Formar parte de la saga Star Wars debe ser una de las experiencias más galácticas que puede tener un actor. Aunque no sean muy conocidos o tengan un papel más secundario, en cuanto aparecen en pantalla se les abre todo un mundo de ofertas laborales e, incluso, pueden conseguir su pequeña legión de fans. Sin embargo, enfrentarse a esto supone mucha presión y estrés y algo así es lo que le pasó a Daisy Ridley.
La actriz ha revelado en un episodio del podcast Happy Confused Sad, según recoge CinemaBlend, que la primera etapa de la grabación de El despertar de la Fuerza fue demasiado para ella y se pensó muy seriamente abandonarlo.
Era bastante horrible. Daba mucho miedo. Me sentía enferma y aún no conocía a nadie. Me lleva mucho tiempo entablar relaciones. Recuerdo estar en el 'speeder' y había mucha gente ahí, alguien estaba sujetando un paraguas sobre mí y yo pensaba: 'Ah, ¿hay alguien sujetándote un paraguas? OK'. Recuerdo pensar: 'No puedo hacerlo'. Pensaba que no podía, que no estaba bien
A pesar de sus dudas, el rodaje ya había comenzando y había poco que pudiese hacer, más que seguir adelante. Poco a poco fue adaptándose a la experiencia y cuando comenzó a conectar con JJ Abrams sus preocupaciones se disiparon. Aún así, cuando llegó el momento de hacer promoción junto a la prensa, no terminaba de creerse que fuese ella la protagonista de la nueva película de La Guerra de las Galaxias y tardó un poco más en darse cuenta.
"Incluso mi madre, en la premiere, me dijo: 'Estoy nerviosa, pero debe haber alguna razón por la que te han contratado'. Gracias mamá. [Esa sensación] continúa contigo, pero ya me siento más segura", asegura Ridley.
Daisy Ridley volverá a ser Rey una última vez en Star Wars: El ascenso de Skywalker, filme que llega a cines el 20 de diciembre.