En el último Festival de Málaga se llevó la Biznaga de Oro a la Mejor película Iberoamericana, además del Premio Feroz Puerta Oscura a la Mejor película de la competición, y llega ahora a las salas comerciales para refrescar la cartelera: Siempre juntos (Benzinho) es otra nueva muestra del estupendo estado de salud del cine brasileño y una oda a la fuerza de las madres como motor de la familia. Protagonizada por Karine Teles en el papel de la matriarca, en un papel luminoso y arrollador, la cinta está guionizada por la propia Teles y por Gustavo Pizzi, que dirige asimismo este retrato coral sobre los cambios en una familia. Saben bien de lo que hablan, y no solo porque han trabajado juntos en un filme previo titulado Riscado, también como guionistas dejando patente su buena sintonía, sino porque han sido marido y mujer. Hablamos con ambos sobre el estreno de una de las cintas independientes de este verano.
¿De dónde surge la historia de 'Siempre juntos (Benzinho)'? ¿Por qué deciden fijarse en las tesituras de una madre y llevarlas al cine?
Gustavo Pizzi – Karine y yo nos conocimos hace bastante tiempo, algo antes de nuestra película anterior. De hecho, hemos estado casados y tenemos dos hijos en común, que son los niños gemelos que aparecen en Siempre juntos (Benzinho). Aunque empezamos a rodarla ya una vez separados como familia, seguimos teniendo un contacto continuo, por nuestros hijos. Ciertamente, Siempre juntos (Benzinho) es una película muy familiar y hecha en familia.
Karine Teles – Cuando éramos pareja, habíamos hablado muchas veces de las cómo afectan las cuestiones familiares, y de cómo nos sentiríamos una vez los niños crecíeran. También empezamos a ver todas las dificultades que acompañan a la crianza y al síndrome del nido vacío. Hay películas que han trabajado esta idea, pero aquí está contado desde el punto de vista de la madre, que se encuentra en la tesitura de tener que romper ella ese cordón umbilical con el hijo mayor. Ella quiere al hijo, pero tiene que dejarle marchar. Es un ejercicio muy complicado.
El rol de Irene es uno de los papeles más luminosos del cine reciente: alegre, arrolladora, llena de energía y al mismo tiempo muy vulnerable y generosa. El naturalismo con el que la interpreta también llama mucho la atención. ¿Cómo se aproximó a este papel?
K.T. – Cuando me meto en un papel, trato de analizar al máximo lo que siente el personaje, que, por otra parte, no deja de ser el resultado de muchas cosas, aparte de mi entrega profesional. En Siempre juntos (Benzinho), no obstante, el guion es muy personal porque es el resultado de los recuerdos que tenemos yo y Gustavo de cuando nos fuimos de casa. Para mí, se terata de aprovechar al máximo las posibildades del cine, guion, vestuario, ambientación, para poder sacarlo todo después delante de la cámara. Todo ayuda de cara a esa naturalidad interpretativa, a esa idea de darle vida al personaje.
¿Querían reivindicar en Siempre juntos (Benzinho) el rol de las mujeres dentro del núcleo familiar, ese coraje que parece propio en ellas?
G.P. – Creo que es más habitual encontrar el valor del coraje en la mujer por una cuestión cultural, porque las mujeres han de cargar con mucho más a causa de la cultura patriarcal en la que vivimos. Una mujer tiene que demostrar más que un hombre, y parece que el coraje sea algo inherente en el género. No es que crea que eso no tiene que cambiar, no me malinterpretes, pero la realidad es que muchas mujeres tienen que hacerse cargo de una serie de situaciones y saben manejarlas mejor que los hombres.
K.T. – Esa era la idea: hacer visible todo ese trabajo, sus dificultades, la belleza y la importancia de ser madre. Hoy en día las cosas están cambiando en las familias, pero sabemos que no siempre se comparten ni la crianza ni las tareas domésticas. Y es un trabajo importantísimo, porque los hijos son el futuro. El cine funciona como lupa y ayuda a los espectadores a ver aquello que por una cosa u otra han pasado hasta ahora por alto. Queríamos comunicar una historia que creemos común en todas las familias, más allá de los discursos. La familia es un entramado complejo, de sentimientos encontrados, pero al mismo tiempo es una fuerza que, en el caso de Irene, le ayuda a salir adelante.
Es más habitual encontrar el valor del coraje en la mujer por una cuestión cultural, porque las mujeres han de cargar con mucho más a causa de la cultura patriarcal en la que vivimos.
¿Utilizaron los recuerdos de sus madres, o anécdotas privadas a la hora de escribir el guion de 'Siempre juntos (Benzinho)'?
G.P. – Siempre juntos (Benzinho) es una película más personal que autobiográfica, que recupera recuerdos pero no cosas tal y como sucedieron, si no más bien impresiones de detalles cotidianos y de emociones que se quedaron en nuestro imaginario de cuando éramos niños o de cuando vivíamos con nuestros padres. Cuando me emancipé de casa, por ejemplo, recuerdo el hecho de ver a mi madre llorar por primera vez. En su momento no me marcó, pero al escribir el guion ese recuerdo tan potente regresó a mi cabeza.
¿Cómo ha sido gestionar el trabajo en el set de rodaje con vuestros propios hijos?
G.P. – No te voy a mentir: ha sido muy complicado. Estaban las cuestiones del horario, que por razones obvias era más reducido, y, además, no puedes dirigir a un niño de la misma manera que a un adulto. Los niños pequeños no comprenden bien la situación, así que tienes que buscar estrategias.
K.T. – A Gustavo al principio le pareció que no era una buena idea trabajar con los niños, porque estaba el peligro de que se mezclaran los papeles, el de Irene y el mío, y que ellos se confundieran. Era un riesgo. Fuimos haciendo castings y buscando a niños, pero ellos ya estaban allá y al final me dijeron que iban a hacerlo bien y con voluntad. Pensé que sería una experiencia bonita, y sin duda lo fue para todos y no se nos va a olvidar jamás. Eso sí, también fue muy difícil y cansado. Te puedo decir que durante el rodaje apenas dormí.
Finalmente, ¿es 'Siempre juntos (Benzinho') una oda a la importancia de la familia?
G.P. – El papel de la familia en la vida de cada uno es algo muy personal, pero en mi caso, y ahora hablo como padre y no como cineasta, Karine y yo intentamos criar a nuestros hijos apoyándolos en lo que sea y tratando de que tengan el máximo de opciones posibles. Como nosotros en su día, van a seguir su propio camino. Aunque, claro que deseamos que nuestros hijos estén siempre en contacto con nosotros y poder tener una vida en común. Pero bueno, es ley de vida.