Lukas Dhont ha conseguido lo que muy pocos: que un debut cinematográfico se convierta en la elegida para representar a su país, Bélgica, en los Oscar 2019. También en hacerse con el premio a Mejor actor en Cannes 2018 por el trabajo de Victor Polster y el Caméra d'or a Mejor ópera prima. Todo esto le ha ocurrido a él con Girl, una cinta que sigue a Lara, una bailarina de 15 años transgénero que sueña con su operación de reasignación de sexo.
Además de pasar por el famoso evento francés, Girl también forma parte del Festival de San Sebastián como una de sus Perlas. ya te hablamos de ella en una de nuestras crónicas, pero también hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Dhont y Angelo Tijssens, el coguionista del filme durante una de las jornadas del certamen. La película llega a las salas de cine españolas hoy, viernes 28 de septiembre.
¿Cómo surge la idea de hacer esta película?
Angelo Tijssens: Fue por un artículo que Lukas leyó en un periódico sobre una chica joven, Nora, que quería ser bailarina y solía bailar con los chicos en el ballet en el que estaba. Era una chica transexual y quería bailar con las chicas, pero la escuela no se lo permitía y hubo una gran pelea entre Nora y sus padres y el colegio. Básicamente ahí es donde empezó. ¿No, Lukas?
Lukas Dhont: Sí. Leer sobre esta chica, que con 15 años decidiese elegirse a sí misma sobre las reacciones de los demás y ser fiel a sí misma fue algo muy inspirador para mí. A la edad de 18 años leí sobre ello y es un personaje que quería mostrar y representar en la gran pantalla.
¿Cómo fue el proceso para encontrar a Victor Polster, el actor que da vida a Lara?
L.D: Cuando escribíamos el guion nos preguntábamos quién sería capaz de interpretarla, porque para interpretar este papel tienes que ser capaz de hacer muchas cosas. Tienes que ser capaz de bailar. Tienes que ser capaz de actuar. Y tienes que tener 15 años y representar esa identidad de una forma madura y compleja. Hicimos el ‘casting’. Vimos a chicas jóvenes, chicos jóvenes y chicas transexuales y transgénero, y de todos los que vimos, había uno que tenía todos los componentes. Y ese era Victor.
Utilizáis los reflejos en los espejos para adentraros en la introspección del personaje, algo que recuerda a la Carol (2016) de Todd Haynes.
A.T: Los espejos que Lukas utiliza en la película... Escribimos sobre ellos porque en ballet son muy importantes. Es lo que usas para comprobar que todo está donde debe estar. Es lo que hacemos regularmente. Toda la película trata sobre la apariencia que no encaja con el mundo interior. Así que, reflejando, literalmente todo el tiempo, y comprobando si ese cuerpo está evolucionando o no está evolucionando y si está en la correcta posición, los espejos son necesarios. Fuimos más allá, a medida que ella ve su reflejo en el metro o en el hospital. Los espejos pueden significar muchas cosas. Son, literalmente, una ventana a otro mundo en el que también estás. Para Lara es algo muy importante.
La cámara está el 90% de la película mirando a Lara…
L.D: No era la intención al principio porque, en esta película, a medida que la escribíamos, el miedo al cuerpo era un gran conflicto. Al principio, la idea era grabar más el cuerpo, pero descubrimos a Victor. Descubrimos a un joven Natalie Portman flamenco que trasladaba todo lo que estaba pasando en su interior a través de su cara, y nos atrajo. Literalmente, atrajo la cámara más cerca de él y, a medida que decidimos acercarnos a él, también descubrimos que era algo que funcionaba, porque creaba este sentimiento de estar atrapado, este sentimiento de claustrofobia; algo muy interesante para la forma y el contenido de esta película.
Las escenas de baile dan la sensación de que Lara está siempre a punto de caerse. ¿Cómo fue el proceso para llevarlas a cabo?
A.T: Tuvimos un gran coreógrafo con el que trabajamos en esta película. Realmente consiguió crear movimientos que expresaban lo que había en el guion. Porque es algo raro tener que escribir una coreografía que signifique algo en la película. Trasladó eso muy bien. Por supuesto, porque ya hemos hablado de la cara de Viktor, pero con todo su cuerpo también. Aprendió una destreza que es muy difícil de aprender. Con las puntas, las niñas en ballet empiezan con seis o siete años, y es una trayectoria que deforma sus cuerpos a medida que lo aprenden. Él tuvo que aprenderlo en un par de meses y, de nuevo, ahí hay una metáfora de la película de intentar adaptarse, de encajar en un mundo al que otra gente no cree que pertenezcas. Siempre está en ese limite, está ese constante peligro mientras intentas ser lo más elegante posible.
¿Creéis que la escena final va a ser demasiado controvertida para el público?
L.D: Dividirá a la audiencia, pero era inevitable para nosotros a la hora de escribir esta película. Para nosotros, la esencia [de la película] está reflejada en ese acto. Está reflejada en alguien que, literalmente, no puede soportar un cuerpo que siempre se le ha dicho que es masculino. Ella introduce esa visión de la sociedad como la suya propia y, para nosotros, era… La escribimos como una metáfora y, para mí, funciona muy bien en esta experiencia física. Llevas a la audiencia a la visceralidad de todo eso.
A.T: Y, básicamente, toda la película conduce a ese momento. La segunda escena, en la que ella se está perforando las orejas, eso es, de alguna forma, una especie de automutilación que haces para ser algo que se espera de ti. Así que, a lo largo de la película, tienes esas pequeñas pistas que conducen hasta ahí. Es una decisión un tanto errática la que hace el personaje.
Es interesante cómo lo privado y lo público se definen en esta película. De puertas para fuera, Lara parece una chica feliz, pero esa sonrisa desaparece cuando está sola. Se comporta de forma muy diferente.
A.T: Intentamos eso porque también es lo que somos. La forma en la que hablo contigo es totalmente diferente a la forma en la que hablo con Lukas, o la forma en la que hablo con mis padres. Tienes diferente partes de ti mismo que muestras o no muestras o resaltas. En muchas historias, tienes un personaje que realmente es solo un tipo concreto de personaje, pero es mucho más humano ser diferentes personas al mismo tiempo. Especialmente, cuando hablas de una persona que, literalmente, está tratando de ser diferentes personas al mismo tiempo.
¿Buscáis romper algún tabú o hacer que la gente se sienta más confiada para hablar de estos temas con esta película?
L.D: Para mí, la fuerza en el cine es la empatía. Es mostrar algo: un personaje, un sentimiento o una situación que puede que, como público, no hayas visto a tu alrededor o no hayas sentido y te lleves algo de esa experiencia contigo. Así que, si esta película puede estar en el centro del debate, entonces creo que es un éxito y eso es algo interesante. Estamos representando a una joven de una comunidad que está ganando visibilidad, pero que todavía no está totalmente representada.
¿Creéis que Lara se puede convertir en un icono para el LGTB+?
A.T: Hay una frase de la película que me gusta mucho, es cuando ella dice: ‘No quiero ser un ejemplo, solo quiero ser una chica’. Para mí, eso acoge la idea de lo que el personaje se supone que tiene que ser para nosotros. Esperemos, y tendrán que pasar años antes de que lo descubramos, que pueda convertirse en un personaje icónico, pero no teníamos la intención de que fuese un icono para un movimiento. Somos muy conscientes de que eso es imposible. No intentamos contar todas las historias de transexuales o todas las historias de homosexuales al mismo tiempo. Esto es solo un minúsculo fragmento de un vasto cuerpo de historias que están ahí fuera y que esperamos que más gente cuente y comparta y escuche. Esta es nuestra contribución.
