Antes de ponerse a los mandos de la dirección, Serge Bozon fue maestro y luego crítico de cine. Tal vez por ello, tiene mucho que decir en torno a la cuestión de la transmisión del conocimiento, tema sobre el que versa, a la postre, su nueva película, Madame Hyde, protagonizada por una Isabelle Huppert merecedora del premio a la Mejor actriz en el Festival de Locarno de 2017.
En su segunda colaboración con Bozon tras Tip Top (2013), Isabelle Huppert se mete en la piel de una introvertida profesora de geometría que, una noche de tormenta, es alcanzada por un rayo y sufre una transformación. Tras ese accidente, su personalidad comienza a desdoblarse de tal modo que, durante el día, deja de ser esa tímida maestra para convertirse en una educadora excelente, mientras que de noche vagabundea por las calles del vecindario como una electrizante amenaza. Cine sobre la educación y cine fantástico se dan, así pues, la mano en esta nueva versión de Jekyll y Hyde, el clásico de terror de Robert Louis Stevenson, sobre la que hemos hablado con Bozon en la siguiente entrevista.
¿Cuál es el origen de 'Madame Hyde' y por qué decidiste transformar el personaje de R.L. Stevenson en una profesora y no un profesor?
Serge Bozon– Quería hacer una película sobre las dificultades y la gloria de la enseñanza, porque ambas van de la mano. Y a Axelle Ropert, que ha escrito todos los guiones de mis películas, se le ocurrió una idea genial. ¿Cuál? Pues imaginó a la Sra. Géquil, hacia el final de su carrera, una profesora que siempre tiene fallos en clase con sus alumnos. Si ella hubiera podido cambiar, ya lo habría hecho. Es muy tarde ahora y ya no es posible ningún cambio natural. La única posibilidad que queda es un cambio no natural, por lo tanto, algo fantástico. De ahí Stevenson, cuyo clásico nos ofrece ese accidente de laboratorio sin el cual no podría haber cambiado la protagonista. Y bueno, decidimos que sería una mujer y no un hombre porque ¡quería volver a trabajar con Isabelle!
'Madame Hyde' es también tu segunda colaboración con Isabelle Huppert. El público internacional está acostumbrado a verla en esos papeles tan intensos y dramáticos, pero me gustaría saber qué encuentras en ella como actriz de comedia.
Serge Bozon– Quería volver a trabajar con Isabelle Huppert mostrando lo opuesto a sus roles habituales, es decir, mujeres fuertes. Aquí ella interpreta a una mujer débil, en todos los sentidos: asustada, pusilánime, perdida ... alguien que vive a la sombra de su fracaso constante, y que se transformará gradualmente. Como en Tip Top, el papel se escribió pensando en ella. Pero no veo a Isabelle como una actriz de comedia en la película, al contrario de Tip Top, a pesar de los momentos divertidos del filme, como sus escenas con Romain Duris. La película se va poniendo triste y creo que su final es algo trágico. La última escena de la película la veo como una escena de pura caída, en todos los sentidos de la palabra. Ella explota como actriz cuando el personaje que interpreta está siendo completamente destruido desde dentro.
Axelle Ropert ha escrito todas tus películas y tu hermana Céline también ha filmado todos tus filmes. ¿Estás interesado en colaborar regularmente con el mismo equipo de personas?
Serge Bozon– ¡Sí! Yo agregaría a Pascale Bodet, la consultora artística; Laurent Gabiot, el ingeniero de sonido y mezclador; François Quiqueré, el editor; Julie Gouet, la asistente; David Thion, el productor; Benjamin Esdraffo, el compositor; Stéphane Batut, el director de casting; y así. ¿Por qué? Pretendo huir de las estructuras "pro" y, por lo tanto, jerárquicas, porque me interesa que todos den su opinión, y trabajar en las películas a diario, más allá de los períodos de rodaje/edición. Eso es ideal.
El cine francés cuenta con una larga tradición de películas en las aulas, desde Jean Vigo hasta Laurent Cantet, etc. Por lo general, también son películas que se ocupan de cuestiones sociales, como la diferencia de clase. Sin embargo, 'Madame Hyde' juega en otra liga para hablar sobre todo de las frustraciones del maestro. ¿Por qué decidiste ponerte del lado del docente?
Serge Bozon– ¡Porque es una película sobre la enseñanza, por lo tanto, sobre el trabajo de los profesores! El reto era poder mezclar Ninotchka, de Ernst Lubitsch, y The Wild Child, de François Truffaut: filmar a una persona varada y triste que no va a transformase en una especie de súper seductora o superheroína, sino simplemente en una maestra que logra hacer su trabajo bien por primera vez en su vida. La vida cotidiana de miles de docentes se convierte aquí en el resultado de una aventura fantástica que pone en tela de juicio todo; y una experiencia aparentemente mundana se convierte en el doloroso resultado de una iniciación sobrenatural. Se trata de que la protagonista consiga completar un curso por primera vez en su vida.
Y con respecto a los problemas sociales de las películas sobre la educación... En Francia no tenemos muchos westerns, musicales o películas de vampiros, pero tenemos toneladas de películas de "proyectos de viviendas de escuelas secundarias", el género de cine social ideal. En estas películas, la escuela secundaria generalmente es solo un telón de fondo, porque nunca estamos interesados en las clases. No vemos lo que es enseñarle algo a alguien, el tiempo que lleva hacerlo, el tipo de diálogo con los estudiantes, la energía que se moviliza, el conocimiento específico que se transmite ... En general solo hay pocas escenas de clases y un enfoque demagógico de "bla-bla" para parecer joven y guai. Pero si quieres hacer una película sobre la transmisión, tienes que filmarla realmente; de lo contrario, elige otro tema. Es necesario filmar en tiempo real una escena que se abre con, por ejemplo, un problema presentado a un alumno, y que solo finaliza cuando el alumno puede resolverlo, no infligir tortura didáctica a los espectadores. Hay muchas cosas que dan satisfacción en la vida y en las películas: la risa, el llanto, etc., pero con demasiada frecuencia olvidamos el placer de un momento de "eureka", cuando repentinamente comprendes algo que antes no entendías. Es una emoción muy poderosa, muy superior a jugar a videojuegos o practicar deporte, en mi opinión; y el simple placer de aprender, es ni más ni menos el tema y corazón de mi película.
Si quieres hacer una película sobre la transmisión, tienes que filmarla realmente; de lo contrario, elige otro tema. Es necesario filmar en tiempo real una escena que se abre con, por ejemplo, un problema presentado a un alumno, y que solo finaliza cuando el alumno puede resolverlo.
Madame Hyde no es una película realista, pero hay en ella una dimensión política a pesar de que evitamos dar sermones contra el racismo, contra la naturaleza discriminatoria de las clases técnicas, contra los guetos suburbanos, contra los directores que se parecen más a gerentes que a educadores... Creo que los espectadores pueden ver esta dimensión política por sí mismos, a través de los sentimientos que se generan en lugar de tener certezas ideológicas forzadas sobre ellos.
Como en películas anteriores como 'La France' o 'Tip Top', 'Madame Hyde' mezcla la comedia con la tragedia, el cine musical y el fantástico, con resultados sorprendentes y estimulantes. ¿Qué es exactamente lo que buscas, o estás buscando al mezclar géneros cuando filmas una historia?
Serge Bozon– Mi idea es mantener un pie firme en la tradición del cine popular (de ahí, el uso de los géneros) y mantener el otro pie, el "no seguro", en una dirección nueva y, por tanto, no vista (de ahí, la mezcla de los géneros). Te voy a dar solo un ejemplo, lo de mezclar cine musical y fantástico en la escena nocturna de Madame Hyde en que están cantando rap. La idea era partir del cliché del cine social (los suburbios pobres franceses = hip hop) y transformarlo, porque en esa escena ese rap gradualmente se va convirtiendo en un tema pop, y los tipos duros con sudaderas aparecen como niños pequeños al quitárselas. Por lo tanto, el público va descubriendo una inocencia soñadora en ese rap anti-escolar, que hay un cierto candor detrás de la violencia. Toda la música que suena en la película es en directo, sin hacer trampas con las voces, tal y como sucedía en la película La France.
Mi idea es mantener un pie firme en la tradición del cine popular (de ahí, el uso de los géneros) y mantener el otro pie, el "no seguro", en una dirección nueva y, por tanto, no vista (de ahí, la mezcla de los géneros).
Los colores de 'Madame Hyde' son muy sutiles y la paleta de azules me recordó al uso del color en 'Tip Top'. ¿Hay querido marcar alguna relación entre ambas películas?
Serge Bozon– La paleta de colores de Madame Hyde es mucho más rica que la paleta de colores de Tip Top, incluso a pesar de su suavidad de tonos. Con Céline [Bozon], la directora de fotografía, trabajamos mucho en busca de una luz suave y colorida, y por eso filmamos en 35 mm. Estuvimos buscando mucho tiempo película de ese formato de Fuji, pero la compañía dejó de producirla hace mucho tiempo. Afortunadamente, encontramos algo de stock.
Cuando la Sra. Géquil (Huppert) se transforma en Madame Hyde, se vuelve luminosa por la noche como si fuera eléctrica. Es un efecto especial muy bonito por su simplicidad. En una época en la que estamos rodeados de efectos visuales digitales de una complejidad abrumadora ¿estás de acuerdo en que menos es más?
Serge Bozon– ¡Sí, completamente! El efecto iluminante de Huppert/Hyde es un efecto especial muy simple inspirado en el primer episodio de Outer Limits (el clásico de ciencia ficción de la década de 1960 producido por Leslie Stevens). Es una especie de "polarización" o "inversión negativa". La forma de los cuerpos se conserva y lo que solo se invierte es la luz y, por lo tanto, los colores. ¿Por qué queríamos este efecto en concreto? Porque la señorita Géquil es una persona oscura. ¿Y por qué es ella tan oscura? Porque nunca ha logrado transmitir a sus alumnos la transmisión de la luz del conocimiento, que es el objetivo de su trabajo. Entonces, para poder dar finalmente esa luz del saber a los demás, ella debe convertirse en la luz misma. Sin saber, no obstante, que al mismo tiempo esa luz es peligrosa, porque puede quemar.