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    Los redactores de SensaCine eligen los momentos de la saga 'Toy Story' con los que viajar "al infinito y más allá"

    El próximo viernes 21 de junio se estrena la cuarta entrega de la famosa saga de Pixar. Para homenajear su desenlace, repasamos nuestras escenas favoritas.

    Pocas sagas cinematográficas hay que consigan unir con la misma pasión a generaciones separadas por varias décadas de distancia. Y las que lo consiguen llegan hasta el infinito y más allá, como Toy Story, el perfecto ejemplo de ello. La primera se estrenó en 1995, revolucionando el cine de animación y sentando las bases del estudio. La segunda llegó en 1999, confirmando que su éxito no era algo pasajero, y para la tercera tuvimos que esperar hasta 2010, ya convertida en obra maestra.

    Toy Story 4 -el último episodio de la franquicia- está a punto de aterrizar en cines casi una década después de la anterior. En total, 24 años que han servido para que los padres puedan compartir con sus hijos lo mismo que ellos veían en su infancia.

    En la redacción de SensaCine también hemos crecido con las aventuras de Woody y Buzz y, como no podíamos quedarnos con un solo momento, cada uno de nosotros ha elegido la escena con la que sigue disfrutando como el primer día.

    Pixar

    Buzz se da cuenta que no puede volar

    La primera historia de Toy Story llegó a mi vida cuando era tan solo una niña inocente que disfrutaba con todos sus juguetes. Así las aventuras de Woody y Buzz Lightyear tuvieron un efecto importante en mí, y en mi relación con todos los peluches, coches, animales y demás muñecos que me rodeaban, y que ahora tenían vida -al menos en mi mente-. Uno de mis momentos favoritos de la saga se encuentra en la primera película, cuando Buzz comprende quién es y que por ello no puede volar. Es la ruptura de una ilusión creada en la mente de los niños y de los propios juguetes. Cuando el héroe espacial mira un anuncio suyo en la televisión, se da cuenta de lo engañado que está, pero a pesar de eso se lanza por las escaleras convencido de que él sí volará. El plano de Buzz cayendo por el hueco, perdiendo un brazo con el golpe y mirando al infinito con desesperación y tristeza, es poesía de la animación. 

    Christina Vega

    Pixar

    Andy da los juguetes a Bonnie

    Disney·Pixar siempre me ha hecho llorar a moco tendido. El principio de Up, toda Wall·e, la relación entre Boo y Sulley,... Soy una fuente con cada uno de esos momentos. Pero si hay uno que se lleva la palma es el final de Toy Story 3, cuando Andy le da sus juguetes a Bonnie. Es triste. Sí. Pero también es una escena en la que impera la nostalgia y que a mí me provocó algo parecido a lo que le ocurre al estirado crítico de comida en Ratatouille: volví a cuando era pequeña y estaba sentada en una sala de cine viendo la primera Toy Story.

    Andrea Zamora

    Pixar

    ¡Así que juega limpio!

    Me gusta tanto la franquicia ‘Toy Story’, que elegir un único momento se me queda corto. Pero, como mis compañeros ya completarán la tarea para que no falte ninguna de las más icónicas escenas de la saga, me he decantado por un momentazo que transcurre casi ya en la recta final de la primera –y la mejor, dicho sea de paso- película: cuando Woody y el resto de ‘creepy’-juguetes que conocen en la habitación de Sid se organizan para pegar el susto de su vida al joven torturador de juguetes. Como recordarás, Sid estaba a punto de hacer volar por los aires a Buzz Lightyear pero, en el último instante de una cuenta atrás que (sólo) la primera vez que ves la película te llega a poner un poco tenso, ocurre algo que a cualquiera le pondría los pelos de punta: ¡Los juguetes cobran vida delante de él! Es la primera y la única vez que los juguetes muestran tener vida delante de un humano dirigiéndose a él directamente en toda la franquicia, pero ante situaciones extremas, soluciones extremas. “Sí, te estoy hablando a ti, Sid Philips. A nosotros no nos gusta que nos hagas explotar, Sid. Ni que nos machaques. Ni que nos hagas pedazos”, le recuerda Woody antes de que el resto de juguetes haga una demostración tan escalofriante que hasta nos hacen sentir un poco de pena por Sid. “Los juguetes podemos verlo todo. ¡Así que juega limpio!”. ¡Chúpate esa, Sid!

    Alicia P. Ferreirós

    Pixar

    "El gaaaaancho"

    No hay nadie en la faz de la Tierra que no conozca el gancho -espero- o, por lo menos, que no haya oído la famosa frase y, solo por eso, ya merece estar entre los mejores momentos de esta inolvidable saga. En esta escena, como recordatorio, Buzz y Woody están atrapados en una máquina recreativa con marcianitos de premio que adoran al gancho (y son monísimos). El problema viene cuando, a pesar de sus intentos por camuflarse, el gancho escoge a Buzz para sacarle de premio y Woody se agarra a él, saliendo ambos.

    No hace falta ni decir que la fraternidad tiñe todas las acciones de los amigos, pero que Woody se sacrifique por Lightyear siempre emociona. Nada puede salir mal en una escena que tiene cientos de marcianitos de tres ojos apelotonados. Estos adorables juguetes se ganaron el corazón del mundo con dos simples palabras que seguro leerás con esa voz y entonación tan característica de nuestros amigos: *Eeel gaanchoo*. En definitiva, El gancho, engancha.

    Marta González

    Pixar

    "Soy la señora Nesbitt"

    Para mí, el encanto de Toy Story está en sus pequeños momentos. Y no hablo de los emotivos, sino de los más tontos. Aquellos que terminan convirtiéndose en pequeñas bromas privadas entre tu grupo de amigos. Con la escena de "Soy la señora Nesbitt" me sigo riendo hoy igual que cuando la veía de pequeña. De hecho, quizás ahora más, ya que creo que tiene la esencia de Pixar: chistes para adultos que también funcionan con los más pequeños. Ahora que soy algo más mayor, entiendo mejor esa referencia a María Antonieta con una muñeca descabezada y no puedo evitar llorar de la risa viendo cómo Buzz sufre de estrés post-traumático tras pasar una tarde con la hermana de Sid.

    La escena también representa otra de las grandes características de la saga: la expresividad de la cara de sus personajes. Como ejemplo, la imagen que hay sobre estas líneas. Un único gesto de los protagonistas basta para hacernos reír.

    Sara Heredia

    Pixar

    El comienzo de Toy Story 3

    De pequeños hemos tenido nuestros momentos de realizar alguna que otra loca historia con nuestros juguetes. En mi caso, algunas veces me marcaba un Fast & Furious con mis coches pequeños y la alfombra de ciudad, que algunos seguro que saben ya a la que me refiero. Y después de ver el comienzo de Toy Story 3 fue como revivir una parte de mi infancia reflejada en la gran pantalla a ojos de Andy y su imaginación. Es decir, tenemos al Señor Patata y a la Señora Patata de villanos mientras les persiguen Jessie, Buzz y Woody en esta especie de western donde el momento culmen llega cuando presentan sus respectivos aliados: Slinky con su escudo de protección y el terrorífico Rex, respectivamente. Sin embargo, Hamm llega con una bomba atómica de monos de plástico que arrasan con los héroes. Todo esto, para presentarnos en realidad a un joven Andy y una serie de imágenes con sus juguetes que nos adelantan cómo de desgarrador será el final de la película.

    Custodio Guerrero

    Pixar

    La restauración de Woody

    Una simple imagen de esta secuencia es suficiente para que nos venga a la cabeza la musiquita que la acompaña y hacernos sentir como en un taller o una barbería. Es Hipnotizante a la par que relajante ver cómo este entrañable anciano realiza un trabajo digno de orfebrería -dejando en evidencia cualquier video de ASMR-. Con un maletín que nos recuerda a aquellos negros llenos de pinturas que nos regalaban de niños, podemos ver el amplio abanico de herramientas y piezas de las que dispone. Y lo mismo sucede con los planos que se emplean en esta secuencia. La mirada es la clave de la escena, desde la del propio Woody con la que vemos sus entrañas de algodón, hasta planos detalle y primerísimos primeros planos como si pudiéramos ver a través de la triple lupa que utiliza el artesano. Todo esto acompañado de una pegadiza música al compás de los temblores que padece el anciano puntuados por la precisión de sus movimientos con la aguja. Todo un despliegue visual lleno de detalles, un trabajo lento pero sin pausa, porque como dice el abuelete “no hay que correr con el arte”.

    Félix Romero

    Pixar

    Buzz Lightyear vs Buzz Lightyear

    Uno de los momentos más divertidos de la segunda entrega de Toy Story es la escena en que Buzz Lightyear protagoniza, junto con Rex, Sr. Potato, Slinki y Ham, en el gran almacén de juguetes, durante su misión para salvar a Woody. En la tienda Buzz conoce al resto de sus réplicas, todas y cada una metidas en su correspondiente caja.Todas salvo una. Será entonces cuando comienza una divertida persecución por parte del nuevo Buzz al antiguo, quien descubrirá cómo era realmente antes de formar equipo con Woody. Pero si hay otro breve instante de esta escena que vale la pena resaltar es el momento en el que Slinki y Ham encuentran Rex y Sr. Potato y se suben al pequeño coche azul chocándose contra todo lo que está a su alcance. Es muy difícil que estos cuatro personajes juntos no consigan sacarte una sonrisa.

    Ana Lasso

    Pixar

    De la nostalgia a la misión más arriesgada

    Es absolutamente imposible escoger una única escena de la saga más importante de Disney·Pixar, así que aquí van dos (o quizá tres o cuatro) momentos inolvidables. El primero de todos es un tanto polémico, pues no a todo el mundo le gusta especialmente 'Toy Story 2'. Quien diga que no sintió nada escuchando a Jessie cantar la canción en la que la abandonan y la cambian por unos cuántos pintauñas no tiene corazón. Así como es imposible que alguien no se divirtiese y no se sintiese emocionado al conocer el pasado del vaquero y 'El rodeo de Woody'. (¿Recuerdas que además en esa película Woody fue restaurado con una precisión milimétrica?) Decidido. Es un peliculón.

    Tampoco hay que olvidar la arriesgada aventura a la que se someten los soldaditos de Andy para conseguir que el resto de juguetes supiesen el contenido de sus regalos en 'Toy Story'. Dos 'walkie talkies' estratégicamente colocados y un soldado herido en batalla fueron suficientes para preparar la llegada del temido Buzz Lightyear. El astronauta que llegaría para quedarse y para provocar que Andy se olvide de sus sábanas de Woody. Con momentos así... ¿quién no espera con ansia la cuarta entrega de la franquicia? ¡Yo sí!

    Georgina Izuzquiza

    Pixar

    "Hay un amigo en mí"

    Vale, sí. He elegido esta escena como mi favorita de Toy Stoy tan solo por la canción. Pero es que es LA canción. Ese tema que al escucharlo me devuelve directamente a la infancia, y que es tan emblemático dentro de la saga que hace que, al pensar en el título de la cinta de Disney·Pixar, las vocecillas de mi cabeza se pongan rápidamente a tararear. Pero no solo eso, sino que este ‘opening’ de Toy Story es un muy bien preludio de lo que nos vamos a encontrar posteriormente: ese amor incondicional que un niño puede sentir hacia los juguetes que le han acompañado toda la vida, así como el paso tan duro que, a veces, puede suponer renunciar a estos muñecos de manera material, pues significa abandonar una tierna e inocente etapa para dar un paso hacia la madurez. Que, como todos sabemos, no viene exenta de problemas.

    En definitiva, "Hay un amigo en mí", ya sea en su versión original de Randy Newman o en la española, interpretada por Tony Cruz, tiene la fuerza suficiente para que me plantee revisionar la saga de nuevo. Así que, podríamos decir que ese es el motivo de mi elección.

    Marta Romero

    Pixar

    Ken enseña a Barbie su ropero

    La saga de Toy Story está repleta de momentos memorables. Recuerdo bien que cuando se estrenó la primera parte fui al cine, y en lugar de ver la maravilla de Pixar elegí sacar entradas para ver Ace Ventura: Operación África. Gran error: por aquel entonces yo era gran fan de las muecas de Jim Carrey y un adolescente sin demasiado criterio cinematográfico (algunos dirán que el que tengo ahora es aún peor). Sin embargo, considero que la gran obra maestra de la franquicia es la tercera parte, una película que emociona y divierte a partes iguales. Es complicado escoger mi parte favorita de la misma, pero finalmente me decanto por la escena en la que Ken Muestra a Barbie su increíble ropero, lleno de marcas exclusivas y ropa 'vintage', para acabar posando con algunos modelitos delante de la muñeca más popular de la historia de los juguetes. Lástima que Ken resultase estar de parte del malvado oso Lotso, y Barbie acabe rompiéndole gran parte de esa ropa para conseguir sacarle información. He de reconocer que yo también sufriría si perdiese gran parte de una colección así.

    Tomás Andrés

    Pixar

    Toy Story y Olé

    ¿Quién en su sano juicio podría imaginarse al mismísimo Buzz Lightyear bailando flamenco? Pixar es así, y siempre se guarda un as en la manga para dejarnos con la boca abierta como hizo en Toy Stroy 3. El "secuestro" del guardián espacial a manos del malvado Oso Lotso y su reseteo para transformarle en uno de sus secuaces no podía haber tenido un mejor final. Ese momento en el que Buddy y sus amigos, cuando intentan devolverle su forma de ser original, reinician a Buzz en su versión en español es inolvidable. Con la voz de El Cigala -en la copia en castellano- el juguete espacial nos deleita con momentos geniales como cuando intenta conquistar a Jessie, a la que se refiere como "mi florecilla del desierto", con pasos flamencos. Pero, sin duda, la guinda del pastel la pone en los créditos de la cinta, cuando no puede evitar ponerse a bailar, con Jessie, al escuchar la versión más flamenca de 'Hay un amigo en mí'. ¡Y no lo hace nada mal! A mí parecer es el broche final perfecto para animar a los espectadores que se han quedado acongojados después de ver cómo Andy se despide para siempre de los juguetes de su infancia.

    Lorena Vialás

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