira que yo soy alguien bastante obsesiva en la vida real. Pero veo a Elle casi como un vampiro. Se va comiendo a Delphine poco a poco. No es una relación sana", contaba Green. "Aunque sé que mucha gente me dice que soy una 'femme fatale' e intenta encasillarme, he interpretado muchos tipos de mujeres distintas y fuertes. Pero, en concreto, este papel es muy particular. Hay algo que da miedo, no muy humano, casi fantasma".
De hecho, el juego de la película es mantener el misterio sobre si Elle es real, un producto de la imaginación desesperada de Delphine, o un delirio de su fiebre creativa. "Para mí fue muy difícil al principio -admite Green- porque es un personaje muy abstracto. Nunca sabes si es real o no. Aún hoy no lo sé".
"Es muy exigente, casi obsesivo"
Y Roman Polanski y Seigner tampoco se lo aclararon. Aunque para la pareja era su quinta película juntos, era la primera vez de muchas cosas. La primera vez que Seigner interpretaba el papel de víctima, muy lejos de su personalidad y de su filmografía; la primera vez que Polanski dirigía una historia con dos mujeres; la primera vez que trabajaban con Olivier Assayas, al que encargaron la adaptación "muy fiel"; la primera vez que conocían a Eva Green y la introducían en su ya "fácil y orgánico sistema de trabajo" como pareja personal y profesional que son desde hace 29 años.
Seigner dice que fue "un rodaje interesante y divertido" por todas estas novedades, "aunque muy duro". Green también, aunque reconoce que pasó sus momentos difíciles. "Tuvimos una primera lectura del guion. Un par de días antes del rodaje, nos juntamos los tres, lo leímos de nuevo, y me sorprendió porque Polanski no era muy preciso sobre lo que quería. Confió en mí", cuenta. "Pero fue cuando llegamos al set cuando se convirtió en alguien muy, muy exigente, y casi obsesivo con todos los detalles. Es muy preciso, detallista, no endulza sus palabras. Tiene pasión. Sabe muy bien lo que quiere porque está muy metido en la escena".
Seigner da otra versión: "Es muy preciso en la forma de dirigir, sí. Pero le encanta dejar que los actores improvisen, darnos libertad". La actriz cree que trabajando con Polanski puede que saque una mejor versión de ella. "Me conoce tan bien y tenemos tal confianza, que puede que sí sea mejor en sus películas. Es diferente trabajar con él [a hacerlo con otros directores]. Me encanta trabajar con él porque es un gran director. Es siempre un honor y un placer y sé que el resultado va a ser bueno. Con otros puedes dudar, lo ves y luego no te gusta, pero con sus películas nunca me pasa". Y con esta Basada en hechos reales no les habrá salido una Repulsión, La semilla del diablo o El quimérico inquilino, pero ellos están igual de satisfechos.