Dani de la Torre estrena nueva película: La sombra de la ley y, con motivo de la llegada a las salas de cine del filme, el Museo del Traje acogerá desde el 4 de octubre hasta el 13 de enero los trajes de la película diseñados por Clara Bilbao, la directora de vestuario ganadora de dos Goyas por Blackthorn y Nadie quiere la noche. En SensaCine hemos acudido a la presentación de la exposición y hemos podido hablar con Bilbao sobre su trabajo. También hemos estado con el director del filme y algunos miembros del reparto como Adriana Torrebejano, Manolo Solo y Vicente Romero.
El filme nos sitúa en la Barcelona de 1921, una época que mezcla los “felices años 20” y un momento de caos político que está teniendo lugar en España, algo que se ve reflejado en el vestuario de la cinta. Un trabajo que ha sido muy valorado por De la Torre, quien al ver la exposición se ha quedado muy impactado por la labor de la diseñadora. “Me quiero llevar todos los trajes a mi casa”, asegura. Acompañados de Bilbao, hemos podido recorrer la exposición que se divide en tres categorías: Los policías, los sindicatos y el Music Hall.
LA EXPOSICIÓN EN TRES ESCENARIOS
En la primera parte, la de los policías, nos encontramos con los trajes de Tísico (Ernesto Alterio), el inspector Rediú (Vicente Romero), Aníbal (Luis Tósar) y Beltrán (Fredi Leis). En esta categoría, el vestuario es oscuro, está compuesto de gabardinas y sombreros al estilo gánster. Un reflejo del mundo trepidante de la noche.
En la parte sindicalista, vemos los vestidos del personaje de Michelle Jenner, Sara, una chica de la clase obrera que representa la lucha de la mujer. Según explica Bilbao “esta ropa no tiene ningún artificio, está super ambientada. Es ropa reciclada, es una época en la que la gente utiliza cosas anteriores. Es un vestuario diseñado y confeccionado, no hay nada comprado”. Junto a ella vemos los dos contrapuntos del sindicalismo que encontraremos en el filme: el pacífico, representado por Salvador (Paco Tous), el líder de los sindicalistas, y el violento, un movimiento que conduce el personaje de Jaime Lorente, León.
Por último, encontramos la zona del Music Hall, representada por los personajes de Adriana Torrebejano y Manolo Solo. En primer lugar están los vestidos de Lola, la estrella del cabaret, “el súper reto de vestuario”, como comenta la diseñadora, ya que son trajes hechos cuidadosamente a medida sobre el cuerpo de la actriz compuestos por pedrería. Para finalizar, se exponen los trajes de El Barón, un nuevo rico, un malvado gánster dueño del cabaret que viste con colores atrevidos como el morado o el rojo.
Al ser una parte tan importante de este largometraje, los miembros del reparto han querido contar cómo ha sido la experiencia de llevar unos trajes diseñados específicamente para ellos. “En los días de prueba me sentía como Cenicienta hecha princesa. Era una gozada”, comenta Manolo Solo. Por su parte, Adriana Torrebejano se siente muy agradecida por el trabajo que ha hecho Clara Bilbao con su personaje:
Son espectaculares. Todos mis trajes están hechos al milímetro, hechos en mi piel, no se lo puede poner nadie más. Clara los ha diseñado en mis curvas. Para una actriz salir ahí con una cosa que es tu segunda piel es maravilloso
Vicente Romero, que coincide por segunda vez con la diseñadora, considera el vestuario y la peluquería algo esencial. “Es muy importante para la creación de un personaje, yo le doy el espíritu, pero gran parte de mi trabajo se lo debo a Clara. Estás como abducido por ese personaje gracias al vestuario”, comenta el actor.
“El diseño de vestuario no consiste en vestir a la gente guapa o fea, consiste en representar un personaje”, explica Clara Bilbao. “He tomado muchas referencias de este museo, pero yo aspiraba un poco a Los Intocables. Hemos aspirado súper alto, y hemos intentado darle toda la realidad de los años 20”, destaca la diseñadora sobre su inspiración para el filme.