En La tragedia de Peterloo Mike Leigh nos hace viajar al corazón industrial de la Inglaterra del siglo XIX para hablarnos de nuestro presente: luchas de clases, miedo de la élite política y rebeldía aplastada por las fuerzas del orden. Porque el nuevo filme del prestigioso director británico, Palma de Oro en Cannes con Secretos y mentiras y León de Oro en Venecia con El secreto de Vera Drake, reconstruye la historia de la masacre de Peterloo del 16 de agosto de 1819, cuando en la plaza de St. Peter’s Field, en Manchester, las fuerzas de caballería del gobierno atacaron a las más de 60.000 personas que se manifestaban pacíficamente para exigir reformas políticas y protestar contra la extrema pobreza en la que vivían. La brutal represión dejó un saldo de 18 muertos y cientos de heridos, convirtiendo ese suceso en uno de los episodios más sangrientos de la historia británica.
Mike Leigh visitó nuestro país para presentar La tragedia de Peterloo en el III BCN Film Fest, donde logró el premio Educacine. En el marco de ese certamen tuvimos la oportunidad de hablar con el cineasta sobre este portentoso drama histórico, que llega hoy viernes 10 de mayo a las salas españolas, y sobre algunas de las diatribas de la actualidad, como el auge del populismo o el Brexit.
¿Por qué ha decidido volver en 'La tragedia de Peterloo a hacer una película de época y por qué centrada en estos hechos tan concretos de la historia de su país?
Mike Leigh– Ya había hecho películas de época –Topsy-Turvy (1999), que pasa en un teatro musical, El secreto de Vera Drake (2004) o Mr. Turner (2014)– pero en La tragedia de Peterloo me interesaba mucho poder recrear esta efeméride histórica, porque nunca nadie lo había hecho. Yo mismo crecí en Manchester y desconocía lo que había pasado, hasta que me puse a leer sobre el tema. Hace algo de tiempo ya de eso, pero entonces no se me ocurrió que acabaría rodando una película sobre Peterloo. Cuando estábamos en plena producción me di cuenta de que el alcance de aquellos hechos iba mucho más allá de su impacto en la historia política británica, y al parecer, por lo que hemos visto, esa sensación que tuve es cierta.
¿Cree que algunos hechos de la historia de la humanidad se repiten?
Mike Leigh– Sí, creo que la historia se repite de manera cíclica. Esa es la tragedia del viaje de la humanidad.
El cine no suele fijarse con tanto esmero en el proletariado y son pocas las películas que nos han hablado de su vida y sus luchas sociales. ¿Qué le interesaba a la hora de recrear con tanto detalle en ‘La tragedia de Peterloo’ las condiciones de vida de la clase trabajadora?
Mike Leigh– Obviamente, cuando estaba rodando no tenía en la cabeza cuántas películas se habían hecho sobre este tema, porque si me hubiera parado a pensar en ello llegaría a la conclusión de que hay demasiadas cosas sobre las que no se han hecho nunca películas. La película, en este sentido, no es una declaración de intenciones sobre lo que el cine ha hecho o dejado de hacer. Retratar a la clase trabajadora es una de las intenciones del filme, pero no el único tema. Usar el cine para observar el mundo, a la gente, la vida de manera sincera, llegar al fondo de todo… De eso va el cine. Y creo que es importante retratar todo tipo de vidas, de la gente común, de la gente trabajadora, de la gente cuyas vidas tal vez nos parezcan aburridas pero que en realidad no lo son porque no hay ninguna vida que sea aburrida. Hay muchos tipos de filmes que se fijan en estas cuestiones. Tienes por ejemplo la película rumana La muerte del sr. Lazarescu, que es una gran película que trata justo estas ideas que te comento. El cine tiene que fijarse en todos los modelos de vida posibles de la manera más real y sincera que se pueda. Ese es mi compromiso, a pesar del hecho de que en lo que podría ser mi ‘estilo’ he filmado historias muy distintas. Pero siempre trato de ver a la gente como gente.
En el cine es importante retratar todo tipo de vidas, de la gente común, de la gente trabajadora, de la gente cuyas vidas tal vez nos parezcan aburridas pero que en realidad no lo son porque no hay ninguna vida que sea aburrida
‘La tragedia de Peterloo’ es una película con muchos discursos. ¿Cuál fue el reto a la hora de filmar esos discursos y qué supuso en términos de decisiones de puesta en escena?
Mike Leigh– Fue un reto difícil, sin lugar a dudas. Sobre todo porque supuso tener que tomar muchas decisiones. Para empezar, la pregunta era ¿podemos hacer una película con tantos discursos? Porque es un riesgo ya que puede resultar tediosa y sabemos que el aburrimiento es peligroso: la gente se puede quedar dormida o salir huyendo del cine para ir a sus casas y encender la televisión. Pero ese no era el problema. Porque a esa gente le movía la pasión y la verdad, y esa necesidad de expresar sus anhelos… Por supuesto había un trabajo importante a la hora de estudiar y cribar la información de todo el material para que fuera digerible, pero eso es lo que teníamos que hacer. Ese es nuestro trabajo como creadores. En relación a esa preocupación de que la película fuera aburrida, trabajamos mucho con los actores. Quiero decir, que si ves a un actor soltando un discurso tal que sí, sin caracterizar y sin un trabajo de contextualización, desconectas. Pero en la película hemos intentado que sean personajes tridimensionales y hemos integrado esos discursos en la vida y aspiraciones de esos personajes. De ahí que sean creíbles.
¿Cree que el público actual no es capaz de atender una película como ‘La tragedia de Peterloo: de dos horas y media de duración y tan hablada?
Mike Leigh– No, para nada. No quiero que se me malinterprete. Siempre he pensado en mi público como un espectador tan inteligente o más que yo. Nunca hay menospreciar al público. Es cierto que va a haber gente que piense que la película es aburrida, y da igual lo que hagas. Y no me parece mal, por supuesto. Porque cada película tiene que hablarle a la gente en sus propio lenguaje, y habrá gente que no esté interesada y gente que sí. También es cierto que hoy en día estamos perdiendo capacidad de atención, y es algo sobre los que reflexionamos a la hora de hacer cine, pero eso no significa que tengamos que dejar de utilizar ciertos recursos expresivos y narrativos porque la gente va a perder el hilo. Porque, ¿qué tipo de película haríamos entonces? Probablemente un cine de mierda.
¿Cuál es el futuro de la clase trabajadora en el mundo actual?
Mike Leigh– Es una pregunta muy interesante, pero muy difícil de responder. Mi opinión no vale un céntimo, en este sentido. Pero que lo que nos tenemos que preguntar, y creo que es una pregunta transversal que atañe a países muy distintos, es la cuestión de este terrible auge del populismo, relacionado con la canalización política de las frustraciones de la gente. Tristemente, el populismo está muy arraigo entre la clase trabajadora, que tiene carencias económicas y que se siente rechazada de muy diferentes maneras. Creo que el populismo es lo que debería preocuparnos ahora mismo.
¿Ve paralelismos entre el pasado y el presente en relación a este auge del populismo?
Mike Leigh– Sí, los paralelismos son obvios. Y antes existía otro movimiento de masas como el comunismo que ejercía de contrafuerza y su desaparición es una tragedia.
Al hilo de sus palabras, ¿qué opinión le merece el Brexit?
Mike Leigh– El Brexit es un completo desastre. No debería haberse votado y es un error absoluto en la historia del Reino Unido y de Europa. La razón por la que este proceso está siendo tan extraño, caótico y que no va a ninguna parte está en sus cimientos: son débiles, como de arena. El populismo, la xenofobia y la paranoia integrista nos ha conducido a este desastre.