“La mafia no existe, es un invento periodístico”, le aclara Tommaso Buscetta a Giovanni Falcone durante un interrogatorio en que explica los orígenes de la Cosa Nostra en Il traditore, la obra maestra de Marco Bellocchio sobre esos años en que la democracia italiana se enfrentó a la organización criminal siciliana. El asesinato en 1992 de Giovanni Falcone, el juez que puso contra las cuerdas a la mafia, ha marcado la historia reciente de ese país. Bellocchio lo recuerda en una de las escenas más brutales de su película, en que nos sumerge en el interior del coche donde viaja el magistrado justo cuando éste estalla. Pero en Il traditore no es Falcone el centro del relato, sino Buscetta, el jefe mafioso “pentito” (la denominación popular con que se definía a los arrepentidos que colaboraban con la justicia).
A través de Buscetta, Il traditore resigue dos décadas de la historia de la guerra entre la Cosa Nostra y la justicia italiana. El filme arranca con la supuesta reconciliación entre los dos grandes bandos mafiosos enfrentados, los viejos clanes entre los que se encuentra Buscetta y la ambiciosa familia de los corleonesi comandada por Totò Riina. El supuesto armisticio no tarda en quebrarse y Bellocchio arma una secuencia de recuento de brutales asesinatos con un pulso que nada tiene que envidiar al cine de Martin Scorsese o de Francis Ford Coppola. Buscetta se ha instalado en Brasil junto a su tercera esposa. Hasta que el ajusticiamiento de dos de sus hijos en Italia le impele a regresar a su país y a colaborar con Falcone.
Para Buscetta, ser miembro de la Cosa Nostra tiene que ver con la defensa de un sistema de valores. Y en un momento, ese código moral es justo el que le lleva a “traicionar” a los otros miembros de la “famiglia” en el que se supone el peor pecado que puede cometer un mafioso. Bellocchio defiende la postura de Buscetta y lo sitúa en el mismo bando que Falcone. En uno de los diversos interrogatorios que comparten, el protagonista le comenta el juez que a ambos les une el sentimiento de saber que en algún momento pueden ser asesinados.
Il traditore comienza con un segmento que recuerda al cine más potente del Nuevo Hollywood. Pero, sin perder en ningún momento el pulso, Marco Bellocchio le da una vuelta de tuerca a las películas de mafia al situar durante buena parte del metraje la acción en los tribunales. La recreación del primer macrojuicio contra las hienas de la Mafia (el paralelismo con la imagen de los animales enjaulados es constante) combina rigor documental con ciertos toques de comedia que ponen en evidencia el caos propiamente italiano de tal acontecimiento. Tras el asesinato de Falcone junto a su esposa y sus tres escoltas, el tono del siguiente juicio cambia totalmente. En el tercero, en que entra en juego la siniestra figura de Giulio Andreotti, la expectación mediática y la épica antimafiosa se ha ido diluyendo...
Con la misma ambición y potencia artística de los títulos fundacionales del cine de mafias como la trilogía de El padrino, Il traditore sin embargo se distancia de la fascinación por los criminales propuestas por estos títulos para reenfocar el asunto desde una óptica política mucho más ligada a la cruda realidad de la historia reciente de Italia. El título más ambicioso en la carrera de Marco Bellocchio, que a sus casi ochenta años podemos considerar el director más importante del cine italiano, el jurado del Festival de Cannes cometerá una injusticia histórica si no reconoce la grandeza de este filme, ni que sea en la figura de su intérprete principal, Pierfrancesco Favino.
MUJERES CRIMINALES
En el cine de Arnaud Desplechin, Roubaix, su ciudad de origen, es el escenario habitual ligado a la memoria familiar. Con su nueva película, el francés vuelve a esta población del norte de Francia pero esta vez enfoca su realidad presente de una perspectiva insólita en su filmografía, la de la crónica negra. Roubaix, une lumière se despliega como un procedimental de autor que resigue diferentes investigaciones de crímenes, todas ellas supervisadas por el comisario Noël Daoud (carismático Roschdy Zem), un policía al que Desplechin dota de un áurea de superioridad espiritual. A mitad del metraje, el filme se detiene en un caso en particular, el de una pareja de jóvenes mujeres (Léa Seydoux y Sara Forestier) que presuntamente han asesinado a su anciana vecina para robarla. El director lleva a cabo una reconstrucción pormenorizada de los interrogatorios que conducen a la más que previsible confesión de las homicidas. Bajo su apariencia de aproximación sobria y realista a la investigación del caso, el filme se recrea en la fascinación morbosa por la figura de la mujer criminal (pobre, madre soltera, lesbiana...) desde el sentimiento de poder que ejerce ese policía iluminado siempre en posesión de la verdad.
Eulàlia Iglesias
INVASIÓN DE OSOS DELICIOSOS
El primer largometraje en solitario del ilustrador italiano (de Brescia, concretamente) Lorenzo Mattotti -muy conocido por su trabajo para el New Yorker-, con guion de Thomas Bidegain (habitual colaborador de Jacques Audiard) a partir de la novela de Dino Buzzati, ha resultado una de las sesiones más placenteras y felices del ya casi finiquitado septuagésimo segundo festival de Cannes. Y es que The Bears' Famous Invasion of Sicily es un cuento delicioso, con una estética que podría recordar a los trabajos más luminosos de Michel Ocelot, que relata en dos partes la llegada de los osos antropomórficos a Sicilia para convivir con los humanos (y reinar sobre ellos). Imaginación, diversión y aventura se mezclan en un relato festivo -es impagable cada vez que los osos se ponen a bailar para celebrar un éxito-, donde hombres y osos se enfrentan, conviven y se vuelven a enfrentar, variando los espectros bueno/malo siguiendo una lógica terrenal innegable. Magia y leyenda, vida salvaje y civilización, monstruos mitológicos inventados y cuentacuentos bellamente ingenuos, se cruzan en esta película que hará las delicias de los más pequeños, los más medianos y los más mayores.
Alejandro G. Calvo