Tras los diez días del 56ª Festival Internacional de Cine de Gijón, que se celebró del 16 al 25 de noviembre, y con algunas de las películas aún en nuestras retinas y el palmarés coronado por Hotel by ther River, de Hong Sang-soo, presente en nuestra memoria, damos cuenta de lo que ha dado de sí el certamen asturiano proponiendo diez recorridos realizados por su amplia y exquisita programación.
Mujeres (de armas tomar)
Con La favorita, el Festival Internacional de Cine de Gijón inauguró su 56ª edición con una propuesta por todo lo alto porque pocas veces una de las ídems en la carrera hacia los Oscar ha tenido el honor de levantar el telón del Teatro Jovellanos.
Pero la película de Yórgos Lanthimos (El sacrificio de un ciervo sagrado) sobre la última etapa de una decadente reina Ana de Gran Bretaña merecía el despliegue, y no solo por hablarnos de las relaciones (de poder) perversas que se establecen en la corte de la monarca inglesa sino porque la punzante ostentación de lujo y maldad de la cinta supuso un inmejorable arranque para el certamen asturiano. Emma Stone, en el papel de Abigail, y Rachel Weisz, como Lady Malborough, sacan toda la artillería en lo que a estrategias viperinas se trata con el objetivo de hacerse un hueco en la alcoba de la reina, interpretada por una impactante Olivia Colman, premio a la Mejor actriz en el certamen asturiano.
Esa noche inaugural también celebró el primer sold out de otros tantos que se verían en el certamen. Como el lleno en el Jovellanos de la última película de Andrew Bujalski, Support the Girls, merecedor de un hipotético premio al mejor vídeo de presentación de una cinta a concurso. Aquí, el icono del mumblecore vuelve su mirada hacia un sport bar servido por camareras con escote –también son conocidos en el argot anglosajón como breast restaurants– para hablarnos del equipo de camareras del local y, sobre todo, de la gerente Lisa, excepcional Regina Hall, quien lucha contra viento y marea para cuidar y dotar de dignidad a ese trabajo ‘basura’ al que ella y sus trabajadoras se enfrentan día tras día. Un 10 en amor a sus personajes.
Madres
En Sofía, Benm’Barek nos traslada a Casablanca para seguir a la joven del título, una chica de apenas 20 años y de familia acomodada que descubre que se ha quedado embarazada justo el día en que empiezan las contracciones para dar a luz. Esa maternidad extrema le sirve a la cineasta para poner en escena las tensiones de clase en un país donde la maternidad fuera del matrimonio está penada con un año de cárcel. Con una cámara que imita la opresión del nuevo cine rumano, Barek, que venía con el premio al Mejor guion de la sección Un certain regard como aval, no deja en su debut títere con cabeza y, con ello, nos recuerda las batallas que se libran en el cuerpo de la mujer, sea el territorio que sea.
Menos combativa, pero de una sensibilidad extrema, es Viaje al cuarto de una madre, ópera prima de Celia Rico sobre los tiras y afloja emocionales de una madre y su hija cuando la joven quiere emanciparse. La taquilla española no ha sido todo lo justa que debería con este primer largometraje de Rico, pero los parabienes se suceden en cada uno de los festivales donde la película protagonizada por Anna Castillo y Lola Dueñas recala. Llenó el Jovellanos de manera más que merecida.
Iniciaciones
En 2018, el Festival de Gijón ha cumplido 56 ediciones en activo pero los años no pueden con el espíritu jovial y guerrillero que le caracteriza, especialmente en su sección Enfant Terribles, que reúne las cintas más punteras para el público joven y el no tan joven. Casi todas las películas que se presentan en ese programa son historias de iniciaciones, como la producción hispano-dominicana Miriam Miente, de Natalia Cabral y Oriol Estrada, que sigue a la protagonista en los días previos a su fiesta de quinceañera y que se llevó el premio ALMA al mejor guion de una cinta española; o como The Miseducation of Cameron Post, dirigida por Desiree Akhavan, que cuenta las desventuras del personaje de Chloë Grace Moretz, una adolescente lesbiana que, a principios de los 90, es enviada a un campo cristiano para 'reeducar' su identidad sexual. Venía avalada por el Gran Premio del Jurado en Sundance y la Espiga de Plata en la Seminci a la Mejor dirección, y dejó huella. Otra historia de adolescencia que despuntó en el 56 FICX fue Madeline’s Madeline, una de las sorpresas del cine indie americano que concursaba en la Sección Oficial de Gijón y donde Josephine Decker narra la historia de una mente (adolescente) escindida mediante una plástica cinematográfica arriesgada e imaginativa.
Melodrama
Es uno de los nombres más destacados del cine independiente que viene pujando desde la Costa Este de Estados Unidos y también uno de los cineastas más prolíficos: Nathan Silver aterrizó en el 56 FICX con su nuevo trabajo bajo el brazo, The Great Pretender, protagonizado por Esther Garrel y Keith Poulson, y un melodrama sobre el deseo y los problemas de comunicación de cuatro personajes. Con R.W. Fassbinder en el punto de mira, por aquello de la puesta en escena de las emociones, The Great Pretender es también una exploración de la diversidad de puntos de vista –y por tanto de la imposibilidad de una sola verdad– y del amor romántico como una farsa de mentiras y situaciones ridículas.
Del mismo modo, Cassandro The Exotico!, de Marie Losier, propone un sencillo y preciosista perfil documental de un luchador de wrestling mexicano abiertamente gay y decididamente talentoso. Losier, con su cámara de 16mm, resta afectación a su relato para dejar entrever el melodrama íntimo de Saúl Armendáriz/ Cassandro, un cuerpo que ha luchado por defender su orientación sexual dentro y fuera del ring, y asimismo un cuerpo castigado por los numerosos golpes y traumas de una vida dedicada a las acrobacias de la lucha. Ganó, no en vano, el premio Fipresci de la crítica a la Mejor dirección.
De género en género
El regreso de la seccion Géneros mutantes nos brindó la oortunidad de disfrutar de Les confins du monde, incursión en el cine bélico de Guillaume Nicloux donde ahonda en uno de los períodos menos retratados en el cine francés: la transición entre la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Indochina, prolegómenos de la contienda de Vietnam. Con un Gaspard Ulliel transformadísimo en un soldado de pocas palabras en busca de venganza, Les confins du monde contiene unos primeros diez minutos asombrosos, en un montaje sin diálogos pero repleto de buen cine. Que su montador sea Guy Lecorne, también responsable de los paisajes humanos enigmáticos característicos del cine de Claire Denis, da muchas pistas de hacia donde dispara Nicloux. Fiel al cine bélico crepuscular, que atiende a la cuestión de la guerra como un estado de enajenación, Les confins du monde es un enorme salto del director de El secuestro de Michel Houllebecq.
En In Fabric, presentada a concurso en el Festival de San Sebastián e incluida en la sección Crossroads (colaboración de Gijón com el Zinemaldi), Peter Strickland también retuerce el género del fantaterror erótico de los 70 para de nuevo moldear un relato voluptuoso sobre el misterio de lo femenino. In Fabric tiene en un vestido maldito su pricipal protagonista, aunque las brujas que regentan el trasunto de tienda Biba son igual de fascinantes.
Francotiradores
Tras Ape, Buzzard y The Alchemist Cookbook, Joel Potrykus presentaba en Gijón Relaxer, una reflexión sobre la redención individual a través de una misión tan absurda como la de conseguir superar el nivel máximo del videojuego Pac-Man. En Relaxer nos encontramos en los últimos compases del siglo XX, en el salón de una casa cualquiera, para seguir las desventuras del protagonista, clavado en el sofá tratando de superar ese reto, tal vez su última posibilidad de demostrar valía. Mundos alienados y risas torcidas en un trabajo que ahonda en el fin-de-siècle, esto es el miedo al efecto 2000 –que toma la forma de la amenaza de un glitch agazapado en el citado nivel 256 del juego–, para disparar sus dardos hacia nuestro presente.
"La verdadera condición del hombre es la de pensar con las manos", dice la terrosa voz de Jean-Luc Godard en el arranque de El libro de las imágenes mientras en pantalla vemos planos de manos entrelanzándose, moviéndose escurridizas o abriéndose de par en par. El título de su último trabajo, Palma de Oro especial en el último Festival de Cannes, alude al compedio de poemas homónimo de Rainer Marie Rilke y despliega en cinco capítulos (vinculados a cinco motivos visuales y narrativos) algunas de las reflexiones del cineasta sobre el cine y sobre el presente.
Incendios
Casualidad o no, que la sesión de Wildlife, debut de Paul Dano, fuera seguida de la sesión de Tarde para morir joven, segundo trabajo de Dominga Sotomayor, fue un acierto mayúsculo, porque los dos largometrajes tienen como ruido de fondo la amenaza de un incendio que, sabremos casi inmediatamente, acabará por consumir los mundos por lo que se mueven los protagonistas de ambos filmes.
En Wildlife, Dano adapta al siempre complicado de trasladar a la gran pantalla Richard Ford y su historia de un matrimonio que se derrumba ante los ojos del hijo adolescente, pasmado ante la revelación de las aristas personales de sus progenitores. La interpretación de Carey Mulligan es excepcional, aunque cuesta verla como una señora de clase media-baja en mitad del Medio Oeste americano. Por su parte, Tarde para morir joven, premio a la Mejor dirección en el 56 FICX, nos situa en una comunidad autogestionada en el Chile de los años 90 para seguir el despertar emocional de una joven que escucha Mazzy Star como si no hubiera un mañana, tal vez porque intimamente sabe que no lo hay. El trabajo de orquestación de Sotomayor solo encontró un rival a su nivel: el cineasta rumano Radu Jude.
Memoria (histórica)
Con I Do Not Care if We Go Down in History as a Barbarians, Radu Jude lograba en el Festival de Gijón el premio ex aequo a la Mejor dirección y demostraba porqué sigue siendo uno de los directores del cine rumano más interesantes del panorama internacional con un largometraje de más de dos horas de duración que sigue la preparación de un espectáculo conmemorativo, a cargo de una talentosa joven actriz y cineasta. El dispositivo de making of le sirve a Jude para exponer los conflictos y las luchas de las nuevas generaciones a la hora de pensar la Historia, en un trabajo de nada disimulado corte lanzmannziano fascinante por su minuciosa orquestación y por su calado teórico.
Más sobrecogedora fue la sesión (llena) en el Jovellanos en la que se estrenó mundialmente Cantares de una revolución, el nuevo filme del asturiano Ramón Lluís Bande donde se rememora la revolución de 1934, insurrección nacida al calor de la huelga general que tuvo lugar en octubre de ese año, en la que Asturias acabó convertida en uno de los principales focos de resistencia. Bande, a través del músico Nacho Vegas, da voz a las palabras del presidente del Tercer Comité Revolucionario, Belarmino Tomás, y a las canciones populares revolucionarias en un largometraje austero que conjuga temporalidades con inteligencia y testimonios con respeto.
Hong Sang-soo
Solo Hong Sang-soo es capaz de presentar dos películas -Hotel by the River en Sección Oficial y Grass, fuera de concurso- y llevarse tres premios del concurso. El cineasta surcoreano ya ganó en Gijón hace tres años con Ahora sí, antes no, y parece que su racha de fábulas morales espléndidas, sin visos de terminar, continua seduciendo allá donde pasa. En este caso, encontramos un giro copernicano en el tono de sus dos últimos trabajos, con el acecho de la muerte planeando sobre sus historias. No en vano ambos largometrajes están filmados en blanco y negro, aunque si el primero nos enseña a un poeta en crisis que se despide de sus dos hijos –¿estamos ante el primer filme de Hong en el que la paternidad es tratada de manera tan frontal?–, el segundo sigue al personaje de Kim Min-hee como demiurga y punto de conexión de varias historias personales también alentadas por lo trágico.
Viajes cósmicos
Per aspera ad astra reza un antiguo proverbio latín que significa que para llegar a lo más alto (las estrellas, el triunfo) hay que superar obstáculos incómodos y difíciles. En Cosmic Kaleidoscope, cortometraje de la cineasta surcoreana Minha Park incluido en el programa Inner & Outer Space, se nos recuerda ese lema mientras observamos todo lo que las diversas misiones espaciales han tenido que dejar atrás, ruinas de una empresa científica que intenta averiguar nuestra relación con el cosmos.
Las distintas dimensiones de la vida son también protagonistas de la alucinante pieza A Creak in Time, de Steven McInerney, una sinfonía en dos partes filmada en un psicodélico 16mm que pone en relación lo micro y lo macro, el átomo y el espacio exterior, también del programa Inner & Outer Space; que se completaba con el trabajo Endeauvor, de Johann Lurf, otra visión de los extremos dimensionales que parte del lanzamiento de la nave que da título a la obra para acabar poniendo en pantalla escenas de la existencia microscópica, en un trabajo de deconstrucción abstracta marca de la casa.
Johann Lurf hizo doblete en materia de fascinación estelar, porque también presentó en el FICX la cósmica ★, compendio de escenas de cielos estrellados de la historia del cine, planetario de las ficciones del séptimo arte y espejo de los sueños del hombre. En ese exacto punto se encuentra también la impactante High Life, la space opera de Claire Denis con Robert Pattinson, un viaje sideral con el que la cineasta francesa, a través de una propuesta sci-fi de tiempos muertos e imágenes de piel y secreciones, nos insiste en la idea de la realidad como un fenómeno ni líquido ni sólido, sino como un estado vaporoso donde solo las creencias en lo que hemos definido como humano pueden ayudarnos a encontrar nuestro lugar en el universo.