Con La virgen de agosto, Jonás Trueba nos presenta a su primer gran personaje femenino del universo de Los ilusos. Se trata de Eva, interpretada por Itsaso Arana, también guionista de la película, una joven de treinta y tres años que opta por quedarse durante el mes de agosto en la ciudad, en una decisión que parece muy trivial pero que será al mismo tiempo un viaje de autodescubrimiento.
La cinta fue reconocida con una mención especial del jurado y con el premio de la crítica internacional Fipresci en la 54ª edición del Festival de Karlovy Vary, celebrado en la ciudad checa entre los pasados 28 de junio y 6 de julio de 2019; y llega el jueves 15 de agosto a las salas españolas. Sobre su nueva película, desde los detalles del rodaje a cuestiones más trascendentales, hemos podido conversar con Jonás Trueba e Itsaso Arana, en una distendida entrevista que podéis leer a continuación.
De un tiempo a esta parte son muchos quienes dicen que en agosto en Madrid no se está tan mal. ¿Es una idea que queríais defender en ‘La virgen de agosto’?
Jonás Trueba- Esa tesis hay que defenderla, es verdad. Yo no defendería, por otra parte, que el calor en Madrid es maravilloso, que es genial estar en una ciudad sin mar, con asfalto y con el sol arranciando a lo bestia… Al final eso es horrible, está claro. Pero sí creo que agosto es un momento de profundización, casi de tiempo de excepción, al hilo de lo que dice el personaje de Eva en la película, que en agosto puedes ser más perfeccionista porque no se te exige tanto. Ahora que está todo tan sobreexpuesto y es todo tan invasivo, agosto quizá sea el único mes de relajación real, de menos presión hacia uno mismo. Puede ser un momento para el hedonismo, pero también para reflexionar y replantearte cosas. También es un momento en que te encuentras con más gente, tienes conversaciones más largas, más filosóficas incluso, porque hay más escucha y diálogo.
La protagonista de ‘La virgen de agosto’ es el gran primer personaje femenino de tus películas. Imagino que la colaboración con Itsaso en el guion es determinante. ¿Cómo se ha fraguado esta colaboración y cómo ha nacido este personaje?
Itsaso Arana- La experiencia de La reconquista fue muy hermosa y estaba esa voluntad de querer trabajar juntos, porque nos habíamos quedado con ganas. Ha sido una colaboración que surgió de manera muy natural y el guion ha sido una consecuencia de tener vivencias juntos y de muchas conversaciones. Nada fatigoso o difícil, sino muy orgánico. Con Eva, no hemos querido hacer un personaje femenino de manera intencionada o hablar de temas como la feminidad, pero estas tratando de hacer un retrato de un momento vital y evidentemente hay temas que están ahí, que se despliegan y con los que te comprometes: la maternidad, el amor, las amigas que sientes que abandonas, el querer conocer gente nueva, el estar en un duelo con una ex pareja… Lo femenino ha salido porque hemos tratamos de ser honestos.
Jonás Trueba- En mi caso, mi inspiración a la hora de hacer películas es poder trabajar con ciertos actores. Casi siempre es así. Como en La reconquista, una película que partía de mi voluntad de trabajar con Itsaso y con Candela Recio, que habían coincidido en La tristura con una obra que me encantaba, Materia prima. Tras finalizar esa película, seguía teniendo muchas ganas de trabajar con Itsaso, porque me di cuenta, por el tipo de diálogo que mantuvimos durante esa película, que es alguien con quien podía trabajar y escribir un guion porque nos entendíamos muy bien y había una sensibilidad muy afín. Así que empezamos a hablar de la idea del verano, del agosto en Madrid, y teníamos curiosidad por si podíamos hacer una película construida a partir de esas sensaciones y del verano en la ciudad.
Itsaso Arana- También es cierto que tanto yo como otras compañeras del equipo femenino de Los ilusos teníamos muchas ganas de un “mujer ilusa”, de ver un retrato femenino incrustado en este mundo.
Jonás Trueba- Creo que en mis otras dos anteriores películas la idea de una mujer protagonista estaba acechándome, muy humildemente, más bien torpemente. En Los exiliados románticos y en La reconquista, tenía un afán de aproximarme al protagonismo femenino. Aunque la primera era una cinta muy masculina, siempre la he pensado en clave de las mujeres que están frente a ellos. Y La reconquista empieza con un primer plano de Itsaso, a pesar de que es una película dual. Pero, de repente ahora, al estar con ella, al encontrar esta afinidad, me he sentido capaz de dar ese paso que seguramente yo solo no me atrevería a dar. Me hacía muy feliz poder pensar que me siento seguro al hacer una película atravesada por una mujer en todos los planos. Por otra parte, ha sido muy bonito escribir con ella y seguir escribiendo con ella durante el rodaje. No solo me daba tranquilidad y era una ventaja, sino que también era una gozada poder estar rodando casi como telepáticamente, porque sabía que ella entendía la película igual o casi más que yo porque estaba dentro viviéndola.
Con Eva, no hemos querido hacer un personaje femenino de manera intencionada o hablar de temas como la feminidad, pero estas tratando de hacer un retrato de un momento vital y evidentemente hay temas que están ahí, que se despliegan y con los que te comprometes: la maternidad, el amor, las amigas que sientes que abandonas, el querer conocer gente nueva, el estar en un duelo con una ex pareja...
¿Cuánto hay de retoques o improvisación del guion durante el rodaje de ‘La virgen de agosto’?
Itsaso Arana- Voy a decir el tópico que se dice siempre, que los guiones están abiertos, pero creo que en este caso ha sido verdaderamente así, tanto que a veces el propio equipo se asustaba un poco. Yo creo que todos estábamos todos asustados, pero estar abierto a que pasaran cosas era casi como un mandato personal, casi el mandato que se hace Eva en la película, lo de estar más abierto, ser más espontáneo y más libre, y no estar tratando de controlar la vida. Claro que el tipo de rodaje te lo permitía, pero hicimos como todo lo posible para que la vida se colara sí o sí en la película. Y eso tiene sus peligros, pero era también la parte bonita.
Jonás Trueba-Cuando voy a trabajar al rodaje, voy predispuesto con el mismo espíritu y la misma filosofía que quiero que transmita la película. La virgen de agosto va sobre estar abierto y sobre las posibilidades, y yo como director intentaba ir al rodaje abierto a todas las posibilidades. Es verdad que eso, por momentos, daba vértigo, pero teníamos una estructura que nos amparaba bastante: construir la película en quince días. A pesar de eso, había días en que gente del equipo, como mi ayudante Lorena, me preguntaba “Y, entonces, el día 12, ¿qué pasa? ¿Y en el 14?”.
De todos modos, imagino que el rodaje estaba condicionado por el calendario de las verbenas madrileñas.
Jonás Trueba- Totalmente. La película se rodó en veinte días y piensa que es una ficción que sucede a lo largo de quince días. Así que es casi cronológica y, en la medida de lo posible la rodamos así. Para mí, La virgen de agosto ha tenido dos retos: estar muy abierto a las posibilidades dentro de esa estructura tan esclava, porque teníamos que trabajar al merced de la realidad de las verbenas.
Itsaso Arana- La forma de rodar “ilusa” es muy rock n’roll. Tú vas al set y ese día tienes que sacarlo y lo sacas milagrosamente. Porque el propio pulso de la película no va de hacer la toma perfecta ni las cosas perfectas, sino de vivirlas de la forma más auténtica posible, y la autenticidad en la vida siempre es un poco imperfecta. Evidentemente, íbamos todos con las cosas muy claras, porque cuando estas con las cosas tan abiertas tienes que tener dentro de ti algo muy claro.
Jonás Trueba- Eso era fundamental: tener claro el espíritu de la película. Y creo que Itsaso lo defiende siempre en cada plano.
Itsaso Arana- Pero ese espíritu era a su vez algo muy intangible. Muchas veces nos preguntábamos: ¿qué está pasando en esta película?
Jonás Trueba- Sí, era todo muy frágil.
Itsaso Arana- Cada vez que dice alguien que le ha gustado…
Jonás Trueba-¡Nos asombra!
Itsaso Arana- Y es un alivio bonito ver que te han entendido.
Teníamos claro que íbamos a rodar las verbenas y las fiestas sin tener que cortar una calle. Había un permiso siempre, pero nos insertábamos en esos ambientes con mucha naturalidad y con la voluntad de no trastocar ni molestar, de estar ahí, quedarnos tranquilos y que la gente se acostumbrara a la cámara. Que la vida continuase.
Al estar rodando en tan poco tiempo y con tan poco margen, y casi siempre en la calle, ¿habéis contado con el mismo equipo de rodaje o habéis reducido el número? En algunas escenas, como la de los conciertos, las tomas son tan íntimas que parece que seáis dos o tres rodando.
Jonás Trueba- El equipo ha sido el mismo, pero en determinadas situaciones de rodaje se reduce o incrementa, como en las tomas de los conciertos, que éramos cuatro personas.
Itsaso Arana- ¡Igual había más! [Risas] Porque Los ilusos son un poco silenciosos, como si fueran samuráis.
Jonás Trueba-Es verdad que rodar en la calle era una dificultad nueva: estar pendiente de fondos, de movidas, de la calle. Teníamos claro que íbamos a rodar las verbenas y las fiestas sin tener que cortar una calle. Había un permiso siempre, pero nos insertábamos en esos ambientes con mucha naturalidad y con la voluntad de no trastocar ni molestar, de estar ahí, quedarnos tranquilos y que la gente se acostumbrara a la cámara. Que la vida continuase. Es muy importante que eso se perciba en la película: por un lado, la supuesta ficción; y, por el otro, que al mismo tiempo está la vida real pasando. Y que se imbriquen. A menudo tendemos a hacer el estúpido cuando vemos una cámara y, sin embargo, me sorprendió el gran respeto que sentimos. En La virgen de agosto me gusta cuando pasa gente y ves que mira a cámara, porque lo hacen bien, pasan de largo de manera muy elegante, Lo hacen, como decía [Éric] Rohmer, sin violentar la película.
Itsaso Arana- Y te recuerdan que estás viendo una película.
La película es muy sutil, repleta de detalles que van cobrando sentido a medida que avanza. Me parece muy emocionante que Eva esté siempre con los ojos húmedos y temblorosos constantemente, como si estuviera a punto de llorar.
Itsaso Arana- Me parecía importante explicar que Eva es un personaje que está en la intemperie, en un estado de hipersensiblidad. Es una tía que está bastante sola y perdida, aunque sea de manera voluntaria, atreviéndose a atreverme a estar perdida esos días para ver quién es. Si te pones en su lugar, más unido a todo lo hormonal que se despliega, yo creo que llega un momento en que estás tratando de ver señales en las cosas, si hay algún sentido o certeza.
Jonás Trueba- Yo también creo que La virgen de agosto va de ver señales. Y creo que es algo que viene con el verano, una especie de mística y de magia a la que Eva se entrega y a la que la película se entrega también con ella.
¿Hay una apuesta más iconográfica en ‘La virgen de agosto’ que en tus otros filmes.?
Jonás Trueba- Creo que se trata de rimas que aparecen de una manera muy espontanea, que nos vamos más encontrando. Entiendo cada vez más el cine como una cuestión de fe. Creo en el Dios del cine y es algo que repito en broma a mis alumnos. Porque cuando estas haciendo una película, de alguna manera rezando, pidiendo que suceden cosas, buscando apariciones. A veces pienso que hacemos una especie de cine-ouija…
Itsaso Arana- ¡La primera vez que me dijo esto me asusté! [Risas] Pero es cierto, porque lo estoy comprobando: las películas hacen que te ocurran cosas.
Jonás Trueba- ¡Totalmente! Siempre me preguntan si mi cine es autobiográfico, y respondo que sí, que, en general, más bien es autobiográfico pero a posteriori. Las películas son una manera de aproximarte a las cosas, de convocarlas y de hacer que sucedan. En fin, todas estas vueltas para decirte que hay momentos e imágenes, como la imagen del poster de la luna detrás de ella, que surgen por absoluta casualidad. Estas cosas pasan mucho en los rodajes, por lo menos a nosotros nos pasa, y cuando suceden tienes esta sensación de comulgar.
Siempre me preguntan si mi cine es autobiográfico, y respondo que sí, que, en general, más bien es autobiográfico pero a posteriori. Las películas son una manera de aproximarte a las cosas, de convocarlas y de hacer que sucedan.
¿Como si fuera algo epifánico?
Jonás Trueba- En casi todas las películas tengo alguna de esas epifanías y a veces me da hasta vergüenza contarlas. Quizá no habría ni que decirlo pero creo que es importante esa cualidad del cine. Al menos es muy importante para mí, o cuando haces este tipo de cine en el que te expones mucho, en el que estás en esa especie de intemperie como en la que está el personaje de La virgen de agosto. Tú también estás ahí como cineasta, y todo tu equipo.
Itsaso Arana- Creo que en La virgen de agosto tampoco había una voluntad simbólica, de amor por lo simbólico, pero el carácter un poco místico y un poco de búsqueda de fe que tiene la película, aunque sea de una manera ligera o divertida, o a través de la vida cotidiana, permitía que hubiera una especie de constelación de casualidades.
Jonás Trueba- El cine tiene mucho que ver con creer o no creer. Y es el gran problema del cine moderno, del cine contemporáneo, con respecto a los espectadores, que cada vez somos más listillos, más cínicos y cada vez creemos menos. Y entonces pienso que he de hacer un tipo de película que ponga al espectador siempre en esa tesitura, en la necesidad de creer.
Hablas de creer en el cine y en las imágenes, y aparece la referencia inevitable de Jean-Luc Godard. Hay un momento en ‘La virgen de agosto’ que me ha llevado de manera directa a ‘Yo te saludo, María’.
Jonás Trueba- Una amiga que también ha visto la película me hizo notar esa referencia y, reconozco que fue decírmelo y pensé “efectivamente”. Pero también te diré que es algo que no había pensado. Me sucedió con Los exiliados románticos, que nos decían que era muy rohmeriana porque se rodó en Annecy, donde Rohmer filmó La rodilla de Clara, pero el caso es que fuimos allá porque un amigo de producción estaba enamorado de una chica que paraba por allí. Con esto quiero decir que lo increíble de estos cineastas que van apareciendo, Godard, Rohmer, o [Roberto] Rossellini, de repente se colocan casi porque sí y no de manera forzada. No sé si es bueno o no contarlo, porque lo normal sería pensar que lo hemos premeditado, pero en honor a la verdad y a la honestidad he de decir que no.
Por último, quería preguntaros por el Madrid de ‘La virgen de agosto’. Por una parte, esta idea de Eva como una mujer icónica del Madrid del siglo XXI, y por la otra, por la visión de la ciudad que queríais mostrar.
Itsaso Arana- Me encanta que digas que es un icono, porque es verdad que tiene algo de icónica. Al menos en el póster sale así. Es un compendio de todas las mujeres, aunque sea algo difícil afirmar una cosa así. Eva ha sido una construcción de todo el “equipo Iluso”, que trabaja de una manera muy fina, y ha habido mucho de eso con Laura Renaud en materia de vestuario. Eva es un personaje como muy anacrónico, que no acaba de estar preparada para el verano pero nunca dice que tenga calor. Es un personaje muy bondadoso, que intenta no quejarse… Hay varias cosas que hacen que sea una especie de marcianita, como si fuera unos centímetros por encima del suelo. No sabes muy bien de dónde ha salido. De hecho, en la película se le pregunta varias veces de dónde ha salido.
Madrid es una ciudad que te permite vivir aventuras sin salir de ella, y yo creo que la película es una película de aventuras sin salir de Madrid.
Jonás Trueba- Desde luego que con otra actriz no sé si me hubiera atrevido a hacer o al menos llamar la película La virgen de agosto. Pero Itsaso tiene una palidez en la piel, una serie de elementos de ella, incluso de su propia personalidad, de cómo es, de cómo se comporta con la gente, que a mí me inspira más eso.
Itsaso Arana- En cuanto al tema de Madrid, creo que la película habla de una atmosfera, de un carácter de la gente, una luz que si estás un poco atenta lo puedes percibir. Una especie de solidaridad. Porque Madrid es una ciudad acogedora. Es una ciudad donde puedes empezar el día en un sitio y no sabes dónde va acabar. Es una ciudad que te permite vivir aventuras sin salir de ella, y yo creo que la película es una película de aventuras sin salir de Madrid.
Jonás Trueba- Madrid es una ciudad difícil de explicar para un turista a simple vista. Cuando veo pasar los buses turísticos, sufro un poco como madrileño porque pienso ¡pobres, estarán decepcionándose! Lo que se ve de Madrid desde un bus turístico no es nada evidente. Y por eso quisimos también empezar la aventura por ahí para luego llegar adonde mejor creemos que se explica mejor la ciudad, que es a través de los encuentros. Es una ciudad de vericuetos y conversaciones, entendidas como la manera de mejorar y de llegar a otro lugar. Madrid es un lugar que se presta mucho a eso.
Itsaso Arana- Y probablemente por aquello de que casi nadie es de Madrid.