Aunque Jason Momoa saltó a la fama por ser Khal Drogo en Juego de tronos, en la vida real no tiene nada que ver con aquél salvaje al que Daenerys tenía que 'domar'. Momoa es alguien muy tranquilo que busca divertirse en todo lo que hace. Básicamente, la representación perfecta de lo que significa libertad. El actor hawaiano ha contado en varias ocasiones el gran amor que siente hacia Lisa Bonet, su esposa, y junto a sus hijos forman una de las familias más especiales de Hollywood.
En un cortometraje titulado Lienzo de mi vida -subtitulado al español por el canal The Game of Dead- el actor reconoce que siempre ha sido alguien muy familiar: "Desde que era un niño siempre quise ser padre. Pero nunca en mi vida jamás imaginé que sería actor. Fui criado en un pueblito de América rodeado de trabajo duro, maizales y cerdos. [...] Fui criado por una aguerrida madre soltera. Mi madre era una artista en todas las formas. Era pintora, fotógrafa... tan maravillosa siempre buscando y observando".
Por eso, la época más feliz de su vida comienza cuando llega Bonet y tienen dos hijos juntos -además de Zoe Kravitz-. "Caí estúpida y locamente enamorado de ella. Mi esposa me dio 3 hermosos y feroces hijos. [...] Y con ellos mis sueños finalmente se hicieron realidad. Soy padre, encontré mi lugar, mi hogar. Como cualquier padre, quieres que tus hijos te vean haciendo lo que amas. Pero mi pasión por contar historias me aleja de casa a veces y eso me asusta. Que la vida nómada que una vez me inspiró ahora me aleje de las cosas que más amo".
Eso sí, cuando está en casa pasa todo el tiempo libre junto a sus hijos e intenta transmitirles su filosofía de vida: "Decidí enseñarles a mis hijos quién era con la música, la pintura, todas mis formas de arte. Les enseñé a patinar para que puedan surfear o hacer snowboard. Ser equilibrados, para que sean fuertes y valientes en cualquier terreno. Les enseñé a escalar para que se esfuercen hasta el límite y enfrenten sus temores".
