Spider-Man: Lejos de casa ha llegado a las salas de cine colocándose entre lo más visto del fin de semana. La nueva historia de Peter Parker ha pasado los 500 millones de dólares recaudados en todo el mundo y tanto público como crítica coinciden en darle una gran valoración -casi llega al 100% en Rotten Tomatoes-. La cinta tiene un tono muy original y algunas de sus escenas han llamado la atención.
El medio CBR ha hecho un interesante reportaje donde señala cómo la influencia del género de terror en el director, Jon Watts, ha terminado creando la cinta más terrorífica del Universo Cinematográfico de Marvel -a ver, entre comillas, está claro que no va a asustar ni al más sensible de los espectadores, pero algunas escenas sí consiguen crear suspense-.
Su primer largometraje fue Clown, un 'slasher' sobre un traje de payaso maldito producido por Eli Roth. Y, tras realizar Coche policial en 2015, llegó el turno de sumergirse en el UCM con Spider-Man: Homecoming. Esta primera parte no estaba tan influenciada por su pasado, pero la continuación, Lejos de casa, sí tiene algunas escenas que beben del género. Mysterio, a través de los drones, puede crear ilusiones para confundir a sus víctimas, lo que da la oportunidad al cineasta de demostrar sus habilidades para el suspense.
Es algo que se ve cuando Peter llega a Berlín y se encuentra con Nick Furia. Este es disparado por sorpresa, lo que da la oportunidad al villano de torturar al joven, creando una gran secuencia alucinógena. Las influencias también se ven cuando Quentin Beck deja caer a MJ al vacío o cuando Parker está rodeado de espejos. Pero, sobre todo, se aprecia cuando un Iron Man zombificado sale de su tumba, un elemento puro de clásicos del cine de terror.
Como señala dicho artículo, Jon Watts no es el primer director que cambia tan radicalmente de géneros. Ya lo hizo Sam Raimi (Posesión infernal) y su saga del Hombre Araña, Scott Derrickson (Sinister) con Doctor Strange o James Wan (Saw, Expediente Warren), realizador de Aquaman.