Benedict Cumberbatch ya es uno de los actores con mejor reputación de su generación, pero, además, puede presumir de tener una vida digna de una película. Ha sido Sherlock en la famosa serie de mismo nombre, Alan Turing en The imitation game -por el que fue nominado al Oscar- y Doctor Strange en el Universo Cinematográfico de Marvel, pero él mismo es su mejor personaje.
Aquí hemos recopilado varias anécdotas totalmente reales que le han ocurrido, ¿las conocías?
Su abuelo, sobreviviente de las dos guerras mundiales
Henry Carlton Cumberbatch es el abuelo paterno del actor, quien hizo carrera dentro de la Marina Real británica. Con solo 14 años acudía a los centros educativos de la marina y con 19 años ya servía en buques de guerra. De este modo, sirvió en las dos guerra mundiales y salió con vida de ambos conflictos.
Además, el padre de su abuelo fue un diplomático que sirvió como cónsul en Turquía y el Líbano. Con estos antepasados, no es extraño que esté relacionado con la nobleza. Es pariente lejano de Ricardo III de Inglaterra, al que interpretó en la serie británica The Hollow Crown.
Profesor en India
Al terminar el instituto, el intérprete quiso tomarse un año sabático y decidió pasarlo en India. Lejos de estar de vacaciones, Cumberbatch era profesor de inglés voluntario en un monasterio tibetano de Darjeeling.
"Era uno de los cinco profesores que habían hecho un curso... Eran cinco meses. Pasé medio año trabajando en todo tipo de trabajos para ahorrar y poder pagar ese curso. No pagas por ser profesor, pagas por la experiencia. Estás rodeado de monjes y sus vidas. Era un monasterio pequeño y el último piso era el templo. Yo vivía en el piso bajo, que estaba lleno de humedad y arañas enormes".
Casi le secuestran
Cumberbatch sabe de primera mano lo que es la acción, ya que sufrió un intento de secuestro. En 2005 se encontraba en Sudáfrica rodando To the ends of the Earth y un día fue atacado, junto a otros compañeros del reparto, por una banda de seis hombres. Los asaltantes les forzaron a meterse en el coche y terminaron atados para que no pudiesen escaparse. Ante esta peligrosa situación, el actor intentó razonar con ellos.
"Les dije: 'Si me dejas aquí, no es por la falta de aire, sino por el espacio pequeño. Tengo un problema en el corazón y el cerebro'. Sólo traté de explicárselo: 'Voy a morir, posiblemente tenga un ataque y será un problema para ti. Seré un inglés muerto en tu coche. Nada bueno'. Cerró el maletero, tuvo una discusión y luego me sacó. Eso me enseñó que vienes al mundo como lo dejas, por tu cuenta. Me hizo querer tener una vida menos ordinaria", explicaba el protagonista de Patrick Melrose.
Su mutación genética
Ya nació para ser alguien especial, puesto que sufre una pequeña mutación genética en los ojos: heterocromía sectorial. Tiene los ojos de colores azules, verdes y dorados, algo que le encanta: "Creo que, como actor, tus ojos son vitales para transmitir cualquier pensamiento o sentimiento interno. Tengo que agradecérselo a mi madre".