Inolvidable en Ojos sin rostro (1960), del mítico cineasta francés Georges Franju, y en Holy Motors (2012), de Léos Carax, la actriz Edith Scob ha fallecido hoy en Francia a los 81 años, tal y como han informado medios franceses. Deja tras de sí un legado interpretativo diverso y nada convencional, asociado sobre todo a sus colaboraciones con Franju y Carax.
Nacida en París en octubre de 1937 en el seno de una familia protestante, Edith Scob era una joven estudiante de literatura y aspirante a actriz cuando se cruza en su camino Georges Franju, fundador junto a Jean Mitry y Paul-Auguste Harl de la Cinémathèque Française. El cineasta, con una larga trayectoria como cortometrajista a sus espaldas, le ofrece un papel en su ópera prima La cabeza contra la pared (1959). Será un encuentro decisivo, ya que al año siguiente Franju firma su película más aclamada, Ojos sin rostro, que marcará de manera indeleble ambas carreras: Scob, quien interpreta en este clásico del fantástico europeo a Christiane Genessier, una joven cuya cara desfigurada es el campo de experimentación de su padre cirujano, se convertiría en un icono del género mientras que Franju lograría una cumbre cinematográfica, con una secuencia de transplante de rostro que aún hoy sacude al espectador contemporáneo.
Scob y Franju volverían a trabajar juntos en Thérèse Desqueyroux (1962), Judex (1963), el homenaje de Franju al folletín de Louis Feuillade, y Thomas, l'imposteur (1965). Pero Franju no sería el único gran cineasta rendido a la peculiar y magnética presencia de Scob. La actriz trabajó también con Luis Buñuel en La vía láctea (1969), en la que interpreta a la Virgen María; con el chileno Raúl Ruiz en El tiempo recobrado (1999) y en La comedia de la inocencia (2000); y con el portugués Pedro Costa en Casa de lava (1999); además de participar como secundaria en grandes producciones de aventuras del cine galo: El pacto de los lobos, Vidocq, etc.
En la primera década del siglo XXI destacan sus participaciones en Las horas del verano (2007), de Olivier Assayas; en El porvenir (2016), de Mia Hansen Love; o en la celebrada Holy Motors (2012), segunda colaboración con Léos Carax tras Los amantes de Pont-Neuf (1991) en la que interpreta a una carismática chófer de limusinas, con un guiño a Ojos sin rostro incluido.