Para el mexicano Carlos Reygadas, el cine es una herramienta artística con la que explorar las contradicciones del ser humano. Tras Japón (2001), Batalla en el cielo (2004), Luz silenciosa (2008) y Post Tenebras Lux (2012), estrena ahora Nuestro tiempo, crónica en clave épica y hasta cósmica de la crisis de una pareja.
Nuestro tiempo sigue a Ester y Juan, interpretados por el propio Reygadas y por su mujer, Natalia López. Son una pareja abierta, que vive en un rancho con sus tres hijos, y que queda trastocada cuando ella se enamora de otro hombre; una situación que desata una tormenta emocional, del reproche a la compasión, de la pasión a la posible reconciliación, y que Reygadas filma con una honestidad auténtica. El mexicano visitó nuestro país el pasado abril con motivo de una retrospectiva en Casa México Madrid, y aprovechamos para hablar con él sobre Nuestro tiempo y sobre el estado del cine actual, además del pujante cine mexicano en Hollywood.
¿Cuál es el motivo que te llevó a hacer de la crisis de una pareja el principal tema de tu último trabajo, ‘Nuestro tiempo’?
Carlos Reygadas– Uno de los rasgos definitorios del ser humano es la contradicción. Somos contradictorios y en las parejas esta cuestión se amplifica exponencialmente. Las relaciones de pareja son un campo muy fértil para mostrar la contradicción entre lo que queremos y deseamos y lo que esperamos del otro, espacios donde proyectamos nuestro propio egoísmo. Por este motivo, la pareja y sus problemas suelen ser el tema principal de mis películas.
En la crisis de pareja que se narra en ‘Nuestro tiempo’, Juan aparece como un macho desarmado, al tiempo que Ester se va viendo como una mujer en proceso de liberación.
Carlos Reygadas– La verdad es que no comparto la idea de que Juan es un macho como tampoco la idea de emancipación de Ester. En toda relación humana, de dos o de tres, de lo que sea, surgen conflictos y en distintos niveles: uno a veces es más controlador, a veces más dominante, a veces sucede lo inverso y veces ninguno lo es… Creo que esto se da por igual en hombres como en mujeres.
¿Te molestan este tipo de preguntas o lecturas sobre tus películas?
Carlos Reygadas– Las películas son vasijas que cada uno llena de contenido. Mi cine no es unidireccional y permite, con ello, muchas interpretaciones, aunque este tipo de lecturas sobre los roles creo que son más bien políticas. Hay feministas que me ha felicitado porque consideran Nuestro tiempo una reivindicación feminista, porque ven el rol de la mujer muy importante, en un plano de igualdad con el hombre, y porque el hombre aquí es el tonto… Pero no sé, tampoco creo que solo por estos motivos las mujeres vayan a ser mejores que los hombres. Quiero decir, para mí todo se trata de una cuestión de humanidad y no de articulación de roles. Es cierto que Juan es antipático, controlador y mandón, pero son emociones y rasgos puramente humanos, defectos que son indiferentes a las cuestiones del género. No soy partidario de esas visiones reduccionistas, porque me parecen absurdas. Entiendo que se hagan estas lecturas, pero preferiría que no surgieran de manera automática.
En ‘Nuestro tiempo’ conjugas planos muy amplios y panorámicas, que tratan de captar al máximo los espacios, y al mismo tiempo es una película muy materialista, que habla del aquí y del ahora.
Carlos Reygadas– Es el resultado de una metodología. No entiendo el cine como un aparato ilustrador de literatura, es decir, como una herramienta para narrar una historia, sino una herramienta que tiene que ver con la presencia y con el tiempo, con algo cuya función va más allá de contar historias y que tiene que ver mucho más con la fotografía, la pintura o la música, donde de lo que se trata es de la presencia y no de la representación. Entiendo el cine como una forma de filosofía con la que nos interrogamos sobre nuestra presencia en el mundo.
La gente siempre piensa que el tiempo en el cine se trabaja mediante el montaje y yo no estoy de acuerdo. Para mí viene de la cámara. No vas a poder acelerar una película con tomas muy lentas como tampoco reducir el tempo de una película que tiene planos muy cortos.
El trabajo de la cámara es básico en ‘Nuestro tiempo’: las tomas largas, dilatadas…
Carlos Reygadas– Estructurar el tiempo o lo temporal de una película pasa primero por la puesta en cámara y la toma en sí misma. La gente siempre piensa que el tiempo en el cine se trabaja mediante el montaje y yo no estoy de acuerdo. Para mí viene de la cámara. No vas a poder acelerar una película con tomas muy lentas como tampoco reducir el tempo de una película que tiene planos muy cortos. El montaje se hace en cámara. Obviamente, en la sala de edición puedes afinarla pero no puedes pretender encontrar la película si no la has filmado previamente. Creo que, por ejemplo, esa es una de las carencias del cine de Terrence Malick, desde mi punto de vista. En la sala de montaje pone música muy bonita, pone una buena voz en off, los planos son bonitos, pero si te das cuenta, tiene algo de videoclip. Y no lo digo como algo peyorativo, pero si lo ves en silencio no puedes entender nada, porque los planos en sí no tienen significación.
Insistes en que ‘Nuestro tiempo’ no es una autoficción, pero trabajas con tu familia. Con tu esposa, Natalia López, con y tus hijos. Quería preguntarte cómo ha sido ese proceso, dado que es una película muy intensa.
Carlos Reygadas– La gente asume que lo que sucede en Nuestro tiempo es mi vida y que lo que estamos viendo es real. De hecho, hay gente incluso que me ha dicho que la película es una terapia de pareja pública o que el rancho de la película ¡es mi casa! Mis películas son lo contrario a la autoficción y mi trabajo con mi familia, que es lo que tengo a mano, tiene que ver más con rechazar un proceso industrial del cine. También rechazo de manera decidida todo lo que tiene que ver con el tema del método, con eso de meterte en el personaje. Obviamente, todo lo que escribo de alguna manera es autobiográfico, aunque no de ese tipo de autobiografía. Para hacer fantasía necesitas de la realidad, del mismo modo que para ser periodista es necesaria la imaginación. Por ejemplo, sí podría decir de Luz silenciosa, que sucede en una comunidad menonita, que está basada en hechos reales. Así que, siento decepcionaros, pero el rodaje con mi familia fue estupendo y nos partimos de risa.
Mis películas son lo contrario a la autoficción. La gente asume que lo que sucede en 'Nuestro tiempo' es mi vida y que lo que estamos viendo es real. De hecho, hay gente incluso que me ha dicho que la película es una terapia de pareja pública o que el rancho de la película ¡es mi casa!
Hablas de ‘Luz silenciosa’ (2008) y ‘Nuestro tiempo’ me recordaba mucho a esa película. Aquí, no obstante, el relato es más oscuro, comenzando con que muchas de las escenas son en interior, poco iluminadas, algunas nocturnas.
Carlos Reygadas– De manera inconsciente, probablemente estén vinculadas. Creo que mis películas hablan de diferentes grados de los conflictos del ser humano y creo que Luz silenciosa está en la infancia del conflicto, en ese periodo antes de la complicación. Por el contrario, esta es mucho más compleja en relación a la contradicción del ser humano. También es cierto que la vida en libertad es mucho mas complicada que la vida sujeta reglas, y por lo tanto hay más oscuridad. Pero, en mi opinión, en Nuestro tiempo puedes sentir una luz subyacente muy fuerte. Hay una luz humana, empujando a los personajes, incluso cuando fallan o siendo nefastos. A pesar de por todo lo que pasan, tratan de ser mejores y creo que solventarán la crisis y volverán a ser felices juntos. Pero sí siento que hay sombra. No pensé en hacerla así de manera consciente, pero es cierto que hay poca luz en la película: en la casa las bombillas apenas iluminan y hay tonos apagados y penumbra.
Han pasado más de 10 años desde ‘Luz silenciosa’ y has rodado solo dos películas. Eres uno de los nombres clave del cine de autor mexicano y sueles participar en los festivales más importantes con tus películas. ¿Qué ha cambiado desde entonces en el panorama del cine independiente y de autor?
Carlos Reygadas– Se han hecho muchas cosas, muchas de manera positiva, y ahora hay mucha producción en México. Y es una producción libre, poco reglamentada y apenas burocratizada. En este sentido, cuando hay diversidad genuina empieza a surgir la calidad. No obstante, es difícil mantenerte al margen del cine actual de entretenimiento, que está pensado para puedas seguir autoexplotándote. El cine que yo hago, o el cine que hacen otros y otras cineastas más personales, está perdiendo espectadores y tiene cada vez menos espacio en los festivales, en las salas y en la crítica. Se habla de la dicotomía entre cine y series, plataformas y salas, pero yo creo que el gran problema del cine actual es la homogeneización del gusto.
¿No crees que está sucediendo lo contrario? En Hollywood están cambiando cosas y la hegemonía anglosajona se está tambaleando con la incorporación de nuevos agentes: cineastas afroamericanos, latinos, mexicanos como Cuarón o Del Toro.
Carlos Reygadas– Sí y no. Es como decir que los alemanes tomaron Hollywood cuando emigraron con el auge del nazismo en Europa. Más bien sucedió lo contrario: Hollywood se aprovechó de ellos y recibió una transfusión de sangre y de talento. Lo que está pasando es que los códigos de Hollywood se están enriqueciendo. O variando. Pero para nada se están poniendo en cuestión.