· Combatir demonios y el vestuario
Aunque no se trata de ningún Van Helsing, Burke también tiene a su disposición un ajuar de armamento como buen soldado de Cristo. "Para combatir demonios, tengo mis propias herramientas", sonríe. "Mi agua bendita, que es como si fuera mi particular AK-47, poderosa para situaciones especiales, y mi crucifijo. Tengo un par de ellos que son mis favoritos, como le pasa a cualquier vaquero o soldado. Y ese, junto a mis libros, es mi 'kit sagrado' con todo lo que necesitas para salvar el mundo de demonio en demonio”.
¿Pero cómo se viste a un sacerdote y a unas monjas? ¡Y sobre todo a una monja demoníaca! Ahí ha entrado la labor de Sharon Gilham, diseñadora de vestuario del especial de Navidad de Black Mirror 'White Christmas'. En un anexo exterior al set, con una lona que nos protege del sol, nos da una clase exprés de vestuario religioso. Como si fuera una catequesis. "Todos los trajes de las monjas tienen muchas capas porque así es como se visten para apartarse del mundo". Por orden del director, todas y cada una de las piezas debían tener algún tipo de textura y, además, todas esconden simbolismos o significados. "Todo está hecho por una razón [...] La capucha escapular representa el cruce del Calvario [...] y la toca te mantiene atado a tu religión y tus creencias".
Gilham no ha dejado nada a la imaginación y ha investigado cómo han vestido las monjas a lo largo de su historia, cómo son sus uniformes y cómo se fabrican sus hábitos, siempre inspirándose en la realidad pero, al mismo tiempo, jugando un poco con las formas. Irene, por ejemplo, lleva un vestido de algodón de color crema, como es tradición para las monjas que no han pronunciado los votos, pero siempre estuvo planeado que fuera una figura blanca e inmaculada en medio de tanta oscuridad. Su diseño lleva pliegues y un cinturón, y hasta la cruz colgada de su cuello es más simple en comparación con la que portan las demás monjas, un poco más elaborada. En su mayoría, los cintos marcan y estilizan las siluetas de las religiosas; para evitar estructuras abstractas y toscas, y para distinguirlas de Valak. El atuendo de la monja demoníaca ya estaba hecho de El caso Enfield, así que se ha mantenido en su mayor parte. No lleva ninguna cruz, su toca es más larga, pero no es tan diferente. "La idea es que su vestuario fuera más preciso, más recto y rígido". Se emplearon los mismos tejidos, aunque a Gilham le gustaba la idea de que permaneciera en el fondo de algunas tomas para que no la vieses de inmediato.
Los detalles se han cuidado al máximo para que todo quedara lo más auténtico posible. La ropa lleva ataduras para evitar movimientos innecesarios y pequeñas filigranas, como botones en las espaldas, por si algún plano se cuela en la versión final. Capas y capas para unos actores que se sentían "sagrados" debido a este proceso tan "transformador". Pero la joya de la corona de este departamento pertenece al padre Burke: una estola sacerdotal con bordado metálico y rosarios y crucifijos engastados que Gilham adquirió en Francia, donde vive, y después fue alterando. "Es un símbolo muy importante y cargado de su poder sacerdotal. Cada vez que hace un exorcismo, añade otro crucifijo". Incluso tiene una inscripción bordada: "Dominus Illuminatio mea" ("El Señor es mi luz"). Es el lema de la Universidad de Oxford y un pasaje de los Salmos (27, Salmo de David).
· Mantener el CGI al mínimo
A Corin Hardy le gusta presumir de que hay varios planos en La monja que no tienen nada de CGI. En una industria dominada por los sofisticados efectos especiales de las películas de superhéroes, él prefiere que sus actores graben escenas en el agua, lleven prótesis y se transformen. "Exactamente lo que pasaba en los 70. Estoy muy orgulloso". En Rumanía está terminantemente prohibido rodar en el interior de las iglesias, así que el equipo tuvo que apañárselas con los exteriores de castillos locales -el Palacio del Parlamento Rumano, por ejemplo, sirvió para recrear el Vaticano- y con las construcciones de Jennifer Spence, diseñadora de producción de la saga Insidious, de Annabelle: Creation y del futuro estreno superheroico de New Line y Warner Shazam!
"Intentamos grabar cosas reales tanto como podemos y mantenemos el CGI al mínimo. Cada vez que hacemos algo, pensamos: "Cómo podemos fabricar eso. Cómo podemos hacer eso de verdad", se explaya de pie Spence, en una sala de tumbas que parece de todo menos ficticia con sepulcros, esculturas, telarañas, calaveras, libros antiguos y un gigantesco rosetón por el que se filtra una luz blanca que se vuelve rojiza al penetrar por el ventanal. "El rojo es el color favorito de James [Wan]. Siempre intentamos meter un poco de rojo en la película porque no hay mucha cantidad. Pero sí hay muchos verdes y tonos tierra [...] Espero que parezca una película de terror chapada a la antigua. Porque hemos intentado hacer eso; lo hemos hecho así intencionadamente".
Para Spence, el auténtico desafío radicó en crear algo que resultara verosímil y creíble tanto para los ojos del espectador como para los de sus actores. Construyó el interior de una iglesia y una enorme escalera de caracol en sólo un mes y, cuando terminaron de rodar esa parte, convirtió el espacio en la sala de tumbas por presupuesto y para reciclar materiales. "Vosotros no estuvisteis aquí pero, cuando aquí estaba la iglesia, había que reflejar sueños y también la realidad. Irene tiene visiones y ve una cosa cuando está pasando otra. A veces, las cosas parecen limpias, inmaculadas y bellas, y otras son como si no hubiese habido nadie en mucho tiempo [...] Es muy importante hacer que cada set sea lo más real posible para que los actores olviden que se encuentran en uno". Spence levantó una falsa entrada en la parte trasera de la iglesia, con sus portones y todo, y Demián Bichir se quedó boquiabierto. "No sabía distinguir qué era real y qué no. ¡Y él había estado en la iglesia! "¿Ha hecho esas puertas o qué?", dijo sorprendido. "¿Eres algún tipo de mago?". He hecho bien mi trabajo si mis actores se sorprenden".
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