UN PARÍS EN LONDRES: EL MINISTERIO FRANCÉS Y EL MAUSOLEO LESTRANGE
Ya nos lo avisa Redmayne al final de su entrevista: que esperemos a ver lo maravilloso que es el trabajo del departamento de arte capitaneado por Stuart Craig, el hombre detrás de los decorados de Harry Potter y de Animales fantásticos. Las palabras del actor cobran todo su sentido cuando te encuentras dentro de una pequeña habitación cuyas cuatro paredes se han quedado sin espacio en las que colgar tanto ‘concept-art’ y diseño. Pero mejor incluso que eso es poder ver esas maquetas y bocetos hechos realidad.
Pese a transcurrir en París, Los Crímenes de Grindelwald se ha rodado en Londres. Los estudios Leavesden han sido testigos de cómo se ha destruido lo que en la primera entrega de la saga fue Nueva York para dar paso a la capital francesa de final de los años 20. La razón de no trasladar el rodaje a Francia la explica rápidamente Craig. La culpa, aunque parezca mentira, la tiene la ausencia de suciedad. “Las ciudades europeas eran negras en 1927. La Revolución Industrial lo contaminó todo”. En defintiva, el París actual está demasiado limpio para ser creíble.
Pese a la ardua tarea de dar vida a un trozo del París mágico, el decorado más espectacular es el del Ministère des Affairs Magiques. Sobre un suelo verde con un patrón que recuerda a las escamas de los peces se levanta una estructura circular rematada en una cúpula de cristal y metal llena de motivos orgánicos y naturales al más puro estilo Art nouveau. En ella, si miras atentamente, puedes encontrar criaturas como el Demiguise. El Ministerio Francés de Magia se convertirá, según nos avisa la propia Waterston, en un lugar de peregrinaje para casi todos los personajes de la película. Hubband y Craig incluso nos descubren que en sus estanterías hay cajas llenas de documentos con registros familiares, y a nosotros nos parece el lugar perfecto para que los protagonistas encuentren lo que necesitan sobre el pasado de Credence.
Tras visitar el Ministerio Francés de Magia llegamos, unos minutos después de andar por los largos pasillos del estudio y echando en falta una chimenea y unos polvos flu, a uno de los escenarios más misteriosos que aparecerán en la película. Es fácil saber en qué tipo de lugar nos encontramos antes incluso de adentrarnos en él. Estamos en un mausoleo, sí, pero no es hasta después de escudriñar los pasillos repletos de tumbas polvorientas y llenas de telarañas cuando nos damos cuenta de a quién pertenece.
La lápida a los pies de una gran escultura en mitad de la construcción funeraria nos da la información que necesitamos. Aquí yacen miembros de la familia Lestrange, y el más importante de todos es Corvus Lestrange. Bajo la expresión en latín ‘Corvus Oculum Corvi non Eruit’ (‘Un cuervo no le saca un ojo a otro cuervo’) se encuentra, enterrado, el cuerpo de este antepasado del padre de Leta Lestrange, que murió el 13 de septiembre de 1768 a los 39 años. La Piedra Filosofal, Nicolás Flamel, Albus Dumbledore,… A esta lista de conexiones con Harry Potter habrá que añadir la de esta familia de sangre pura y origen francés, tristemente célebre más de medio siglo después por la sádica mortífaga Bellatrix Lestrange.
No hace falta que recalquemos la importancia de esta localización en la película si atendemos a las teorías que apuntan a que Credence Barebone es hermanastro de Leta e hijo de Corvus Lestrange IV. No suena nada descabellado si, al fin y al cabo y como nos comenta el productor David Heyman, Los Crímenes de Grindelwald trata sobre “gente en busca de su identidad”.
Es un tema que está en todos los libros y el trabajo de Rowling: personas descubriendo quiénes son. Kama está intentando entender eso, Leta está intentando entender eso… El sentido de que de donde vienen les hace ser lo que son hoy
Antes de abandonar el gigantesco mausoleo, y sabiendo que puede haber secretos escondidos, echamos un vistazo a la parte de atrás de la estatua central. Unas escaleras nos tientan a descubrir qué más nos está ocultando esta localización. Puede que Newt Scamander haya podido hacerlo. Nosotros nos tendremos que quedar con las ganas hasta el estreno.
EL FUTURO DEL UNIVERSO DE ROWLING
“No estoy seguro de que estemos construyendo un universo mágico. Esto no es Marvel”. Heyman responde así cuando le preguntamos si habrá más ‘spin-offs’ de otros personajes en el futuro. “No funciona así. Es una narrativa única”. Lo que parece claro después de hablar con él, alguien demasiado familiarizado con los engranajes de Harry Potter, es que todo depende de “la cabeza pensante”: J.K. Rowling. “Jo conoce este mundo mejor que nadie. Entiende las conexiones y sabe cómo funciona el drama para estos personajes”.
Pero por mucho que Heyman conozca a la escritora, no hay ninguna profecía escrita sobre el futuro de su creación de mayor éxito. Y, aún así, el experimentado productor no descarta que este universo -bautizado como Wizarding World- salte a la pequeña pantalla. “No creo que sea imposible, pero eso depende de Jo”.
Precisamente, una serie de televisión es de las pocas cosas que le faltan a esta franquicia para colonizar un nuevo territorio en su larga lista de conquistas mediática: libros, películas, videojuegos, una obra de teatro… Pero para que salga bien, Heyman solo pide una cosa: que ella esté detrás de todo.
Las películas de Harry Potter funcionan por varias razones, pero lo más importante es la ficción de Rowling. Ella es única
Volver al mundo muggle parece una odisea después de habernos rodeado de todo aquello que hace posible que el mágico universo que le vino a la mente a Rowling hace 25 años continúe más vivo que nunca. Abandonamos los estudios Leavesden casi cuando cae la noche, con ganas de saber más sobre las aventuras que todavía le quedan por vivir a Newt Scamander. Pero también pensando que quién le iba a decir a este magizoólogo, cuando Rowling plantó la semilla de esta franquicia en 1990 con Harry Potter y la Piedra Filosofal, que su historia también merecía ser contada.