Estas navidades quiero pedirme a Papá Noel un muñeco de Darth Vader. Queridos Reyes Magos este año me gustaría pedirme una muñeca de Elsa, la del vestido de Frozen II. Papá, este año para Navidad quiero una figura de Batman. Mamá, me voy a pedir el disfraz de Maléfica. A primera vista, estas frases podrían esconder mucho más que los deseos de los más pequeños para estas próximas navidades. Sin embargo, si nos paramos a analizarlas encontramos dos diferencias muy significativas en los gustos de estos hipotéticos niños y niñas: unos eligen a los villanos mientras que otros prefieren a los héroes o a los 'buenos' de las películas.
Después de preguntarme qué lleva a las niñas y a los niños a elegir al villano o al héroe de su película o serie favorita, pensé que quizá no era la única que tenía esa preocupación; quería descubrir qué es lo que nos motiva a elegir al "bueno" o al "malo" de la historia en una edad tan temprana. Para salir de dudas, he acudido a dos expertas en el mundo de la psicología y la pedagogía infantil, que nos van a ayudar a entender lo qué pasa por las cabecitas de los más pequeños. Belén Piñeiro, profesora de Educación Infantil especializada en Educación Emocional y en Neuropsicología, y Charo Negro, pedagoga y educadora para familias de Disciplina Positiva, nos explican qué hay detrás de estas pasiones que despiertan los héroes y los villanos en los más pequeños; al mismo tiempo que resaltan la importancia de que los niños y niñas sean libres de elegir a sus ídolos, sin temer que pueda repercutir en su vida adulta.
El cine es un fiel reflejo de la sociedad, una sociedad en la que hay tanto gente buena y voluntarios dedicados a ayudar a los demás como delincuentes, sociópatas, etc. "Por eso, en casi todas las películas existen personajes con rasgos muy diferentes, para atraer también a niños de diferentes personalidades y no sólo a un grupo concreto", explica Belén. Sin embargo, para Charo, el hecho de que un niño o una niña se identifique con el villano "no necesariamente" tiene que ver con su forma de ser. Según apunta, "los villanos tienen la misma capacidad de generar simpatías que los héroes. En ocasiones más porque trasgreden las normas establecidadas o tienen mayor sentido del humor".
Quizá es cierto que las niñas y los niños que prefieren vestirse como el villano de la historia sean los más extrovertidos, "probablemente porque se sientan más seguros que los niños introvertidos para mostrar ese 'lado oscuro' de forma pública" o jugar a ser "los malos de la película", asegura Belén. Un detalle que también puede deberse, como sugiere Charo, al hecho de que "los héroes son más "buenines", sufren más porque siempre tienen que cumplir su papel, cuidar del mundo, y esta presión les hace más introvertidos".
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Ambas coinciden en que "de ninguna manera", según explica Charo, que tu hijo quiera ser como Maléfica o como Jafar significa que tenga algún tipo de carencia afectiva o que se haya enfrentado a algún trauma, por pequeño que sea. Simplemente, continúa Charo, "puede indicar que le gusta la ropa del villano, cómo lucha, cómo se ríe o el hecho de poder saltarse las normas. No hay identificación o empatía sólo por haber sufrido una experiencia similar". En esta línea, Belén añade que "los niños utilizan el juego para 'liberar' tensiones, deseos, energía y frustraciones que no liberan de otra forma". Y, en este aspecto, "los 'malos' de las películas dan mucho juego para poder sacar a la luz nuestro lado oscuro".
Simplemente, esta atracción por el mal puede despertarse en cualquier ser humano, ya sea niño o adulto, porque los personajes que lo representan en la gran pantalla "muestran esa parte de nosotros que todos tenemos pero no podemos mostrar. Son personajes poderosos, que buscan satisfacer sus deseos y que muy rara vez muestran miedo", explica Belén. Esto quiere decir que los padres no tienen por qué reaccionar de una forma especial según el ídolo que haya elegido su hijo o hija. Al fin y al cabo, y en palabras de Charo, este tipo de "prejuicios sobre héroes o villanos pertenecen al mundo adulto".
Los niños tienen una capacidad natural de empatizar con todos los personajes sin tantos cuestionamientos morales [Charo Negro]
Pese a ello, como madres, padres, tutores y profesores, lo que sí es necesario es "marcar límites a los niños a la hora del juego"; no porque a tu hija le encante jugar a ser Darth Vader puede "hacer daño a los demás ni faltarles al respeto", apunta Belén. Pero tampoco puede hacerlo si elige a Superman porque, en muchas ocasiones, "los héroes también pegan a los 'malos". Por este motivo, Negro considera que "no hay que intervenir a no ser que el otro niño sufra o se sienta mal". Lo ideal para conseguir que nuestros hijos e hijas jueguen de forma libre a ser uno u otro personaje es "procurar educar en el cariño", aunque nos anima a que sí deben "ser conscientes de que el mal existe y de que los niños necesitan practicar también en cuestión de relaciones".
Los límites del bien y del mal
Muchos padres pueden pensar que si su hijo sólo pide muñecos de El Joker quizá sea porque aún es demasiado pequeño para diferenciar entre el bien y el mal. Pero según nos cuenta Piñeiro, "estudios recientes muestran que adquirimos los valores del bien y del mal mucho antes de lo que pensábamos". Una investigación llevada a cabo por J. Kiley Hamlin, Karen Wynn y Paul Bloom, del Departamento de Psicología de la Universidad de Yale, "muestra que bebés entre seis y diez meses ya distinguen los comportamientos buenos de los malos". Pero la profesora de Educación Infantil admite que "lo normal es que los niños que sientan atracción por los villanos lo manifiesten entre los dos y los siete años de edad, la etapa más egocéntrica de la niñez". Por su parte, Negro hace un curioso apunte y reconoce que ser "capaces de tener siempre presente el bien y el mal (establecido socialmente) y hacer la elección correcta, como sabemos no es cosa que otorgue la edad".
Lo importante es explicarles cómo deben relacionarse y comportarse con los demás, pero no condicionarles a la hora de elegir a los personajes con los que se identifican. Lo ideal es "conocer el motivo por el que les atraen" los villanos de las películas, quizá porque "¿son misteriosos? ¿divertidos? ¿valientes? ¿solitarios?". Es decir, hablar con nuestra hija o hijo e interesarnos por sus gustos, por eso que le llama la atención. Es esencial y "nos puede decir algo acerca de los intereses del niño o de la niña", cuenta Piñeiro. Pero lo que Negro nos quiere dejar claro es que "no hay consecuencias por sentirse atraído por el villano". En cambio, sí podría provocarlas el hecho de que "juzgáramos a nuestro hijo por ello y quisiéramos que cambiase su elección porque a nosotros nos resultase preocupante". Porque, como bien apunta Belén, "todos los personajes tienen una profundidad mayor y son más que una etiqueta".
Ni los villanos son sólo 'malos', ni los héroes son sólo 'buenos' [Belén Piñeiro]
Partiendo de este planteamiento se deduce entonces que un niño puede no elegir a su personaje preferido basándose en su propia personalidad. Es más, según afirman Charo y Belén, en ocasiones suele ocurrir al contrario. "No siempre elegimos lo más parecido a nosotros. Hay veces que elegimos lo que pensamos que nos complementa", afirma Negro.
Normalmente, esos personajes proyectan algo de nosotros que o bien deseamos o bien tenemos dentro y no mostramos. Los héroes son figuras a las que admiramos, que poseen cualidades que todos desearíamos tener. Pero, en ocasiones, son tan 'perfectos' que nos resulta más sencillo identificarnos con los villanos [Charo Negro]
Tan diferentes, tan parecidos
¿Quizá los héroes y los villanos no tengan personalidades tan dispares? En 1995, el genetista del comportamiento David Thorenson Lykken se atrevía a afirmar, en su libro Las personalidades antisociales, que los héroes y los psicópatas pueden pertenecer a la misma rama genética. Y en la misma línea, la terapeuta del comportamiento científico cognitivo Andrea Kuszewski apuntaba, años después, en 2011, que es muy común que "haya un vínculo genético entre los héroes extremos y los sociópatas".
En su estudio, Caminando entre el bien y el mal: El hilo común de héroes y villanos, Kuszewski explica esta afirmación y se centra en "las características extremas en cada personalidad" sin olvidarse de algunas excepciones "importantes" como "la empatía". Por este motivo, algunos miembros de una misma familia, por ejemplo dos hermanos, pueden sentirse atraídos por el bien y por el mal extremo. Así pues, "hay más de un camino hacia el lado oscuro de la moralidad".
"Tanto los héroes como los villanos de las películas tienen 'superpoderes', con la diferencia de que los héroes los utilizan para un bien común y para ayudar a los demás. De esta forma, muestran que tienen habilidades sociales, interés por el bienestar de la comunidad y también empatía", continúa Piñeiro. Además, recalca que "los héroes normalmente viven en comunidad, tienen un trabajo, familia e incluso amigos y/o pareja. Sin embargo, los villanos viven generalmente aislados, carecen de habilidades sociales, suelen ser personas solitarias y utilizan el poder que tienen en su propio beneficio sin mostrar ningún remordimiento ni interés por el bien de los demás".
Negro subraya el hecho de que "el bien y el mal forman parte de nosotros. Psicopatía y sociopatía son necesidades de conexión no resueltas por distintos motivos: por no ser satisfechas o por no ser requeridas".
Todos podemos actuar bien o mal dependiendo de la circunstancia. Los héroes y villanos se han humanizado (son más imperfectos en sus papeles) y eso nos permite empatizar con ellos y desear ser unos u otros en determinadas ocasiones [Charo Negro]
Independientemente de quién o quiénes sean los ídolos de nuestros hijos, ya sea una superheroína o una despiadada bruja, es muy necesario hacerles ver que esos personajes "pertenecen a un mundo de ficción", apunta Belén, para que no los idealicen de una forma desmedida. Y una vez conseguido esto, "hay que intentar comprender y respetar", añade Charo, quien sugiere que lo más adecuado es "dejar que los modelos que adopten tengan la capacidad de cambiar" y, sobre todo, "ser pacientes en la construcción de su persona". En esa construcción de la personalidad de los más pequeños, Piñeiro nos invita a que "los adultos les acompañemos y saquemos nuestro lado oscuro a relucir durante unos minutos en un entorno seguro, como es el juego simbólico".
Villanas y feminismo
Si nos fijamos en las preferencias de las niñas a la hora de sentirse identificadas con las villanas, tanto Charo como Belén coinciden en que esto puede tener cierta relación con el auge del feminismo. "Las princesas son perfectas y las villanas son valientes, transgresoras, divertidas..", reconoce la primera. "El feminismo ha hecho que cada vez las niñas se identifiquen menos con la princesa pasiva de la historia. Las niñas (y las mujeres) queremos ser quienes escribamos nuestra historia, no un sujeto pasivo al que le ocurren cosas", afirma Belén, quien añade que, en ese sentido, "las villanas de los cuentos tradicionales tenían un papel más activo que las princesas". Y esto se traduce en que "nuestras hijas comienzan a percibir una igualdad" por la que "nosotras aún estamos peleando", concluye Charo.
Ahora podemos estar tranquilos y disfrutar cuando nuestras hijos decidan jugar a ser como la princesa o el príncipe, como el héroe o la heroína, como el villano o la bruja. Sabremos que, por regla general, estas elecciones no van a influir en su desarrollo como personas y no van a cambiar su forma de ser.