Es probable que no se estrene en 2019 otra película romántica tan elegante como Un hombre fiel, en la que Louis Garrel nos presenta el perfecto y muy francés embrollo amoroso: Marianne (Laetitia Casta) deja a Abel (Louis Garrel) por Paul, su mejor amigo y padre del hijo que está esperando, y ocho años más tarde, cuando Paul muere, y Abel regresa con Marianne, provocando los celos de Josef, el hijo de Marianne, y de la hermana de Paul, Eva (Lily-Rose Depp), enamorada de Abel desde que era una adolescente.
Un hombre fiel es la segunda película como director de Garrel, quien tiene tras de sí una larga trayectoria como actor en cintas de autor ya míticas como Soñadores, de Bernardo Bertolucci, o Chansons d'amour, de Christophe Honoré. Se trata de un retrato ligero sobre las tribulaciones del amor que homenajea al mejor François Truffaut para recordarnos cuánto de eterno es el legado de este gran cineasta de la Nouvelle Vague. Escrita a cuatro manos junto al mítico Jean-Claude Carrière, Un hombre fiel recibió el Premio al Mejor Guion en el Festival de San Sebastián, y Garrel, además, logró en el último Bafici (Buenos Aires, Argentina), el galardón a la Mejor dirección. Ahora, tras inaugurar el D'A Film Festival, llega a las salas españolas y justamente en el marco del D'A pudimos conversar con el cineasta sobre su deliciosa nueva propuesta.
‘Un hombre fiel’ es una película muy ‘Nouvelle Vague’
Louis Garrel – Bueno, la Nouvelle Vague fue una corriente muy extensa, con muchos nombres. Y creo que la gente, cuando habla de Nouvelle Vague, en relación a mi película, se refiere más a François Truffaut, porque Truffaut no tenía miedo de hablar de los sentimientos, de las situaciones trágicas, y siempre de una manera muy dinámica y lúdica, entre el juego y la invención formal, y es por eso que quizá se invoca en la película,como si siempre estuviera a la escucha de las películas de Truffaut.
Hay ciertos paralelismos entre ‘Un hombre fiel’ y ‘El hombre que amaba a las mujeres’.
Louis Garrel – Es una película que me encanta, y sobre todo por el tratamiento de la voz en off, que mezcla el pasado y el presente, y que juega con la temporalidad del relato.
Tanto ‘Los dos amigos’ como ‘Un hombre fiel’ son películas escritas a cuatro manos: la primera con Christophe Honoré, y esta junto a Jean-Claude Carrière. ¿Qué beneficios encuentras en escribir junto a otra persona un guion para el cine?
Louis Garrel – Entiendo la escritura de un guion como si fueran cartas, dentro del género epistolar. Cuando escribes, dices cosas que jamás dirías en persona y me gustaba justamente exprimir esas posibilidades de la escritura a través de la carta que luego se transformaba en discusión. Una de las cuestiones que trabajamos con Jean-Claude, por ejemplo, es la idea del juego, porque la película puede ser un drama, puede ser un vodevil o un film cómico… A Carrière le gusta jugar con las expectativas del espectador y tratar de contrariarlo.
Entiendo la escritura de un guion como si fueran cartas. Cuando escribes, dices cosas que jamás dirías en persona y me gustaba justamente exprimir esas posibilidades.
En relación a las expectativas del espectador, nadie se espera el perfil cómico y patoso de tus dos actrices, Lily-Rose Depp y Laetitia Casta.
Louis Garrel – Ser patoso es un estado de gracia, es imposible trabajarlo. ¡Es cierto! En la película hemos intentado que hubiera una ligera distancia con respecto a algunas de las emociones de los personajes, los celos o las guerras sentimentales. Eso no se tenía que ver de una forma agresiva, sino como algo elegante.
Sin duda ‘Un hombre fiel’ es una película elegante. ¡Ojalá en la vida real estos problemas emocionales se desarrollarán así!
Louis Garrel – El cine casi nunca cuenta lo que pasa de verdad en la vida. Son todo fantasías.
‘Un hombre fiel’ es un triángulo amoroso, pero poco se habla del personaje de Josef, el hijo de Laetitia Casta en la película. ¿Cómo construisteis ese rol en apariencia modesto pero muy determinante?
Louis Garrel – Teníamos claro que íbamos a construir ese personaje como un niño obsesionado con la muerte, que ve la muerte por todas partes, y obsesionado con poder resolver un asesinato. El objetivo era no caer en el cliché del ‘niño-amable’, porque me parece que la infancia es un período muy complejo. Josef funciona en el filme como la llave de todo lo que pasa, a través de él se precipita la narración.
En un momento en que el cine apuesta por largas historias épicas e intensas, al menos en Hollywood, ‘Un hombre fiel’ juega a todo lo contrario: ligera, corta, sin drama. ¿Te gusta sentirte como una anomalía?
Louis Garrel – Hay un humorista francés que dijo que el cine está muy bien pero ¡siempre dura una hora de más! [risas] Quería que Un hombre fiel fuera el equivalente a lo que en literatura denominados la nouvelle, algo así como un cuento que lees rápido, sin más. Quería que la película tuviera esa velocidad y quería esa mezcla de géneros –la comedia, el thriller, el drama, lo romántico–, todos comprimidos. Y por eso, y esto es una cita de alguien cuyo nombre ahora no recuerdo, “cuanto más obstáculos tienes, más libre te sientes”.
'Los dos amigos' es un triángulo y 'Un hombre fiel', un rectángulo amoroso. Mi siguiente paso será un octógono, sin duda.
En tu ópera prima planteabas un triángulo a partir de dos hombres y una mujer, y en ‘Un hombre fiel’ sucede al revés: vemos a un hombre en medio de dos mujeres. ¿Cuál podría ser tu nuevo paso si decides continuar con el cine romántico en tu próximo trabajo?
En mi primera película trataba de hacer un estudio sentimental partiendo del fenómeno de la fiebre amorosa, mientras que en Un hombre fiel, que también es un estudio amoroso, hay una sensación de inquietud, de inestabilidad. Y bueno, Los dos amigos es un triángulo, pero diría que Un hombre fiel, un rectángulo amoroso. Mi siguiente paso será un octógono, sin duda [risas].
Tu carrera como actor es muy potente y has trabajado con grandes directores: Bernardo Bertolucci, Christophe Honoré, tu padre, Phillipe Garrel, etc. ¿Cuál fue el motivo que te llevó a dar el salto detrás de la cámara?
Louis Garrel – El origen de querer dirigir cine viene de hace tiempo, de cuando estaba en la escuela de teatro, el Conservatoire de París. Me gustaba mucho mirar a los actores y actrices. Y a veces, incluso, me atrevía a aconsejarles ir por un lado u otro… También me gusta mucho explicar historias. La curiosidad es importante, en este sentido, porque cuando estás interpretando un papel en realidad no puedes ver del todo lo que hacen los demás. Hay algo que me gusta mucho de la idea del trabajo colectivo del cine, de poder hablar con los técnicos, con el director de fotografía, el director artístico, y al que no llegas cuando estás en el rol de actor, porque acabas relacionándote con el grupo de actores.
¿Tu rol como director significa que hayas dejado o rechazado papeles como actor?
Louis Garrel – Para nada, adoro actuar. No veo que tenga que escoger entre un cosa u otra, porque para mí son complementarias.