La trilogía cinematográfica de Cincuenta sombras de Grey podría haber sido muy diferente si una de las actrices más populares en la actualidad hubiese aceptado participar en ella. Emilia Clarke, Daenerys Targaryen en Juego de Tronos, fue una de las candidatas para interpretar a Anastasia Steele en la gran pantalla, pero rechazó el papel y lo hizo por algo en concreto de la ficción de HBO que acaba de finalizar.
En una entrevista con THR, la actriz ha reconocido que, aunque le gustó la "bonita" visión que la directora Sam Taylor-Johnson tenía de la primera entrega, decidió no participar en el proyecto porque se sentía encasillada por su desnudez en Juego de Tronos.
"La última vez que aparecí desnuda en cámara [en Juego de Tronos] fue hace tiempo y es la única pregunta que me han hecho porque soy mujer", afirma. "Es muy irritante y estoy cansada porque lo hice por el personaje. No lo hice para que algún tío pudiese verme las tetas, por el amor de Dios", añade.
"Hice muy poco y estoy encasillada de por vida, así que si decía que sí [a Cincuenta sombras], película en la que todo va sobre la sensualidad y el sexo y estar desnuda y todas esas cosas, pensaría: 'De ninguna manera voy a meterme voluntariamente en eso y luego decirle a alguien: 'No. No puedes seguir haciéndome esa pregunta", concluye. Finalmente, el papel protagonista de la saga cinematográfica que adapta las novelas de E.L. James terminó en manos de Dakota Johnson.
Como Daenerys, Clarke ha aparecido desnuda en pantalla en pocas ocasiones. La más reciente fue en la sexta temporada, cuando la Madre de dragones utilizaba el fuego para escapar de los Dothraki que la habían capturado.
Tras el final de Juego de Tronos, Clarke tiene dos proyectos en marcha: la película Above Suspicion sobre el primer agente del FBI condenado por asesinato y la comedia navideñad dirigida por Paul Feig Last Christmas.