En Trote, el debut en el largometraje de Xacio Baño tras una sólida trayectoria en el corto, seguimos a una familia en duelo, porque Carme (María Vázquez) y Luis (Diego Anido) han perdido a su madre, mientras que Ramón (Celso Bugallo), a su esposa. Son tres animales heridos: "uno que lucha contra sus deseos y contra las normas; otro, un animal enmascarado; y el tercero, un animal moribundo", explica el cineasta gallego, enésimo ejemplo de la potencia creativa de una comunidad autónoma que se está convirtiendo en foco del nuevo talento cinematográfico. En ese entorno de duelo y masculino, rígido y silencioso, Carme luchará por encontrar un camino propio.
Pero Trote, que concursó en el Festival de Locarno y participó en el Festival de San Sebastián, es también una mirada a un mundo rural desconocido, sensual y violento. El cineasta captura esa realidad desde sus silencios, pero también su agitación, materializada en la festividad de La Rapa das bestas, ritual en el que se le corta las crines a los jóvenes caballos salvajes.
Explícanos qué te motivó antes de cara a realizar 'Trote': si esas ganas de filmar 'La Rapa das bestas' o la historia de Carme, esta mujer que intenta emanciparse de un entorno opresivo.
Xacio Baño– Siempre me cuesta saber qué fue antes, si La Rapa, esa fascinación por esta fiesta, o un asunto personal que se metió en mi camino. Porque hace unos tres o cuatro años enfermó mi abuelo materno, digamos que le cayó la vejez encima, y estuve primero yendo mucho a hospitales,y luego a su casa, a estar con él. Fue una situación de muchos meses que me acabó agobiando, porque pasé mucho tiempo con él y gasté mucha energía. Y sentía, por otra parte, que había una parte de mí que me pedía justo lo contrario: escapar y coger aire. Y ese es dilema que aparece en Trote, el dilema entre lo humano y lo animal: esa idea de cuidar, dar amor, acompañar y apoyar, frente a lo animal, que te dice que huyas en cuanto puedas. Y La Rapa es eso, la lucha entre el animal y el humano, hombres y mujeres luchando contra caballos, intentando vencerlos, tumbarlos y marcarlos. En fin, las dos cosas se juntaron en un momento de mi vida y decidí que podía intentar llevarlo esos sentimientos al terreno de la ficción para no tener que hablar de mí de manera tan directa.
Hablabas de esta historia personal que influyó de manera determinante en la futura trama de 'Trote'. ¿Por qué decidiste que tu protagonista fuera una mujer en vez de un hombre?
Xacio Baño– En primer lugar, porque me siento mucho mas cercano a la manera de sentir de las mujeres que de los hombres. Por una parte, hay una cuestión de las emociones que creo que está más desarrollada en mujeres que en hombres y quiero pensar que me siento más cercano a esa idea de lo emocional. Me parecía más verosímil, por otra parte, que una mujer fuera la que se dedicara a cuidar a un enfermo. En esta sociedad todavía cuesta imaginar a un hombre quedándose en casa limpiando a personas mayores. Y no es porque a mí me cueste –porque es algo que he hecho–, pero por desgracia es así. También quería recuperar algunas cuestiones mi anterior cortometraje, Eco (2014), que ponía en pantalla los diarios que una mujer había escrito a lo largo de 30 años. Esa intimidad me marcó mucho y me apetecía mucho retomar esas sensaciones que sentí al leer los textos de esa mujer, esa idea de alas rotas que estaba en las páginas de sus diarios.
¿Cómo llegaste a María Vázquez, la actriz que encarna a Carme? Sin duda, su presencia –tan esquiva y tan desafiante– y su físico, con su cabello pelirrojo, es uno de los grandes pilares de 'Trote'.
Xacio Baño– He de confesar que, a pesar de que ya conocía a María de antes, no me la imaginaba para el papel protagonista. Estaba buscando a una actriz con un físico no tan llamativo, porque quería reflejar cómo ese mundo tan clautrofóbico pesaba sobre su cuerpo. Pero María, que es una mujer pizpireta y muy eléctrica, vino al casting y arrolló con todo, porque llegó completamente transformada –con un tempo y una densidad emocional muy potentes– y me dije que ella era Carme. Y su presencia y físico, su cabello pelirrojo, la piel con pecas, pues de algún modo me obligó a crear una variación del personaje, que para nada era el que tenía en la cabeza. Pero bueno, tenía que ceder ante lo obvio. Es imposible que un cineasta lo saque todo de su cabeza, porque no existiría entonces el proceso creativo. Lo bonito, de hecho, es crear según va apareciendo. Y estoy contentísimo de María. Era ella.
'Trote' posee una apariencia muy austera, y el arranque de la película es muy rígido. Sin embargo, al mismo tiempo es una película muy sensual y que sigue un camino muy concreto. ¿Tenías claro que la transformación estética iba a dirigirse hacia ese destino tan concreto que es 'La Rapa das bestas?
Xacio Baño- Lo que más me preocupa del proceso creativo de una película es encontrar la relación justa entre el fondo y la forma, y creo que es ahí donde se forjan las grandes películas. En el caso de Trote, partíamos de una idea conceptual muy clara: los viajes emocionales de los personajes, que van de lo humano a lo animal. Y el reto era saber pasar de una película humana a otra más animal. ¿Cómo? El objetivo fue arrancar con una película muy controlada, dirigiendo a los actores para que se mostraran en un estado hierático, muy tieso y gélido, y que se notara que estábamos delante de una ficción, de un drama doméstico. El fin último era llegar a un desenlace mucho más vivo, de tipo más documental, y que se pudiera sentir cierta calidez, que hay sangre y que pasan cosas. De hecho, cuando llegamos a La Rapa, y he de reconocer que había algo de pánico porque no teníamos ningún tipo de planificación. Pero ese era el destino de nuestro viaje como creadores, porque teníamos que aprender a dejar espacio al descontrol, a que pasen cosas y a estar abierto para poder capturar lo que fuera sucediendo.
Es imposible que un cineasta lo saque todo de su cabeza, porque no existiría entonces el proceso creativo. Lo bonito, de hecho, es crear según va apareciendo.
Por último, cuéntanos a qué se debe esa querencia por filmar la naturaleza y lo rural (o marítimo) de los nuevos cineastas gallegos, de Lois Patiño ('Costa da Morte') a Diana Toucedo ('Trinta Lumes') o 'Trote', tu película.
Xacio Baño– En mi caso, tiene que ver con la fascinación con la fiesta de La Rapa das bestas, porque ni he nacido ni crecido en esa zona. Tiene que ver con sentirte próximo pero desde una posición alejada; y con intentar comprender, acercándote con cuidado y tacto a lo que te interesa, sin tratar de juzgar o imponer tu punto de vista. Creo que un artista tiene que rascar en lo propio pero también en lo cercano, que no es precisamente lo mismo. Con respecto a mis otros compañeros, pues sí veo que hay una generación de cineastas gallegos que tienen algo de..., no sé, Galicia es una sociedad muy pegada a la naturaleza, y por suerte, me parece positivo poder reflejarse ahí. Es un mundo que tiene otro tempo y que te obliga a pensar de otra manera. Ya se hacen muchas películas en y sobre la ciudad –de hecho, el cine comercial está plagado– y quizá el cine más independiente ha de fijarse en estos otros espacios y fenómenos que están a punto de desaparecer. Para mí, es necesario capturar lo que está muriéndose en vez de registrar aquello esta naciendo. Seguro que ya habrá gente que lo filme lo nuevo –cuando no sea tan nuevo– de aquí veinte, treinta, cuarenta años.