José Luis Gil forma parte de la vida de muchas personas gracias a su papel de Juan Cuesta en Aquí no hay quien viva y al de Enrique Pastor en Lo que se avecina, pero el televisivo intérprete es un habitual del teatro y de tanto en tanto deja impronta en el cine. Como sucede ahora con Miau, la segunda película de Ignacio Estaregui tras Justi&Cía, en la que interpreta a un jubilado a quien el plan de un atraco le devuelve las ganas de que le pasen cosas. Basada en la novela de de Juan Luis Saldaña Hilo musical para una piscifactoría , Miau llega hoy viernes 19 de octubre a las salas de cine españolas. y hemos tenido la oportunidad de hablar con José Luis Gil sobre este nuevo paso en el cine y sobre la necesidad de historias para mayores de 65 años.
¿Qué encontraste en la historia de ‘Miau’ para que te hiciera regresar al cine, aparte de que está rodada en tu Zaragoza natal?
José Luis Gil– Sí, nací en Zaragoza y tengo familia maña. Pero más allá de mis raíces, lo que me movió y me gustó de la propuesta de Ignacio [Estaregui] es lo que finalmente me encontré cuando vi la película completa el otro día en el preestreno: que vi reflejado todo lo que había pensado que podía ser Miau cuando leí por primera vez le guion. Es una comedia de personas mayores con problemas normales, que se ha dejado llevar un poco por la rutina, o que ha dado carpetazo a la idea de seguir teniendo aventuras, o que ha optado por no complicarse y tener una vida tranquila. Y además es una comedia con más cosas, cargada de neorrealismo, pero con un toque de fantasía y con sus puntos oníricos, y todo visto a través de mi personaje, Telmo.
¿Habías visto ‘Justi&Cía, su comedia de 2014 con Javier Angulo?
José Luis Gil– La vi poco antes de empezar a rodar, y la verdad es que me gustó y me tranquilizó mucho, porque pude constatar la manera de trabajar de Nacho. Me encantaron muchos momentos de Javier [Angulo], y sobre todo cómo estaban filmadas algunas escenas. Aunque Justi&Cía y Miau tienen algunos puntos en común, como el hecho de que visualicen a unas personas a quienes la sociedad no quiere mirar de frente, en Miau los conflictos de los personajes se entrevén y el tono es distinto porque es una comedia tierna y optimista.
¿Cómo es Telmo, el papel que interpretas en ‘Miau’?
José Luis Gil– Telmo es un hombre viudo, que echa de menos a su mujer, y que el hecho de sentirse solo le ha quitado energía y las ganas de hacer cosas. Se obsesiona con ese chiste que sale al principio de la película, pero es un pretexto como cualquier otro para hacer algo que le ocupe el tiempo. Telmo también es el narrador de la historia, pero no es un tipo de grandes momentos. Sitúa a los personajes, los presenta al público, y a mi parecer tiene un recorrido bastante lineal. Pero eso es muy interesante, porque al mismo tiempo requería de una interpretación llena de detalles.
Dices que Telmo no es un hombre de mucha acción, pero en ‘Miau’ no paran de pasar cosas una vez deciden ponerse con el robo del Museo Gargallo.
José Luis Gil– En efecto. Llega Monreal y se ven metidos en ese lío, pero porque se dejan arrastrar para salir de esa rutina solitaria y quieren formar parte de ello. De alguna manera, ese plan está también lleno de incertidumbre. Saben qué hacer, pero no saben cómo. Pero el plan de Monreal es un aliciente, porque para ellos es importante haber sido al menos ¡coautores de algo!, y les insufla una energía brutal, porque, como bien señalas, de repente se dan cuenta de que al estar metidos en esa historia se les abren muchas puertas, y la magia parece que impregna su día a día.
'Justi&Cía' y 'Miau' tienen algunos puntos en común, como el hecho de que visualicen a unas personas a quienes la sociedad no quiere mirar de frente, pero en 'Miau' los conflictos de los personajes se entrevén y el tono es distinto porque es una comedia tierna y optimista.
Toda una reivindicación por parte de Ignacio Estaregui, recordarnos a través de la pantalla que hay vida más allá de los 65 años.
José Luis Gil– Sí, porque parece que las personas jubiladas son los olvidados de la vida y solo pueden ser los secundarios del cine, y creo que debería dejarse más espacio para sus historias. Como en Miau, que demostramos lo contrario. Salvando las distancias, si las mujeres en el cine han estado en segundo plano durante mucho tiempo, en el caso de las personas mayores también ha sucedido algo así. Hay un culto a la juventud, tanto en las ficciones cinematográficas como televisivas, y se deja de lado el hecho de que la tercera edad pueda ser protagonista de películas o series, más allá de la idea de que tengan que interpretar al ‘abuelo de’ o la ‘abuela de’.
Pero cada vez las personas mayores y la tercera edad están más presente en la sociedad, y en el cine internacional hay más sensibilidad a la hora de pensar historias.
José Luis Gil– Es obvio que las personas mayores no tienen la condición física de los jóvenes, pero somos una parte importante de la sociedad y hay que dejar de lado la idea de que no son personas útiles. Porque hemos visto estos últimos tiempos justo lo contrario y el cine debería tomar nota.