El final de la saga Harry Potter fue bastante duro para los fans de algunos personajes como Sirius Black, Albus Dumbledore, Remus Lupin o Fred Weasley, pero J.K. Rowling quería cometer más crímenes. La autora tenía otros planes para algunos de sus protagonistas, en concreto para dos de los miembros de la familia de pelirrojos más famosa del cine, los Weasley.
Tal y como publica Pottermore, Rowling tenía claro que Arthur Weasley no tenía que sobrevivir a Harry Potter y la Orden del Fénix. ¿Recuerdas cuando es atacado por Nagini mientras protege el Departamento de Misterios en el Ministerio de Magia? En ese momento el patriarca de los Weasley habría fallecido mientras Lord Voldemort asciende como líder. Por suerte, Arthur se salvó tras un tiempo en el Hospital San Munfo. La escritora quería matar a todos los padres porque pensaba que así se ampliaba el temor al villano, pero no fue capaz de perder a alguien como Arthur, uno de los pocos padres buenos.
El otro miembro de los Weasley que no iba a sobrevivir a los eventos de la saga es Ron. El mejor amigo de Harry Potter iba a morir en Las reliquias de la muerte: Parte 2, pero Rowling pensó que lo mejor era mantener a los tres amigos juntos para siempre. Originalmente la autora no quería matar a ninguno de los tres, pero a medida que iban desarrollándose las distintas historias cambió de parecer, finalmente es Harry el que muere para poder destruir la parte del alma de Voldemort que habitaba en él. Regresa a la vida con más fuerza y con el poder necesario para vencer al mago tenebroso más peligroso del mundo.
Cada año Rowling se disculpa públicamente por los caídos en la Batalla de Hogwarts, pero por suerte estos dos Weasley se han librado de la quema. Solo Fred. Snif snif.